Desaparecidos

Un testigo y el entorno de la víctima son las vías de investigación en el ‘caso Malén’ 8 años después

Malén Ortiz
Malén Zoe Ortiz.
  • Luis Miguel Montero/ Alfonso Egea

La Guardia Civil sigue dos vías de investigación en la desaparición de Malén Zoe Ortiz, ocurrida hace ocho años. Una de ellas contempla el testimonio de un testigo que podría haberla visto fuera de la isla de Mallorca, donde desapareció el 2 de diciembre de 2013. En concreto ha sido en la localidad alicantina de Orihuela, aunque esa pista no parece muy sólida. Su paradero continúa siendo un misterio para su familia, que no pierde la esperanza y espera encontrar alguna pista fiable sobre lo que ocurrió a la joven aquel día, mientras su entorno más cercano sigue bajo la lupa de los investigadores, única vía que parece continuar realmente abierta.

Aquel 2 de diciembre de 2013 parecía un día normal para Malén Ortiz, de 15 años. Un lunes como otro cualquiera, se vistió, salió de casa de su padre Alejandro con el que vivía y tomó el autobús para ir al instituto. Allí estuvo todo el día y regresó poco antes de las cuatro de la tarde. Se bajó del autobús y ahí se perdió su rastro. Han pasado ya ocho años y su madre Natalia Rodríguez con quien ha hablado OKDIARIO todavía mantiene viva la esperanza.

Eran las 15 horas y 51 minutos del 2 de diciembre de 2013. Dos cámaras de seguridad son las que guardan las claves de la desaparición de la menor. Una de ellas estaba instalada en un vivero de Calviá, en Mallorca. A eso de las tres de la tarde Malén había salido de su instituto y llamó a su novio Daniel para decirle que iba a comer con él a su casa. Intentó hacer lo mismo con Alejandro, su padre, pero no pudo dar con él, así que le dejó recado a una empleada de su empresa. La joven subió a un autobús rumbo a Son Ferrer pero al parecer se pasó de parada y tuvo que apearse después.

Ese detalle es mucho más importante de lo que parece, ya que a juicio de los investigadores el hecho de que Malén alterara sus planes de manera accidental descarta que alguien planeara hacerla desaparecer y que su encuentro con quien la secuestró fuera absolutamente casual. Los agentes que durante años han estado trabajando en el caso creen que Malén se encontró de manera inesperada con alguien o que bien ya conocía o que bien le inspiró la suficiente confianza para que subiese a un automóvil con él o ella.

Última imagen, a las 15:51

Sea lo que sea lo que sucedió aquella tarde pasó entre esa cámara del vivero que sí grabó a Malén a las 15:51 horas y la siguiente cámara instalada en una gasolinera cercana, que no recogió su imagen. En ese breve lapso de espacio y tiempo alguien se llevó Malén, seguramente a bordo de un vehículo. A partir de ahí el misterio y el dolor, porque una isla se tragó literalmente a una chica de 15 años, su mochila y su patinete verde flúor.

Como no podía ser de otra manera la Guardia Civil ha investigado en profundidad todo el entorno de la chica desaparecida. Ha colocado en el centro de sus pesquisas a su novio, a sus amigos, a su familia… Nada de nada con nadie. Ni rastro.

De hecho, el caso ya ha trascendido las competencias de la comandancia de la Guardia Civil de las Islas Baleares y diferentes secciones de la Guardia Civil han intervenido en la investigación. Una de las más llamativas fue la Sección de Análisis del Comportamiento Delictivo, encargados de desgranar al máximo las personalidades de todas las personas implicadas en el caso. Las conclusiones son confidenciales, pero según ha podido confirmar OKDIARIO, «como es lógico las hipótesis con las que nosotros trabajamos en el caso, pueden no gustarle a la familia». Por eso esta vía, ocho años después, es la única que continúa abierta y tiene cierto recorrido todavía.

Durante las primeras horas de la desaparición de Malén la Guardia Civil no descartó la clásica fuga de una adolescente. Unos días después su rostro y descripción comenzaron a publicarse en los carteles de SOSDesaparecidos: “Chaqueta vaquera, mochila, camisa de cuadros, pantalones rotos, y zapatillas rosas. Buscan a una niña de 15 años desaparecida en Magaluf, Mallorca”.

«Cuando salió del instituto cogió el autobús de vuelta, se bajó en la parada de casa y se dio cuenta de que no tenía llaves», cuenta Natalia, que ha dibujado esta escena en su cabeza cientos de veces. «Entonces, decide ir a comer a casa de su novio, Dani. Un chico con el que salía desde hacía unos meses. Intenta avisar a su padre, que no le puede coger el teléfono, y le dice a la secretaria que se lo diga, mientras va de camino a casa de Dani. Se bajó del autobús en la Rotonda de los Piratas para continuar en patinete hasta Son Ferrer, donde vive este chico”. Nunca llegó a encontrarse con él.

En la ruta que traza Malén en su inseparable monopatín verde flúor se encontraría con, al menos, tres cámaras de seguridad. «Es una zona transitada, con coches, personas. Una cámara capta a Malén a las 15:51 horas, es la situada en un vivero de Sa Porrassa. Esa es la imagen que ofrece OKDIARIO en este reportaje. Un poco más adelante está la de la gasolinera, pero tiene muy poca calidad, no se ve nada, y en la siguiente, que sí que sería, digamos, la buena, ya no sale Malén. «Mi hija desaparece en poco más de 500 metros», explica Natalia.

El lapso de tiempo clave

Bruno, su hermano, que curiosamente iba en sentido contrario aquel día, pasa por la misma cámara que graba a Malén a las 16:09 horas, es decir, 18 minutos después. Él venía del punto al que se dirigía ella, pero no se cruzaron, cuando deberían haber coincidido en el espacio/tiempo.

En ese sitio y en ese tramo, en ese lapso de tiempo, apenas 18 minutos, está la clave de lo que le pasó a Malén.

Dieciocho minutos misteriosos y un tramo, 500 metros, que los investigadores no han dejado de recorrer y estudiar. Llevan cerca de ocho años encima de ello y no han arrojado ni arrojarán nunca la toalla. Policía Judicial, miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), helicópteros, perros de la Unidad Cinológica… En total son cientos los agentes de diferentes unidades de la Guardia Civil los que han participado en la investigación. Una decena de sospechosos han estado en el punto de mira. Pero nada, absolutamente nada, ha llevado a dar con el paradero de Malén.

La Guardia Civil también analizó los perfiles de la joven en redes sociales pero chocaron con el muro de Facebook. Sin claves, cortado todo tipo de acceso, no pudieron entrar a la zona privada de la adolescente. «Hace seis años pedimos la apertura del Messenger de Malén, y siguen sin contestar a la comisión rogatoria”. La falta de colaboración de Facebook supuso una zancadilla a la investigación. Un investigación que sigue abierta, policialmente, con un sumario que aglutina ya 30.000 folios.

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