Hubo tiempos m�s civilizados en los que los divorcios se resolv�an de puertas para adentro, en los despachos de los abogados. Por supuesto, todo era a cara de perro, sin perdonar ni un euro, pero a la vez sin airear excesivamente la ropa sucia, no fuera que se adhiriera un mal olor persistente a la buena reputaci�n, que hab�a que salvaguardar a toda costa. Pero como estamos viendo �ltimamente, las maneras amistosas de cortar, el tener buen rollo con el/la ex y no hacer del despecho una guerra nuclear -ni Putin se atreve a tanto, f�jense- son cosas pasadas de moda, sobre todo porque a tenor de los resultados, parece claro que un divorcio ya no es la puerta a otro amor, sino una excusa para hacer otro negocio y una invitaci�n a la venganza, en plato fr�o a poder ser.
El �ltimo movimiento de Paloma Cuevas no tendr� un impacto tan extendido y comentado como el de Shakira, pero teniendo en cuenta c�mo la dise�adora ha recompuesto su posici�n en la guerra psicol�gica que mantiene con su marido Enrique Ponce, parece claro que ha elegido cuidadosamente el momento de mostrarse con un nuevo hombre a su lado, con la clara intenci�n de restreg�rselo al torero por la cara, como si fuera medio tomate sobre una loncha de pan.
La revista Semana ha publicado esta �dem las im�genes de la escapada rom�ntica de Cuevas con el cantante mexicano Luis Miguel -despu�s de haber anunciado, sin pruebas pero sin dudas, que hab�a una relaci�n en marcha unos d�as antes-, y las fotos no dejan lugar a la especulaci�n: hay tal exhibicionismo que ser�a dif�cil creer que no hay, adem�s, un poco de recochineo.
Cuando se comenz� a hablar de la crisis del matrimonio Ponce-Cuevas, all� por 2020, r�pidamente apareci� la tercera persona que causaba la grieta en lo que hasta entonces era una relaci�n perfecta. En este caso, �l fue el infiel, con una joven llamada Ana Soria, de la que �ltimamente se habla poco. Como ocurre en estos casos medi�ticos, el p�blico -o sea, usted- toma parte por quien le caiga mejor o encarne m�s s�lidamente una serie de valores espec�ficos, y en el progresivo deterioro de esta alianza era Paloma Cuevas la que aparec�a como la v�ctima inocente de la lujuria del diestro, que atravesaba su inminente crisis de los 50. Fue una ruptura emocionalmente descompensada: �l, como mucho, tendr�a remordimientos, mientras que ella se qued� sola, perdida y abandonada como Manon Lescaut en las llanuras desoladas de Luisiana.
Se cuenta que uno de los hombros que se ofrecieron para consolar a Paloma y recoger sus l�grimas fue el del cantante mexicano Luis Miguel, que aunque inicialmente ten�a una relaci�n con una de las bailarinas de sus espect�culos, Mollie Gould, termin� rompiendo y qued�ndose soltero de nuevo en la primavera de 2021. Luis Miguel y Cuevas mantienen una amistad larga y estrecha, y aunque no se conocen los detalles precisos del acercamiento, es f�cil imaginar que, en d�as sueltos de la apretada agenda del crooner latino, se vieran en Madrid y que, entre sollozos, copas de vino y consuelos, fuera cristalizando una cercan�a m�s estrecha que ha derivado en romance. Y de ah� pasamos al fin de semana en Bilbao, con desplazamiento en jet privado, ruta enol�gica y restaurante caro. Aunque eso no es lo llamativo. Lo verdaderamente impactante es la puesta en escena.
La confesi�n p�blica de la relaci�n entre Luis Miguel y Paloma Cuevas transmite un claro mensaje, sobre todo para Enrique Ponce, en el que dicen que se acabaron las l�grimas y comienza una nueva etapa marcada por la ostentaci�n y el lujo. �l estar� con una mujer m�s joven, parece decirnos, pero ella ahora est� con un hombre inmensamente rico, y por eso la pareja nos ense�aba, como los raperos y los jugadores de la NBA, el brillo de sus oros y la tersura de sus abrigos de piel de roedor. Si hacemos un profundo an�lisis semi�tico de las fotos, tomando como referencia los manuales de Umberto Eco, podr�amos llegar a deducir que Paloma Cuevas no s�lo le est� mandando un recadito a su ex, sino tambi�n a Snoop Dogg. Ya se sabe que las mujeres ya no lloran, sino que facturan. Lo que parece estar comunic�ndonos no es s�lo que estrena novio, sino que est� buscando un contable de refuerzo en Linkedin.
Se avecina nuevo tema de conversaci�n y debate en el spa de la socializaci�n ligera, que es la prensa del coraz�n: ver si la guerra mental, el zasca con inquina, va a m�s o se queda s�lo en esta escenograf�a fastuosa que env�a un devastador correo con �ntrax al destinatario traidor, para equilibrar as� la afrenta por lo de los cuernos. Habr� que ver si Enrique Ponce responde -compr�ndose un caballo, un Ferrari o estrenando tatuaje-, y si Paloma Cuevas, ahora que con Luis Miguel abre la puerta a una dimensi�n desconocida de yates, shopping y letales huellas de carbono, no se conforma s�lo con devolver el golpe, sino machacar como una karateka de Cobra Kai. Esperamos eso, pues es lo que har�a una verdadera gangsta.
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