‘Las historias de fantasmas de Mimi’/’Hikizuri y Oshiriki’, el Ito y el otro

En ese pequeño clásico que es ‘Tomie‘, Junji Ito, uno de los principales nombres del manga de terror (y pobre de aquel que afirme lo contrario), nos demostró cuánto puede dar de sí en una historia de horror (o mejor dicho historias) una mujer hermosa. Un monstruo de rostro angelical que no sabemos de qué infierno ha salido, un inquietante demonio capaz de convertir en pesadilla la vida de aquellos que tienen la mala suerte de cruzarse en su camino, Tomie es uno de los personajes más conocidos de un autor amante de la historia corta independiente y que, con la salvedad de alguna historia larga como ‘Uzumaki‘ y algún viejo conocido como Soichi, no suele repetir personajes de una obra a otra. Pero en esta ocasión, también de la mano de ECC, la editorial que edita y reedita actualmente el catálogo de este autor, llegan dos volúmenes  que nos presentan una serie de relatos que comparten protagonistas entre sí. Por un lado ‘Hikizuri y Oshikiri’, que engloba en un tomo los ciclos dedicados a la inquietante familia Hikizuri y al adolescente Oshikiri, un chico cuyo hogar oculta más de una sorpresa y no precisamente agradable. Por otro ‘Las historias de fantasmas de Mimi‘, que presenta una serie de historietas breves cuyo único nexo es la presencia de la Mimi del título, una chica que parece tener particular talento para verse involucrada en experiencias sobrenaturales, pero que a pesar de su belleza está lejos de la Tomie que encumbró a Ito.

‘Hikizuri y Oshikiri’ arranca con las peripecias de los Hikizuri, un grupo de hermanos huérfanos de grotesco aspecto (los que hayan disfrutado de la recientemente estrenada cinta ‘Smile‘ quizás puedan tener una pista de a que me refiero), con la excepción de Narumi, la hermana mediana, con un macabro sentido del humor y un comportamiento asocial que no los convierten precisamente en la compañía más deseada del vecindario. Unas historias de comicidad malsana que nos remiten al Ito más surrealista con desenlaces sorprendentes.

Pero si el clan Hikizuri se aproxima más al rol de verdugo el pobre Oshikiri queda reducido al de víctima, no solo del bullying escolar, sino de las terroríficas experiencias que vive en su casa, que parece ser la puerta de acceso de extraños seres interdimensionales, dando en más de una escena ocasión a Junji Ito para regalarnos algunos de esos estrambóticos seres que se han convertido en marca de la casa, y coqueteando con algunos temas viejos conocidos del género como el doppelganger.

‘Las historias de fantasmas de Mimi’ resulta en comparación con este tomo más convencional, pero también mucho más escalofriante (aún con ese inclasificable humor que destila una historia como ‘Las peculiaridades de las tumbas y no diré más’, aunque sí que nos deja alguna imagen tan perturbadora como inolvidable). Basado en la obra de Hirikatsu Kihara e Ichiro Nakayama, que recoge varias historias reales relacionadas con el más allá, el volumen dedicado a las odiseas sobrenaturales de Mimi nos presenta una serie de historietas de diversa extensión y carácter. Desde meras visiones inquietantes como las que abren y cierran la adaptación a auténticos tours de force que ponen a prueba la salud mental de la protagonista, algunas con (relativa) explicación como ‘La costa’ o ‘A solas las dos’, otras que en la mejor tradición del horror japonés concluyen con un interrogante aún más grande que el que la abrió como ‘El círculo escarlata’. Una serie de relatos con aroma de historia de fuego de campamento que se remata con un epílogo con unas palabras por parte del autor y otra historieta más, ya sin Mimi, ‘Muñecos de terror’, que hará que nos lo pensemos dos veces lo de ir al parque de atracciones.

Dos propuestas bien distintas, aún manteniendo el clima de terror sobrenatural, que resultan una perfecta apuesta para aquellos aficionados a la obra de Ito y para aquellos que simplemente saben disfrutar del aroma diferente del terror nipón, si bien quizás ‘Las historias de fantasmas de Mimi’ es más recomendable para aquellos que se enfrentan por primera vez a la obra de Junji Ito mientras que ‘Hikizuri y Oshikiri’ resulta más adecuada para aquellos que ya han paladeado y le han encontrado el gusto a la obra del autor. Con un estilo ya afianzado, que sabe moverse con habilidad entre entornos realistas y seres tan irreales como terroríficos, e incluso con un toque caricaturesco, Junji Ito prueba una vez más que es, como reza el título de una de las colecciones a él dedicadas, un maestro del terror.