Dirección: Po-Chih Leong
Reparto: Elina Lowensohn, Jude Law, Kerry Fox, Timothy Spall, Jack Davenport, Ashley Artus
Título en V.O: The Wisdom of Cocodriles
Nacionalidad: Gran Bretaña Año: 1998 Duración: 96 Género: Thriller Color o en B/N: Color Guión: Paul Hoffman Fotografía: Oliver Curtis Música: John Lunn, Orlando Gough
Sinopsis: Jude Law (El talento de Mr. Ripley) interpreta a un teórico triunfador que cuando el cadáver de su última conquista es encontrado en el mar se pone en contacto con la policía para evitarse futuros problemas. Cuando una mujer inteligente y algo lunática (Elina Löwensohn, intérprete habitual en las películas de Hal Hartley) entre en su vida, creerá haber encontrado por fin a su media naranja.

Crítica

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He aquí una película de vampiros no apta para amantes fundamentalistas del cine de vampiros. Una mordida a la yugular a la jovencita de turno, en el primer tramo de la película, y otra, frustrada por voluntad propia, hacia el desenlace, constituyen el bajísimo índice de impactos (relativos) sangrientos de hora y media de celuloide. Y es que el film de Po-Chih Leong va, por un lado, de comedia romántica moderna, con intensísima love story entre un chico de los que ya no quedan (joven, guapo, listo, valiente, cortés, dandy y, encima, llamado Jude Law) y una encantadora Elina Löwensohn; una love story londinense bien planchada, aséptica, idónea para la generación Blur. Y, por otro, circula por los meandros del thriller urbano, proponiendo un curiosísimo desvío que desarrolla las relaciones entre el asesino y el detective que lo investiga, que, dicho sea en honor a la verdad, poca importancia llegan a tener.Ni crucifijos ahuyentadores (todo lo contrario), ni espejos, ni noches tenebrosas cubiertas de niebla. En La sabiduría de los cocodrilos, todo transcurre en la cotidianeidad luminosa de la ciudad, en museos, bibliotecas, apartamentos y restaurantes, como en una película indie cualquiera: Law y Löwensohn podrían formar parte de la nutrida fauna de El amor de este año sin desentonar. Y, sin embargo, algo del romanticismo inherente a todos los dráculas que en cine han sido queda adherido a sus imágenes gracias a la elegancia de la puesta en escena, al tono suave de la narración y al semblante doliente, agónico, del protagonista. Es precisamente ese algo lo que da al film su toque de distinción y su originalidad en el terreno del cine de chupasangres.Para amantes del cine de vampiros no tocados por el fundamentalismo.>>Lo mejor: la inusual historia de amor. >>Lo peor: las gratuitas escenas de los quinquis del metro.