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Bahía Blanca | Miércoles, 01 de mayo

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El día que llegó “La Ofrenda” con una cuota de misterio

La singular historia de un monumento histórico de nuestra ciudad, hoy emplazado en la principal plaza.

En septiembre de 1945 la estación Sud de avenida Cerri al 700 tuvo un movimiento distinto. En uno de los vagones de una formación llegaron desde la Capital Federal las tres figuras de bronce que conformarían el monumento a Bernardino Rivadavia, el cual sería materializado en el centro de la plaza homónima.

Se estaba cerca de poner punto final a una obra concursada en 1929 y que desde entonces soportó demoras, paralizaciones y olvido por parte de las distintas autoridades nacionales, atendiendo a que era el Estado Nacional el que aportaba los fondos para su realización.

La figura de Bernardino Rivadavia, primer presidente de los argentinos, estuvo siempre muy presente en el sentimiento de los bahienses, como reconocimiento a ser el primero en plantear la fundación de un fuerte en esta zona.

Lo hizo en 1824, cuando organizó una campaña que finalmente resultó fallida por problemas de organización y la falta de experiencia para concretar semejante objetivo. 

Siempre

Desde principios del siglo XX el centro de la plaza que lleva su nombre estuvo asignado a emplazar un monumento en su memoria. Hubo un concurso en 1908, con la idea de inaugurar la obra en 1910, centenario de la revolución de Mayo, pero el mismo fue declarado desierto. En su lugar, en esa fecha, se inauguró la estatua a José de San Martín en el parque de Mayo.

El siguiente concurso, en 1929, también resultó desierto aunque en esa ocasión se decidió convocar a una segunda rueda a los tres mejores trabajos, con la singularidad que el Departamento Ejecutivo “sugirió” al jurado que sí o sí debía haber un ganador.

Fue así que se eligió el proyecto de Luis Rovatti, quien al poco tiempo recibió el primer pago a cuenta y comenzó a trabajar en su taller del barrio de Palermo. Debió esperar 16 años para completar la obra, por las demoras en los pagos que debía recibir.

Ella

La última de las figuras de bronce en tocar suelo bahiense fue La Ofrenda, la figura que corona el monumento. Se trata de una obra muy particular. Por un lado porque muestra a una mujer caminando, en oposición a las otras figuras –Rivadavia y Mujer con niño— completamente estáticas. El viento lleva hacia atrás sus cabellos y levanta la capa que luce en su torso.

Por otra parte, adelanta su brazo derecho, en cuya mano lleva una especie de bandeja vacía, que representa la ofrenda de la Nación a Rivadavia. Una pollera cubre sus piernas hasta los tobillos.

Esta escultura carga con un misterio. Un hecho del cual no hay referencias.

Es que en la propuesta de Rovatti que mereció el primer premio, el monumento era coronado por un hombre vestido con una especie de toga, una de sus piernas flexionada hacia adelante y su brazo elevado, sosteniendo una antorcha.

¿Qué motivó a Rovatti a modificar el proyecto? ¿Por qué decidió un cambio tan drástico? No hay datos ni documentación que lo explique.

Del mismo modo, las especulaciones sobre que la figura de Rivadavia se orientó hacia calle Alsina para simbolizar –al darle la espalda a la Catedral-- el enfrentamiento que el primer presidente mantuvo con la Iglesia, carecen de un sustento real.

El monumento fue inaugurado en Julio de 1946, con la presencia en el palco principal del gobernador Domingo Mercante, el comisionado municipal Julio César Avanza y el diputado Nacional Héctor Cámpora, entre una decena de legisladores llegados para la ocasión.

Con el tiempo, Rivadavia se convirtió en una figura muy cuestionada de nuestra historia. Eso explica, en parte, que nunca haya un homenaje en el monumento ni una fecha que rinda homenaje a su memoria.