La gran migración hacia el este

Los primeros pobladores de América

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Cueva de las Manos. Situada en la Patagonia argentina, sus muros albergan pinturas realizadas entre 9.300 y 1.300 años atrás. Los animales representados son guanacos, cazados por las gentes de este área.

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Cuando, en el siglo XVI,  los españoles llegados a América se dieron cuenta de que no estaban en Asia, adonde creía haber llegado Colón, sino en un mundo nuevo, se preguntaron por sus habitantes. ¿Quiénes eran? ¿Y de dónde procedían? Creyeron hallar la respuesta en la Biblia, cuyo contenido se consideraba histórico. Para algunos, como Benito Arias Montano, eran descendientes de Noé, el personaje que había salvado a la humanidad del Diluvio. 

Para otros, como fray Bartolomé de las Casas, eran los descendientes de las tribus perdidas de Israel, desaparecidas cuando Asiria invadió aquel territorio (lo mismo creyó el gran naturalista Humboldt, dos siglos después).

También se sostuvo que eran los supervivientes de un cataclismo colosal: el hundimiento de la Atlántida. Hoy sonreímos ante la ingenuidad de aquella época: sabemos con seguridad que los ancestros de los actuales americanos llegaron de Asia y que lo hicieron a través de un territorio que tras su paso quedaría cubierto por las aguas: el estrecho de Bering. 

Un mundo congelado

Los primeros habitantes de América llegaron a este continente en tiempos de la glaciación de Würm, la última que ha afectado a nuestro planeta; empezó hace 110.000 años y acabó hace 10.000. Durante este período, las temperaturas descendieron y enormes volúmenes de agua se convirtieron en hielo, lo que provocó un descenso general del nivel de los mares. 

Ice age fauna of northern Spain   Mauricio Antón

Ice age fauna of northern Spain Mauricio Antón

La llegada del hombre a América está estrechamente vinculada a la captura de grandes mamíferos y coincide con la extinción de megafauna en todo el planeta, al final de las glaciaciones. En América dejaron de existir animales como el gliptodonte, el perezoso gigante, el mamut o el megaterio; desaparecieron todas las especies cuyo peso superaba los 1.000 kg.

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Esto dio lugar a que, en dos ocasiones, América y Asia quedaran unidas por una lengua de tierra: el puente de Beringia, en el estrecho de Bering, entre la actual Alaska y Siberia. La profundidad actual del estrecho es de unos 50 metros, pero entonces el nivel del agua descendió hasta los 120 metros y dejó al descubierto una vasta región de miles de kilómetros cuadrados.

Caminos entre el hielo

No todo aquel territorio se encontraba bajo mantos de hielo. Entre 25.000 y 12.000 años atrás, ciertas partes de Beringia tenían un aspecto muy similar al de la actual tundra asiática: un paisaje seco y frío, pero en el que podían vivir los grupos humanos y por el cual pululaban grandes mamíferos adaptados a ese tipo de ambiente, entre los que se contaban el mamut y el bisonte antiguo.

Las mismas condiciones glaciales que provocaron un descenso del nivel del mar y abrieron el paso entre Asia y América implicaron grandes dificultades para la presencia humana en América del Norte, puesto que dieron lugar a dos enormes placas de hielo que cubrían gran parte de su territorio e impedían el tránsito hacia el interior: la placa Laurentina y la de la Cordillera. Pero hace unos 14.000 años apareció entre ambas un pasillo de tierra: el corredor de Alberta, que permitió el paso de las poblaciones humanas. 

Clovis Rummells Maske (cropped)

Clovis Rummells Maske (cropped)

Arriba, puntas Clovis halladas en el yacimiento de Blackwater Draw (Nuevo México), con la acanaladura inferior que servía para enmangarlas.

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Este corredor libre de hielo es uno de los elementos clave para quienes piensan que la ocupación de América empezó en esas fechas y no antes. El pasillo daba acceso al centro y sur de los actuales Estados Unidos, el área donde están los yacimientos en los que se apoya esta teoría. En ellos han aparecido unas características puntas de proyectil conocidas como Clovis; por esta razón, la hipótesis del poblamiento tardío de América se conoce como Clovis-first, «Clovis primero». 

Sin embargo, recientes investigaciones lideradas por el genetista Eske Willerslev, publicadas en 2016 en la revista Nature, han abierto un gran interrogante sobre esa interpretación: el corredor de Alberta sólo sería habitable hace unos 12.600 años, cuando aparecieron en él las primeras plantas de las que se alimentarían los animales cazados por los humanos. Como esa fecha es posterior a la de numerosas evidencias de poblamiento en América del Norte, es de suponer que los primeros habitantes de América no entraron allí por el interior del continente, sino que siguieron otro camino.

La autopista de las algas 

La costa norteamericana del Pacífico también se vio muy afectada por los efectos de los glaciares, pero hubo dos lapsos de tiempo en los que el descenso del nivel del mar y el retroceso de los glaciares descubrió una larga franja costera desde Beringia por la que podían moverse los grupos de cazadores-recolectores asiáticos. Esos dos períodos fueron el que va de 24.000 a 18.000 años atrás y el que comenzó hace 14.000. 

José María Velasco   Scene from the Quaternary upper Paleolithic Period   Google Art Project

José María Velasco Scene from the Quaternary upper Paleolithic Period Google Art Project

El pintor mexicano José María Velasco (1840- 1912) evocó así una noche de la época en que los humanos llegaron a América. Museo Nacional de Arte, Ciudad de México.

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Los grupos que se aventurasen por aquel pasadizo costero podían disponer de abundantes recursos marinos. En tal sentido, los arqueólogos Jon M. Erlandson y Torben C. Rick, entre otros, han propuesto la denominada kelp highway hypothesis, la «hipótesis de la autopista de algas»: los primeros americanos habrían alcanzado el continente siguiendo la costa del Pacífico, lejos de los glaciares, donde los bosques de algas marinas (kelp), con su gran biodiversidad, ofrecían comida abundante a las sociedades que dispusieran de la tecnología necesaria para pescar o navegar. 

La existencia de esta vía costera de colonización sustenta la idea de un poblamiento temprano de América: el llamado pre-Clovis, «antes de Clovis», que explicaría la existencia, en América del Sur, de yacimientos tan antiguos como los de Clovis o aún más. Según esto, la llegada de los primeros pobladores de América se habría producido mucho antes de lo que sugieren los yacimientos de Clovis; tal vez hasta 40.000 años atrás

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Las islas Channel, en California (EE. UU.), están en la vía costera del poblamiento americano. Los útiles hallados aquí se han fechado entre 10.500 y 11.000 años atrás.

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Pero la subida del nivel del mar tras el final de las glaciaciones ha sumergido la mayor parte de la «autopista», de manera que los yacimientos más antiguos que podrían corroborar esta idea son ahora inaccesibles, y gran número de ellos ha desaparecido. Las dataciones obtenidas en yacimientos de la actual costa de California se sitúan en torno a 12.200 años atrás.

Fechas tardías

Si hasta hace un tiempo la mayoría de los investigadores apostaba por un poblamiento tardío de América, situándolo incluso en torno a 12.000-11.500 años atrás (según demostrarían yacimientos como Blackwater Draw, en Nuevo México, fechado hace 12.000 años), hoy son muchos los yacimientos que, a lo largo de todo el continente americano, respaldan la idea de un poblamiento temprano, anterior a Clovis. 

Entre ellos figuran, por ejemplo, Meadowcroft Rockshelter, en Estados Unidos  (16.000 años); Arroyo Seco (12.170 años) y Piedra Museo (12.890 años) en Argentina, o Monte Verde (18.500 años) y Tres Arroyos (11.880) en Chile. Incluso se han proporcionado dataciones próximas a 50.000 años en Pedra Furada (Brasil), aunque no son aceptadas por toda la comunidad científica. 

¿Llegaron de Oceanía?

Las dataciones más antiguas de yacimientos de América del Sur, como los mencionados arriba, fueron la base de la hipótesis del poblamiento de América del Sur desde las islas de Polinesia. Sin embargo, las evidencias aportadas por los estudios genéticos apuntan en otra dirección. 

Los trabajos más sólidos y aceptados por la comunidad científica, basados en el ADN mitocondrial (que pasa de las madres a las hijas e hijos) y el cromosoma Y (que pasa de los padres a los hijos) confirman un origen asiático del poblamiento americano. 

Glyptodon old drawing

Glyptodon old drawing

Gliptodonte, uno de los mami´feros gigantes americanos que se extinguieron tras el período glacial.
 

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Los haplotipos (combinaciones específicas de material genético en los cromosomas) que comparten las poblaciones de América y Asia están presentes en la zona sur de la actual China y en el norte de Vietnam, pero no aparecen más al sur de esta zona, donde se encuentran las islas de la Polinesia. Por otra parte, los trabajos del antropólogo S. Iván Pérez muestran cómo en el árbol filogenético a partir de los llamados polimorfismos de proteínas (un árbol que muestra las relaciones genéticas entre diferentes grupos humanos), las poblaciones americanas están más próximas a las del noreste y la zona ártica de Asia.

MeadowcroftPA

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Meadowcroft Rockshelter. El antropólogo James Adovasio  dirigió de 1973 y 1979 las excavaciones en este abrigo rocoso de Pensilvania, que ofrece dataciones de 16.000 años de antigüedad.

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Sabemos, pues, de dónde vinieron los primeros americanos, pero aún queda por contestar otra pregunta: cuándo llegaron. Si la gente de Tres Arroyos vivió hace casi 12.000 años en la Tierra del Fuego chilena, en el extremo meridional del continente, a más de 15.000 kilómetros del estrecho de Bering, ¿cuándo llegaron a América sus antepasados?