La última cena - La Cámara del Arte

La última cena

Ficha técnica

Título: La última cena
Autor: Leonardo da Vinci
Cronología: 1495-1497
Estilo: Renacimiento italiano
Materiales: Pintura al fresco
Ubicación: Santa Maria delle Grazie (Milán, Italia)
Dimensiones: 880 cm × 460 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA ÚLTIMA CENA

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

El tema que aquí representa el maestro italiano es el de la Última Cena de Jesús, también conocida como la Santa Cena. En ella, Cristo come por última vez junto a sus discípulos, justo antes de ser detenido. 

La escena ya era muy representada en el arte sacro desde los primeros siglos posteriores a la muerte de Jesús. En los siglos XII y XIII, los discípulos, con la única excepción de Judas Iscariote, apenas están diferenciados. Además, solían aparecer sedentes en torno a una mesa rectangular.




Todo esto cambia con la obra de Leonardo da Vinci. El pintor florentino se adentra en el momento posterior al anuncio por parte de Jesucristo de la traición de uno de sus discípulos.

Da Vinci individualizará a los apóstoles, que son perfectamente reconocibles, y que comentan entre ellos con actitudes y poses dramáticas. Tampoco aislará a Judas, que queda inmerso en la escena como uno más y no apartado como solía hacerse en representaciones anteriores.

ANÁLISIS FORMAL

La última cena
La última cena

En cuanto a la composición, Leonardo resuelve la escena con una planificación espacial impactante, marcada por la geometría. Ubica a Jesús como eje central, con una forma piramidal que contrasta con la rectitud de los ventanales del fondo de la estancia.

A sus lados se disponen los 12 apóstoles, en grupos de 3 organizados de forma autónoma y con sus propias tensiones entre personajes, aunque siempre pensando en la forma final y conjunta de la escena, que goza de un enorme equilibrio.

El espacio en el que transcurre la Última Cena queda organizado a través del uso de la perspectiva lineal, cuyas líneas convergen en el rostro de Cristo y para las que se ayuda de las paredes y el techo, que fueron realizadas de tal forma que parecen una prolongación de la estancia del refectorio de Santa Maria delle Grazie, donde se ubica el fresco.

El color también está claramente equilibrado. La zona superior la pinta con colores más oscuros, que son intrascendentes y no buscan captar la mirada del espectador. Para los personajes si usará gamas cromáticas más atractivas, destacando el uso del color rojo en la figura de Jesucristo, que vuelve a ser la gran referencia. 

En lo que respecta a la luz observamos dos focos: uno que no apreciamos pero que intuimos a nuestra izquierda, pues ilumina a todos los personajes y la pared de la derecha, y otro al fondo de la escena, que entra por los 3 ventanales pero que tiene mucha menos vitalidad dentro de la obra.

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