JULIO VIZCARRONDO Y CORONADO
JULIO VIZCARRONDO Y CORONADO

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( 1829 - 1889 )
  
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orangeboton.gif (1182 bytes)   CARRERA POL�TICA

 



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BIOGRAFIA

D. Julio Vizcarrondo y Coronado naci� en San Juan de Puerto Rico el dia 9 de diciembre de 1829, hijo de D. Jose Bonifacio Vizcarrondo y Ortiz de Zarate y de D�a. Mar�a Josefa Coronado y Mart�nez de Andino. Fue bautizado en dicha ciudad el dia 4 de enero de 1830 en la Parroquia de Nuestra Se�ora de los Remedios, Sagrario de la Iglesia Catedral de San Juan de Puerto Rico, en cuyo libro trece de Bautismos, folio 126 vuelto, consta su partida de bautismo.


Curs� sus primeros estudios en su ciudad natal, en el Museo de la juventud y en la escuela privada del presb�tero Jos� Mar�a Bobadilla, demostrando desde ni�o inclinacion por la literatura, posteriormente realiz� el bachillerato en Madrid, en donde realiz� adem�s otros estudios superiores luego continuados en Par�s. Se distingui� tambi�n desde muy joven por sus sentimientos humanitarios.

Al regresar a Puerto Rico se inici� en la vida p�blica como escritor sat�rico de gran ingenio, poeta y periodista, comenzando a colaborar en la prensa peri�dica de San Juan publicando art�culos en los que expon�a sus ideas liberales que le llevaron a combatir ardientemente la instituci�n de la esclavitud. La en�rgica franqueza con que expon�a sus ideas antiesclavistas provoc� que en enero de 1850 el Gobernador Pezuela ordenara su destierro.


Obligado por estas circunstancias march� Vizcarrondo en 1850 a Nueva York, donde permaneci� por espacio de cuatro a�os, relacionandose con los c�rculos culturales y pol�ticos liberales defensores de las ideas abolicionistas, llegando, posteriormente, a ocupar el cargo de Secretario en el Comit� Permanente de la Conferencia Internacional de Par�s contra la esclavitud.


En Nueva York contrajo matrimonio con D�a. Henriette Brewster y Cornell, dama de gran ilustraci�n que compart�a sus ideas abolicionistas. En 1854 regres� a Puerto Rico y durante diez a�os continuo con su lucha c�vica haciendo una activa y constante propaganda en favor de la abolici�n de la esclavitud, lo mismo de palabra que por escrito y de obra, ya que liber� a todos sus esclavos y se convirti� en defensor gratuito de la oprimida raza, denunciando ante los Tribunales los abusos que comet�an los due�os de esclavos, lo cu�l le creo grandes enemistades y odios; inici� tambi�n la defensa de los derechos de Puerto Rico frente a los excesos del absolutismo colonial.


En 1857 inicia la publicaci�n del peri�dico "El Mercurio", de car�cter mercantil, destinado a proteger los intereses agr�colas, industriales y mercantiles de la provincia, y desde el que se hac�an cr�ticas acerbas al r�gimen colonial. En esa �poca dedica parte de sus actividades y esfuerzos a mejorar las infraestructuras de la isla, participando en la empresa de canalizar la laguna de Pi�ones para poner en comunicaci�n con la capital una rica comarca de la isla.


Por otra parte continua con sus actividades culturales, humanitarias e intelectuales, fundando en esa misma �poca La Casa de la Caridad de San Ildefonso para la educaci�n gratuita de ni�as pobres, Instituci�n de cuya Junta Directiva ser� nombrada secretaria su esposa Mrs. Harriet Brewster, public�ndose el reglamento de la misma en noviembre de 1861 Publica para instrucci�n de la ni�ez la obra "El Silabario Puertorrique�o", una Aritm�tica y la Historia y Geograf�a de Puerto Rico.  Para el comercio de la isla escribi� su libro "Cuentas hechas". Posteriormente en 1863 trabaj� en la versi�n en castellano y notas del "Viaje a Puerto Rico", obra del franc�s Baud�n.


( En la secci�n dedicada a su   OBRA   podre�s ver estos datos con mayor extensi�n ).
Ese mismo a�o fu� nombrado Secretario de la Comisi�n que actu� en la remoci�n de los restos del conquistador D. Juan Ponce de Le�n del lugar donde estaban depositados en la Iglesia de Santo Tom�s de Aquino, con motivo de las obras que hac�an los jesuitas en dicho templo, que tuvo despu�s el nombre de San Jos�.

Durante esos diez a�os sufri� todo tipo de persecuciones hasta que en 1863 se vi� obligado a abandonar Puerto Rico, pasando entonces a residir en Madrid, donde reemprendi� su infatigable campa�a abolicionista, humanitaria y democr�tica. A este efecto en uni�n de otros puertorrique�os y cubanos, fund� la Revista Hispano-Americana que hall� gran eco en las antillas espa�olas.


Entre sus actividades humanitarias en esa �poca hay que destacar su heroica actuaci�n con ocasi�n de la invasi�n del c�lera en Madrid en octubre de 1865. En medio de la plaga Vizcarrondo llam� a sus amigos y fundo con ellos la Sociedad de Amigos de los Pobres, para socorrer, dar abrigo, alimento y asistencia a indigentes atacados por la enfermedad. Llegando a ofrecer y convertir su propio domicilio en Hospital. Este generoso gesto fue honrado con una medalla. Su labor filantr�pica en Madrid se ilustra adem�s con la fundaci�n que realiz� de la Sociedad Protectora de los Ni�os y la apertura del establecimiento para los ni�os "El Refugio". Junto con la Duquesa de Santo�a y otras personas contribuy� a fundar en Madrid el Hospital del Ni�o Jesus para la infancia desv�lida. Foment� otra fundaci�n ben�fica: "El Asilo" y obtuvo de la Duquesa de Pastrana terrenos para la construcci�n de un Hospital de ni�os incurables, que no lleg� a ver construido.
En 1866 proyect� un certamen literario de contenido abolicionista al que se debi� un libro notable:" El cancionero del Esclavo", formado por la poes�a premiada de D�a. Concepci�n Arenal y las de otros poetas participantes en el certamen.

Milit� en el Partido rep�blicano y tomo parte en los trabajos preparatorios de la revoluci�n liberal de 1868, como secretario del c�mite revolucionario constituido en Madrid, pero descubierta su participaci�n en ellos tuvo que emigrar a Francia, regresando a Espa�a, al triunfar aquella.


Tr�s el triunfo de la revoluci�n, fue elegido miembro del comite rep�blicano de Madrid y se consagr� con asiduidad a la pol�tica y a la reorganizaci�n de la Sociedad Abolicionista, que en 1868 de modo inmediato al exito de la revoluci�n de 1868 consigui� que se declarase libres a todos los nacidos de mujer esclava a partir del 17 de septiembre de dicho a�o y que m�s adelante en 1873 alcanz� un gran triunfo y el ideal por el que D. Julio hab�a luchado largamente de conseguir que las Cortes espa�olas aprobasen la desaparici�n de la esclavitud en Puerto Rico por la ley de 23 de marzo de 1873.

En Mayo de 1880 fund�, junto con Rafael Mar�a de Labra, La Sociedad Nacional Democr�tica, cuyo objetivo era lograr la implantaci�n de un r�gimen auton�mico en Cuba y Puerto Rico. Desde 1886, fecha en que fue elegido, y hasta su muerte fu� diputado a Cortes por el distrito de Ponce (Puerto Rico), figurando en el grupo de los autonomistas.
En el Parlamento defendi� para Puerto Rico la misma autonom�a que ten�a en Proyecto para Cuba el Partido Autonomista Cubano y que era diferente a la que defend�a el lider autonomista puertorrique�o Rom�n Baldorioty de Castro. Este propiciaba el desarrollo de un r�gimen similar al que en esos momentos prevalec�a en Canad�.
En 1887 particip� en Madrid en la intensa campa�a que puertorrique�os y espa�oles efectuaron en contra del r�gimen de "compontes" con el que gobernabaa Puerto Rico el General Romualdo Palacios. Dicha campa�a result� efectiva , ya que lograron la sustituci�n del Gobernador.
Cuando en 1888 se inici� un movimiento disidente en el seno del Partido Autonomista, Vizcarrondo recomend� insistentemente que se respaldara a Baldorioty de Castro.
( En la secci�n dedicada a su   ACTIVIDAD POL�TICA   podre�s ver estos datos con mayor extensi�n ).

OBRA

El inter�s de Julio Vizcarrondo y Coronado por los aspectos intelectuales de la cultura de Puerto Rico, le llev� a trabajar en otros campos aparte de su actividad pol�tica y sus colaboraciones period�sticas en distintos medios. As�, llevo a cabo tambi�n publicaciones de car�cter did�ctico, cient�fico y literario al servicio del desarrollo de la educaci�n y la cultura de Puerto Rico, siendo compilador del "Segundo Cancionero de Borinquen" (1858?) y prologuista del "Aguinaldo Puertorrique�o" de 1861 Escribi� asimismo varias obras que que La Academia Real de Buenas Letras declar� textos oficiales de las escuelas del pa�s: "Silabario de los ni�os puertorrique�os" (1862), que contiene al final algunas biograf�as de hombres ilustres de Puerto Rico; " Elementos de Historia y geograf�a de la Isla de Puerto Rico" ( 1863), y el " Tratado de Aritm�tica" (1863).


En ese mismo a�o de 1863 tradujo del franc�s, enriqueci�ndola con numerosos comentarios, la parte relativa a Puerto Rico de la obra de Andr� Pierre Ledr� sobre un viaje a las Islas Canarias, y varias islas del caribe realizado en la �ltima decada del siglo XVIII por un grupo de naturalistas franceses.

Entre sus trabajos escritos de m�s definido sabor literario figuran estampas, como la que titul� " El hombre velorio" , expresivas de su observaci�n sagaz de tipos y constumbres. Seg�n expresa la escritora Josefina Rivera Alvarez en su obra "Diccionario de Literatura Puertorrique�a": La prosa de Julio Vizcarrondo y Coronado en estos art�culos y ensayos y en su obra period�stica general se revela sencilla y clara, discretamente sazonada con ingenio y gracia.

Instalado en Madrid en 1864, continu� alli su actividad como escritor colaborando como redactor para peri�dicos como : " El Bi�n P�blico", "Las Novedades", "La Discusi�n", y "la Democracia" y actu� como corresponsal para diversos peri�dicos de Lisboa, Londres y Nueva York. Envi� asimismo importantes colaboraciones a los peri�dicos de Puerto Rico que m�s se destacan por sus campa�as de reforma pol�tica: "El Agente", "El Clamor del Pa�s" y "La Democracia". Estos trabajos los firmaba con el pseud�nimo de " Ces�r de Baz�n".
En Madrid di� vida a dos publicaciones peri�dicas: "La Revista Hispanoam�ricana" y "El Abolicionista", este �ltimo medio de propaganda del movimiento pol�tico a favor de la abolici�n de la esclavitud. Movimiento al que se dedic� de modo muy activo Julio Vizcarrondo y Coronado, siendo el principal impulsor de las actividades llevadas a cabo en el �mbito pol�tico, en favor de esta causa. Estas actividades consist�an fundamentalmente en tareas informativas y de concienciaci�n social mediante conferencias y mitines llevados a cabo por la "Sociedad Abolicionista Espa�ola", en cuya creaci�n intervino de modo decisivo, organizando la primera Junta Directiva de dicha asociaci�n, en la que figuraban pol�ticos de gran relevancia como Ol�zaga, Castelar, Orense, Sagasta, Figuerola y otros, y que tuvo su �rgano de propaganda en el ya mencionado bolet�n "El Abolicionista"
( En la secci�n dedicada a su   "ACTIVIDAD POL�TICA"   podre�s ver estos datos con mayor extensi�n ).

ACTIVIDAD POL�TICA

La actividad pol�tica que desarroll� D. Julio Vizcarrondo y Coronado cuando se instal� en Madrid esta indisolublemente unida a su lucha en favor de la abolici�n de la esclavitud, que ya le hab�a ocasionado en Puerto Rico numerosos problemas y enemigos e incluso el exilio a Estados Unidos durante cuatro a�os.
Cuando, precisamente por las hostilidades pol�ticas de que es objeto en Puerto Rico por sus ideas, se ve obligado en 1863 a tomar la decisi�n de trasladar su residencia definitivamente a Madrid, sigue teniendo la idea firme de combatir la esclavitud y de iniciar en la pen�nsula, donde no exist�a la realidad de la esclavitud, la tarea de concienciaci�n social a favor de la abolici�n mediante actividades informativas y movilizaciones sociales y tambi�n de tratar de conseguir apoyos pol�ticos que llevasen al Parlamento espa�ol la cuesti�n de la abolici�n de la esclavitud.

Hay que tener en cuenta que en 1872 Espa�a era el �nico pa�s en el que segu�a existiendo legalmente la esclavitud, que se manten�a en los dos �nicos territorios que conservaba en Am�rica y por tanto los �nicos en los que se le planteo el problema de la abolici�n: Cuba y Puerto Rico.
En 1864 se hab�a puesto a discusi�n p�blica la cuesti�n de la esclavitud en dos sociedades de Madrid; primero, en la Sociedad Libre de Econom�a pol�tica, y un poco m�s tarde, en la Academia de Jurisprudencia y Legislaci�n. Fue en ese tiempo cuando vino a Madrid, desde Puerto Rico D. Julio Vizcarrondo y Coronado al cu�l se debi�, en su mayor parte, la creaci�n de la Sociedad Abolicionista Espa�ola, asociaci�n de la que fue secretario constante. Tra�a el firme prop�sito de constituir un centro de acci�n en la Metr�poli para combatir la esclavitud y conseguir su abolici�n en el plazo m�s breve posible.

D. Julio Empez� sus trabajos para tal fin en 1864. En general, encontr� cerrada la puerta de los partidos pol�ticos, a�n los m�s liberales. Cre�an estos que no era oportuno introducir en sus programas esa reforma, cuando tanto hab�a que hacer para luchar contra las tendencias absolutistas de la �poca; ni siquiera el programa del peri�dico dem�crata por excelencia, "La Discusi�n", conten�a de modo expl�cito entre sus reformas, la abolici�n de la esclavitud.
Encontr�, sin embargo, buena acogida entre algunos hombres pol�ticos y entusiasta acogida en los j�venes que constitu�an entonces el grupo llamado de los economistas, y que viv�an por aquel entonces separados de los partidos, actuando sobre la opini�n por medio de la Sociedad de Econom�a pol�tica y de la Asociaci�n para la reforma de los Aranceles de Aduanas.

El d�a 2 de abril de 1865 se constituy� la Sociedad Abolicionista Espa�ola, en el local que tenia arrendado la Academia de Jurisprudencia y Legislaci�n, en el mismo edificio en el que resid�a D. Julio, en la calle Colmenares de Madrid.
La Junta directiva de la Asociaci�n la presid�a D. Salustiano Ol�zaga, como vicepresidentes D. Juan Valera y D. Antonio Mar�a Segovia, pertenecientes a los partidos conservadores; D. Laureano Figuerola, D. Jos� Mar�a Orense y D. Ferm�n Caballero de los partidos avanzados. Eran vocales entre otros D. Praxedes Mateo Sagasta, D. Emilio Castelar y D. Segismundo Moret, y secretarios D. Julio Vizcarrondo y D. Mariano Carreras y Gonz�lez. Ten�a como objeto propagar el principio de la abolici�n inmediata de la esclavitud y apenas fundada, inici� los trabajos de propaganda y no descansar�a a partir de ese momento, utilizando todos los medios a su alcance para interesar a la opini�n p�blica en el problema de la esclavitud. Celebraban reuniones quincenales a las que cada vez asist�an mayor n�mero de personas, pero para ampliar su �mbito de propaganda se invit� a varios redactores de peri�dicos para que asistieran a las conferencias y procuraran hacer alg�n extracto de los discursos.

Se decidi� imprimir los discursos pronunciados, haciendo una gran edici�n cuyos ejemplares se repartiesen por toda la pen�nsula. Como portavoz de la Sociedad Abolicionista se edito un peri�dico al que denominaron-" El Abolicionista"- dedicado exclusivamente a propagar las ideas antiesclavistas, y cuya direcci�n corri� a cargo de D. Rafael Mar�a de Labra.
Por otro lado la Sociedad comenz� a dirigirse a las personas m�s importantes de las provincias y a los hombres m�s se�alados por sus opiniones liberales, pidi�ndoles que se suscribiesen como socios, o que sirviesen de base para la constituci�n de los comit�s locales, exentos de todo exclusivismo pol�tico o religioso. Se crey� tambi�n conveniente poner en relaci�n todos los peri�dicos de provincias que defend�an la idea emancipadora. A este fin se consigui� que miembros de cinco importantes peri�dicos dirigiesen una circular a la prensa para constituir la Liga de la Prensa Abolicionista, a la cu�l se adhirieron hasta sesenta peri�dicos comprometidos a tratar la cuesti�n de la esclavitud con frecuencia y a reproducir los art�culos que la Sociedad les remitiera.

Cuando se celebr� el primer mitin p�blico de esta Asociaci�n el d�a 10 de diciembre de 1865 en el Teatro de Variedades, contaba la Asociaci�n con gran n�mero de adeptos, el apoyo de 72 peri�dicos entre Madrid y provincias; y comit�s abolicionistas en casi todas las capitales de provincia y en otras muchas ciudades importantes. El 10 de junio de 1866 se celebr� un segundo mitin en el Teatro de Jovellanos, con el objeto de adjudicar premios a los autores de las mejores composiciones po�ticas contra la esclavitud, de entre las sesenta y cuatro que se hab�an presentado al certamen de poes�a convocado por la Sociedad. Una de los tres premiados fue la gran escritora Concepci�n Arenal. Todas estas composiciones se publicaron en un volumen con el titulo de "Cancionero del esclavo".

A finales de junio de 1866 sucedi� en Madrid el pronunciamiento de los Regimientos de Artiller�a contra Isabel II, que fracas�. El Gobierno cerr� indefinidamente los principales peri�dicos progresistas y dem�cratas, casi todos los hombres importantes del partido liberal tuvieron que emigrar, todas las asociaciones an�logas a la Abolicionista tuvieron que suspender sus trabajos; no pudieron ya celebrarse reuniones p�blicas. Hasta el Ateneo estuvo cerrado y hubo dos a�os en que la Sociedad Abolicionista apenas pudo dar se�ales de vida, aunque continuo trabajando en la propaganda, gracias a la habilidad y entusiasmo del Secretario, Sr. Vizcarrondo, que ayudado por algunos consocios prosigui� la empresa, ya en la prensa, donde no estaban del todo prohibidas esas manifestaciones, ya en la organizaci�n de comit�s, ya en la redacci�n de exposiciones al Gobierno, actuando con tal actividad que cuando tuvo lugar la revoluci�n de 1868, aquellos esfuerzos individuales, aquellos art�culos sueltos, aquellas iniciativas de personas aisladas, realizadas en el corto espacio de cuatro a�os de 1864 a 1868, hab�an arraigado de tal manera en la opini�n p�blica que �sta proclam� por boca de casi todas las juntas revolucionarias la necesidad de acabar con la esclavitud de Cuba y Puerto Rico.

Cuando en 1868 se restableci� la libertad de imprenta y de palabra en Espa�a., la Sociedad Abolicionista se reorganiz� y proclam� la abolici�n radical e inmediata de la esclavitud en las dos reuniones p�blicas que celebr� en el oto�o de 1868. Al reunirse las Cortes de 1869, se manifestaron dentro del Parlamento las ideas abolicionistas.
Formaban parte de aquel gobierno algunos de los hombres que hab�an iniciado el movimiento antiesclavista y eran o hab�an sido individuos de la Sociedad. Estaban en aquel Gobierno los Sres. Sagasta, Moret, Becerra y Echegaray. Hab�a tambi�n entre los diputados entusiastas miembros de la Sociedad.


Fue el Diputado puertorrique�o D. Luis Padial y Vizcarrondo quien plante� la cuesti�n de la esclavitud, en una brillante intervenci�n que se conserva en el Archivo del Congreso de Diputados. Al discutirse el tema, el Gobierno ofreci� proponer una Ley de abolici�n de la esclavitud, propuesta que se materializo en mayo de 1870 con la presentaci�n del proyecto de la Ley, que llev� el nombre del entonces Ministro de Ultramar D. Segismundo Moret.


Era un proyecto muy limitado, condicionado por las circunstancias en que se encontraba aquel gobierno por la insurrecci�n que exist�a en Cuba y las grandes dificultades pol�ticas con que luchaba en la pen�nsula. El proyecto ten�a categor�a de Ley Preparatoria, y ante todo se establec�a el principio de que ya no podr�an nacer esclavos en el territorio de Espa�a, todos los nacidos de madres esclavas despu�s de la promulgaci�n de la ley, ser�an libres. Se decretaba la libertad de todos los esclavos al llegar a la edad de sesenta a�os, y adem�s de otras medidas, se hac�a la promesa solemne de que cuando viniesen a las Cortes los diputados por Cuba, presentar�a el Gobierno un proyecto de Ley de abolici�n.


Con motivo de esa promesa que hac�a el Gobierno, D. Emilio Castelar present� una enmienda important�sima en la que se ped�a que la abolici�n fuera inmediata en Cuba y Puerto Rico. Fue desestimada, pero tuvo gran n�mero de votos a favor y pocos en contra. De cerca de 400 diputados, solo votaron 126; a favor de la enmienda 48 y en contra 78. En la discusi�n de esta Ley, se puso de manifiesto lo mucho que se hab�a conseguido en la concienciaci�n y expansi�n de la idea abolicionista en tan pocos a�os. Hubo sin embargo algunos esclavistas de Puerto Rico y de la Pen�nsula que hicieron cuanto pudieron para impedir la aprobaci�n de la Ley preparatoria.

Tras la Ley Moret, la Sociedad Abolicionista sigui� trabajando para conseguir la abolici�n total de la esclavitud, celebr� conferencias p�blicas en el Circo Price, m�tines en el Teatro Alhambra, acudi� a la prensa, y llev� a las Cortes de 1871 y 1872 centenares de exposiciones pidiendo el cumplimiento de la promesa hecha por el Gobierno. Por otro lado se concentraron los esfuerzos de los esclavistas para frenar los logros de la Sociedad Abolicionista, y as� se constituy� la llamada Liga Nacional que, cuando el Gobierno de Ruiz Zorrilla se decidi� a presentar un proyecto de abolici�n para Puerto Rico en 1872, provoc� los desordenes callejeros que hubo en Madrid el 11 de diciembre.

A pesar de ello el Gobierno del que formaba parte D. Jos� Echegaray, uno de los fundadores de la Sociedad Abolicionista, D. Cristino Martos que ya en 1870 hab�a votado la enmienda radical de Castelar, y otros miembros conocidos por sus ideas abolicionistas, mantuvo la necesidad de esas reformas y el d�a 24 de diciembre de 1872 se ley� el Proyecto de abolici�n de la esclavitud en Puerto Rico. Hubo entonces en Madrid momentos de gran agitaci�n, la prensa partidaria de los esclavistas arremeti� virulentamente contra el Gobierno y contra los abolicionistas. La Sociedad Abolicionista por su parte celebr� una gran manifestaci�n p�blica el d�a 10 de enero de 1873, que recorri� las calles de Madrid ofreciendo su apoyo al Gobierno y un mitin en el Teatro Real el 23 de enero que contribuy� en gran medida a mover la opini�n en favor de la abolici�n en Puerto Rico.

A principios de 1873 se proclam� la Rep�blica y los esclavistas intentaron que no se aprobase la Ley de abolici�n. Sus esfuerzos fracasaron y tras los discursos pronunciados por Labra, Sanrom�, Castelar y otros ilustres abolicionistas, los mismos representantes de la Liga Nacional dentro de aquella Asamblea entendieron lo in�til de oponerse a la corriente de la opini�n y aceptaron a cambio de algunas concesiones la aprobaci�n de dicha Ley, hecho que tuvo lugar por unanimidad, el dia 22 de marzo de 1873, declar�ndose ese dia abolida la esclavitud en Puerto Rico.

Despu�s de marzo de 1873 la Sociedad Abolicionista se dispuso a continuar sus trabajos reclamando la Ley de Abolici�n para Cuba, sin embargo las circunstancias pol�ticas hicieron que no lograran grandes resultados, en 1874 no hubo Parlamento, en 1875 se verific� la Restauraci�n y no se reunieron las Cortes hasta 1876, y en ese entonces la guerra existente en Cuba era el constante argumento de los que deseaban la conservaci�n de la esclavitud.
Tambi�n contribuy� en gran parte el hecho de que desde 1875 la Sociedad Abolicionista no pudo celebrar m�tines, ni reuniones p�blicas porque por un decreto de 20 de enero de 1875 se hab�a establecido que para ello era preciso el previo permiso de la autoridad, y aunque lo pidi� la autoridad gubernativa no contest� la petici�n hasta 1879. Durante ese periodo de cinco a�os, la Sociedad no pudo tener vida oficial, limit�ndose sus trabajos a la publicaci�n del peri�dico El Abolicionista y a presentar exposiciones en Las Cortes cuando estas volvieron a reunirse.

Finalizada la guerra de Cuba en 1878 por el Convenio del Zanj�n, se produjo en �l el hecho important�simo de aceptar el Gobierno que se considerasen libres los negros que hab�an hecho armas contra Espa�a, a partir de esto era l�gico que fuesen tambi�n libres aquellos que se hab�an mantenido fieles a Espa�a.
La reforma se impon�a, no s�lo por razones de justicia sino porque de retrasarla pod�a darse el peligro de una sublevaci�n general de los negros que hasta entonces hab�an sido fieles. As� que cuando regres� a Espa�a el general Mart�nez Campos y se hizo cargo de la Presidencia del Gobierno en 1879, present� en el Senado un Proyecto de abolici�n de la esclavitud. Al poco tiempo volvi� a la Presidencia C�novas del Castillo que mantuvo el Proyecto con algunas modificaciones, aprob�ndose y public�ndose como Ley el 13 de febrero de 1880.

Era una Ley muy defectuosa porque aunque declaraba que desde su promulgaci�n cesaba el estado de esclavitud en Cuba de hecho conservaba la esclavitud con el nombre de Patronato al que quedaban sujetos los esclavos durante ocho a�os antes de ser efectivamente libres.


Se dict� un reglamento para su ejecuci�n que no se p�blico en la pen�nsula sino solo en Cuba y que modificaba las condiciones de la Ley relativas al Patronato, convirti�ndolo en una continuaci�n del estado de esclavitud por ocho a�os. No se restablec�a la pena de azotes que hab�a sido suprimida por la ley de 1870, aunque segu�a consentida en la isla, pero se conservaba el cepo y la argolla en la cabeza, seg�n las faltas cometidas por los esclavos.


La Sociedad Abolicionista protest� contra ello y continuo trabajando celebrando nuevos m�tines en 1881 despu�s de la vuelta al poder del Partido Liberal y sus esfuerzos obtuvieron resultados. Aunque la finalizaci�n del Patronato estaba prevista para 1888, la llegada a Las Cortes de una diputaci�n Cubana compuesta de oradores en�rgicos y partidarios de la abolici�n de la esclavitud, convenci� al Gobierno de la necesidad de acortar los plazos del Patronato y oblig� a los esclavistas de Cuba a consentir en la reforma.

El mes de julio de 1886 cuando se discut�a la Ley sobre el presupuesto para Cuba, el Sr. Labra solicit� se incluyera en dicha Ley un art�culo adicional que pusiera fin al Patronato, se aprob� dicha propuesta y el d�a 7 de Octubre de 1886 se public� el decreto de supresi�n del Patronato y de abolici�n definitiva de la esclavitud.
 

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