Las 35 mejores películas de Jude Law, de rareza máxima a obra de arte

Sí, es él. A la crítica le espantó este experimento de la directora Sally Potter sobre el mundo de la moda en Nueva York, todo contado con un moderneo durito de ver. Law, la que le habría caído hoy en Twitter, interpreta a una top model en decadencia vital.

Qué año más raro para Jude Law. Aquí se puso a las órdenes de un visionario como Terry Gillian, que lo mismo firma una maravilla que un bodrio fantástico, para sacar su lado más histriónico en una película que tiene un poco de lo primero y un poco de lo segundo.

Cerramos la trilogía de rarezas con esta ida de olla de David Cronenberg. En un mundo en el que la realidad y los videojuegos se entremezclan (¿la vería Zuckerberg antes de inventarse el Metaverso?), el actor se monta una partida muy loca junto a Jennifer Jason Leigh. Como inspiración retrofuturista mola todo.

Radicalmente innecesaria versión de Guy Ritchie del mito del Rey Arturo. Un intento épico-millennial de darle un meneo a un clásico con mucho movimiento de cámara y peleas a lo loco, con un Jude Law más cerca que nunca de ser una parodia de sí mismo.

Paul W.S. Anderson, el gran especialista en convertir videjuegos en películas, confió en Jude Law, hasta entonces un joven talento del mundo del teatro, para que debutara en el cine con esta película. Una historia chunga sobre pandilleros antisistema que fue un éxito en Reino Unido.

Lo que le gusta a Jude Law un experimento. En esta película, grabada con croma al cien por cine, probaron una nueva técnica inventada por el propio director, Kerry Conran, que seguramente no se ha vuelto a utilizar porque el resultado a nivel visual es raro, raro, raro. Por lo demás, es una historia muy clásica, al estilo casi del cine de los 40, con dos protagonistas que ya habían demostrado su química en una peli que está mucho más abajo en este ranking.

Para muchos es de las peores películas del Universo Marvel, que ya es puntería con todas las que hay. Se montó un gran misterio sobre la identidad del personaje de Law… y finalmente es Yon-Rogg, un alienígena de raza Kree (si digo alguna burrada, estoy copiando de Wikipedia), comandante militar cuya debilidad es su envidia por los logros de los demás. Un papel demasiado menor para alguien de su calibre, ¿no?

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Miguel Sapochnik, el director de los capítulos más bestias de Juego de tronos, debutó en el cine con esta historia de ciencia ficción sobre una especie de seguratas que custodian el tráfico de órganos en un futuro bastante chungo. Es de las pelis más violentas de Jude Law, y también de las más flojitas.

Típico papel para lucir atributos como actor. Aquí Law rompe su molde habitual (que en realidad no le aprieta casi) para meterse en la piel de un canalla con carisma, de un criminal excesivo en todos los sentidos –lo mejor de la peli son las burradas que suelta por esa boquita–, y que además supone un cambio potente a nivel físico. No es en absoluta una peli redonda pero sí funciona como amago Tarantiniano.

Fernando Meirelles (El jardinero fiel, Ciudad de Dios) monta la típica película de historias cruzadas con grandes nombres –además de Law están Anthony Hopkins, Rachel Weisz– y una trama metafórica sobre la infidelidad, la pérdida y el destino. Bien escrita, bien rodada, bien interpretada… Pero sin alma.

¿Puedes tener en una misma película a Jude Law, Sean Penn y Kate Winslet, Anthony Hopkins y James Gandolfini y que te salga regular? Que se lo pregunten a Steven Zaillian, el guionista de La lista de Schindler. A ver, mala no puede ser, pero cuenta la historia de un político idealista que sucumbe a la corrupción de una forma tan grandilocuente y pomposa que resulta fría y un poco tostón.

Es el clímax del Jude Law más comercial, una comedia romántica de manual de la experta Nancy Meyers con Cameron Diaz, Kate Winslet y Jack Black como los otros reclamos. Nada del otro mundo, ya, pero plan perfecto para cualquier tarde tonta sobre todo si hay villancicos en el ambiente.

Es la tercera vez que Jude Law se ponía a las órdenes de Anthony Minghella. Es la película más fría y cruda de las tres, pero tiene bastante punto. Cuenta la historia de un estudio de paisajismo de élite que sufre una ola de robos que se complica cuando el arquitecto al que da vida Law entabla un inesperado vínculo con la madre de uno de los ladrones (Juliette Binoche).

Jude Law tomó el relevo de Michael Caine en el remake de Alfie y aquí ambos protagonizan otro remake. ¿Lo mejor? Ver a los dos en este juego del gato y el ratón de un escritor y el joven amante de su esposa. ¿Lo peor? Que esta versión de Kenneth Branagh no aguanta la comparación con la película original de Mankiewicz.

Los fans de Harry Potter se llevaron una estupenda sorpresa con esta versión joven de Albus Dumbledore, y eso que llegó con polémica porque supuestamente se iba a abordar su homosexualidad y hubo mutis en este tema.

Esta fantasía de Martin Scorsese, una maravillosa carta de amor al cine, tiene tantos admiradores como detractores. Los primeros alaban su magia, su inmejorable uso de la técnica 3D, el encanto de sus actores… Los segundos la encuentran un poco plomiza para los niños y demasiado infantil para los adultos.

Hay tantas versiones de Holmes y Watson que esta, aunque tuvo un éxito notable de taquilla en su momento, ha quedado algo olvidada. Lo mejor fue la química entre Law y Robert Downey Jr. y el rollito adrenalítico de Guy Ritchie, que aquí conjuga muy bien las mismas dosis de acción que de humor, a ratos bastante inteligente.

Hay a quien el estilo de Wes Anderson le resulta ligeramente estomagante, pero hay que reconocer que aquí se lució. Jude Law tiene un papel cortito pero muy bien engamado en la paleta de color y de humor sutil del conjunto.