Josep Samitier: 45 años de la muerte del primer crack del Barça

45 años de la muerte del primer crack mediático del Barça

Se cumplen 45 años de la muerte de Josep Samitier

Se cumplen 45 años de la muerte de Josep Samitier. Kubala y Ramallets portaron el féretro con los restos de Samitier / Barça

David Salinas

David Salinas

Hoy se cumplen 45 años de la muerte de Josep Samitier Vilalta, jugador, entrenador, secretario técnico y embajador del FC Barcelona. Nació el 2 de febrero de 1902 en el número 198 de la calle Urgell de Barcelona. Fue el primer líder del primer gran Barça, un equipo en el que brilló junto a Paulino Alcántara, Agustí Sancho, Ferenc Plattkó y otros nombres de leyenda en la década de los años veinte, en la llamada Edad de Oro.

Samitier, al que se le puede considerar el primer gran crack mediático, falleció sobre las 23 horas del 4 de mayo de 1972 con 70 años víctima de una crisis cardíaca. Su muerte fue muy llorada y dijo adiós junto a su esposa Tina y varios amigos, entre los que se encontraban Nicolau Casaus y Ladislao Kubala. Nadie mejor que su viuda, Valentina Soler, para acercarnos la figura de una persona que, pese a defender los colores del Real Madrid, fue siempre admirado y respetado por la afición azulgrana.

“Siempre fue muy querido. Era ese tipo de persona que llegaba a todo el mundo por su sencillez, amabilidad, carisma y picardía. Se hacía querer”, recuerda Tina. “Cuando paseábamos por La Rambla todo el mundo lo saludaba, le recordaba ese gol, ese partido, esa anécdota... y él, encantado”.

Samitier encontró en Tina, pese a la gran diferencia de edad entre ambos, a su pareja ideal. El mito azulgrana fue muy feliz junto a ella, originaria de Monzón, como la familia del crack. Es más, recuerda su viuda que “las familias vivían casi pegadas unas a otras, en la Plaza Huesca de Sants. Otra gran casualidad. Es como si estuviéramos predestinados a estar el uno con el otro”.

Tina nunca olvida el gesto que tuvo Pepe para con su padre, también llamado José, cuando tuvo dinero suficiente. “Su padre murió poco tiempo después de llegar de la guerra de Cuba y sus restos quedaron en la tumba de unos conocidos. Pepe, cuando dispuso de fondos, compró un espacio en el cementerio de Les Corts para trasladarlos. En la lápida solo pone Samitier 1929, la fecha en la que hizo este cambio. Allí reposa también su madre”, rememora.

Samitier, que fue jugador del FC Barcelona entre 1919 y 1933 y entrenador entre 1944 y 1947 (ganó la Liga 1944-45, la segunda de la entidad), siempre mantuvo que “para jugar al fútbol hay que ser pillo”. Como él, que podía jugar en cualquier posición, que desequilibraba partidos con acciones inverosímiles, piruetas y remates imposibles. No en vano era conocido como “L’home llagosta” por su elasticidad y “el mago del balón” por sus ocurrencias.

Tras abandonar el Barça (lo dieron de baja) pasó por las filas del Real Madrid y con el estallido de la Guerra Civil se trasladó a Francia, donde jugó con el Olympique de Marsella y de Niza. Su personalidad fue tan acusada que se granjeó la amistad de auténticas figuras de la época como Carlos Gardel, Maurice Chevalier, el duque de Windsor o Francisco Franco, a quien acudió para agilizar el fichaje de Ladislao Kubala. Al dictador, cuando le hablaban del fenómeno del momento, Di Stéfano, solía decir: “sí, sí… pero Samitier era mejor”.

De Samitier se han contado mil y una anécdotas, como la que protagonizó cuando fichó por el Barça, el club de sus sueños infantiles cuando era jugador del Internacional.  Le dieron un reloj de pulsera… con la esfera luminosa, que comprobó en ese mismo instante entrando en una habitación oscura. Abrió un camino que, con el tiempo, han ido transitando las figuras que le han ido sucediendo.