Los calvos desaparecen del fútbol: "Yo qué iba a esperar de la vida, si mi padre falleció calvo con 33" | Relevo
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Los calvos desaparecen del fútbol: "Yo qué iba a esperar de la vida, si mi padre falleció calvo con 33"

El Tato Abadía, Carmelo Navarro, Movilla, el doctor López Bran y Ricardo Rosety charlan con Relevo sobre esta realidad del fútbol.

Laurent Blanc besando la calva de Barthez , en un partido de Francia celebrado el 24 de noviembre de 1998. /REUTERS
Laurent Blanc besando la calva de Barthez , en un partido de Francia celebrado el 24 de noviembre de 1998. REUTERS
José Luis Guerrero

José Luis Guerrero

Hemos venido a hablar solo de deporte. Que no es poco. A ver cómo escribimos este reportaje sin traicionar el axioma fundacional de Relevo. ¿Por qué ya no hay tantos futbolistas calvos? La imagen del sevillista Gudelj firmando su renovación con un sombrero tras someterse a un implante de pelo, en el pasado mes de junio, viene a presentarnos una realidad creciente no sólo entre los futbolistas actuales sino entre la sociedad masculina. Los cromos de antes, con los Carmelo Navarro, Tato Abadía, Stelea, Roberto Ríos, Onopko, Rafa Paz, Dertycia o Pedro José, por citar sólo algunos, desprendían otro tipo de imagen, en apariencia, menos preocupada por su aspecto físico. Daban la impresión de encontrarse menos condicionados por esa palabra maldita (para algunos), compuesta por cinco letras, y que muchas personas siguen empleando a día de hoy como apelativo despectivo.

Resultado del injerto de pelo al que se sometió el sevillista Gudelj en la consultad del doctor Cinik. @dr.cinikhospital

"Mi fisonomía era una estética que llamaba la atención, pero fue sin pretenderlo. Me quedé calvo pronto y el bigote me lo dejé cuando acabé la mili. Puse poca voluntad en mi estética. Ojo, en mi época sí existía ego en los vestuarios y gente que se cuidaba muchísimo, pero mi aspecto nunca me ha preocupado. No creo que me hubiese puesto pelo de todas maneras, y mira que a mí me insultaban en los campos con lo de calvo", nos responde al otro lado del teléfono el Tato Abadía desde su famosa tienda La Casa de los Quesos, en Logroño.

El exfutbolista oscense encarna esa estética de fútbol vintage, con medias bajadas, pelos en las piernas y camiseta por fuera en el Logroñés (1985-89, 90-93 y 96-97), Atlético de Madrid (1989-90) y Compostela (1993-96). Para Abadía la tendencia actual no es más que otro rasgo cambiante de una sociedad capaz de dar respuesta inmediata a ciertas necesidades superficiales. "Esto era como el manotazo que nos daba en el pecho Aimar o el entrenador que te llamaba 'hijo puta' en un entrenamiento. Lo tomabas como algo natural, no como algo personal. No quiero decir ni que sea mejor ni peor, simplemente son épocas distintas", subraya.

El Tato Abadía, con el balón entre sus manos, en un partido del Logroñés el 22 de junio de 1997.
El Tato Abadía, con el balón entre sus manos, en un partido del Logroñés el 22 de junio de 1997.

Ese calificativo de "calvo" es del que han querido huir los Ter Stegen, Jordi Alba, Braithwaite, Oblak, Silva, Conte, Simeone, Casillas o Diego López, por citar algunos de los ilustres que han recurrido al injerto capilar. Aunque, lógicamente, no todos los tipos de alopecia son iguales, ni tampoco surgen todas con la misma edad, así como que no todos tienen la personalidad con la que crecieron el Tato Abadía o Carmelo Navarro, más conocido como el Beckenbauer de la Bahía (apodo que le puso el difunto Michael Robinson) y que dejó su impronta en el Cádiz, Recreativo, Betis y Salamanca.

"Yo qué iba a esperar de la vida, si mi padre falleció calvo a los 33 años. Es cierto que ahora se cuida mucho más la imagen, pero antes, sobre todo, lo que yo creo que existía era más respeto. Yo cuando estaba con los Cardeñosa, Esnaola o Gordillo no me atrevía a decir nada. Me acuerdo siendo juvenil con el Portuense que me llevaron a jugar un partido de Copa en Algeciras y estuve todo el viaje en autobús sin levantar la cabeza hasta que un veterano se dirigió a mí", recuerda para Relevo otro de los míticos pelados del fútbol español, Carmelo Navarro, concejal por el PP y gestor de la Plaza de Toros en El Puerto de Santa María, además de propietario de Vinagres de Yema.

El cromo de Carmelo Navarro, cuando militaba en el Cádiz.
El cromo de Carmelo Navarro, cuando militaba en el Cádiz.

En Cádiz, en cualquier caso, están hechos de otra pasta. Recordemos el caso del delantero Nenad Mirosavljevic, quien militó en el equipo amarillo entre 2004 y 2006, y que un día, ante el Valladolid, marcó un hat-trick en menos de media hora. La afición cadista, guasona por naturaleza, vio en el croata a su particular héroe de dibujos animados y el mote de "Mortadelo" cogió tanta fuerza que los propios medios de comunicación se referían a él de esa manera. No existía intención manifiesta de faltar al futbolista, pero al protagonista nunca le gustó el apodo.

Tanto es así que el club emitió un comunicado pidiendo que dejaran de utilizar lo de Mortadelo: "Creemos que resulta fachoso, grotesco y extravagante comparar a un profesional con una caricatura que en nada se asemeja a la personalidad y al carisma de nuestro jugador: una persona educada y correcta tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Pedimos que se deseche y se elimine para siempre esa desagradable expresión al referirse a Mirosavljevic".

Aunque algunos nunca vieron la calvicie como un estigma. "No es que tuviera mucho pelo, pero sí que lo tenía rizado. Pero atravesaba una época, con 19 años, que no me iban bien las cosas. Por aquellos tiempos me fijaba en De la Peña o Molnar, un delantero del Sevilla, que estaban rapados. Me quité el pelo para ver si mejoraba un poco mi suerte", comparte con Relevo otro de los ilustres pelados del fútbol español, José María Movilla, exfutbolista del Zaragoza, Rayo Vallecano, Murcia, Atlético de Madrid, Málaga, Ourense, Moscardó y Numancia. Ese arrebato y cambio de look le dio suerte: pasó de recoger la basura en las inmediaciones del Calderón a jugar como futbolista del Atlético en el desaparecido estadio rojiblanco.

Como la vida misma, una idéntica realidad se interpreta de manera bien distinta muchas veces. La calvicie, en ocasiones, se erige como una especie de piedra filosofal o amuleto. Que se lo pregunten a Blanc y el beso que daba a Barthez antes de empezar todos los partidos del Mundial de 1998, que acabó conquistando la Francia de Zidane (otro ilustrísimo calvo). La ausencia de pelo se comporta a veces como un hecho diferenciador positivo, del que puede dar fe Ricardo Rosety, periodista de Gol y autor del podcast 'El Pelao'.

"Después de un Tottenham-Barça, yo estaba en la zona de flash de Wembley y la semana anterior había entrevistado a Messi, que había roto su silencio de dos o tres años; salió man of the match en Londres y las televisiones con derecho teníamos opción de entrevistarle. Le dijeron que estábamos Movistar, ESPN y UEFA.com. Entonces Messi dijo: "¿En Movistar es con el Pelao?". Los de Prensa se rieron y dijeron que sí. Entonces Messi dijo: "Pues la hacemos con el Pelao". Y ahí surgió el inicio del podcast, hablando con Elías Israel, que me animó a hacer uno entrevistando sólo a calvos", nos confiesa con toda naturalidad Rosety.

El periodista asturiano ha patentado una denominación de origen periodística. A raíz de la pregunta: "¿Cuándo te diste cuenta de que eras calvo?" genera una conversación con el invitado más allá de la actualidad o la actividad profesional del personaje. Periodismo del que hace falta. "No necesito un famoso. Al final me gustaría entrevistar a todo aquel que tenga una historia. Creo que todos la tenemos, pero hay que sacarla. Y ésas son las mejores entrevistas. Los famosos te dan visitas, no todos, pero la calidad está en lo que te cuente el invitado. Y ese es el objetivo del Podcast. Eso, y que se genere un rollo de 'te estás quedando calvo... Cualquier día te llama el Rosety ese", añade.

Charla entre Ricardo Rosety y José Luis Guerrero sobre 'El Pelao'. RELEVO

Por su podcast han pasado más de cincuenta calvos, a excepción de Ramiro Fernández, el que fuera peluquero durante 28 años de la Selección y que cortó el pelo al propio Rosety durante su juventud. Tiene decenas de anécdotas. "Mi primer entrevistado fue Paco Jémez, al que sólo conocía anteriormente de un par de entrevistas flash y al que tuve que decirle que no se lo tomara a cachondeo, pero que el motivo de la entrevista es que era calvo. Confesó que aquel gol de Alfonso ante Yugoslavia fue la causante de que se quedara calvo, porque ahí lucía melena y se apostó con Sergi Barjuán que si pasaba España se rapaba la cabeza. U Oriol Romeu, una rara avis dentro de nuestro mundo, que decidió raparse la cabeza por gusto, no porque tuviera entradas; en esa conversación, por ejemplo, me dijo que le daba vergüenza ir por la calle con libros de filosofía y que perdió ese miedo. O Mateu Lahoz, que me dijo que tenía desde hace tiempo una oferta de una clínica de injertos de pelo para patrocinar a la Federación si ponía su imagen del antes y el después".

El antes y después de Milinko Pantic, en 2018, en la clínica de Levent Acar, en Turquía.
El antes y después de Milinko Pantic, en 2018, en la clínica de Levent Acar, en Turquía.

La clínica turca de Emrah Çinik, por ejemplo, es uno de los sponsors del Sevilla. El Organismo de Relaciones Económicas Exteriores de Turquía (DEIK) calculó en 2018 que al menos 400.000 extranjeros viajaron al país para hacerse un injerto capilar. El doctor Çinik utiliza el reclamo de futbolistas como Gudelj, Rakitic, Rivaldo, Djibril Cissé, Sagna, Gabriel Magalhaes, Alexandru o Joao Pedro para atraer pacientes de todo el mundo. Hoy en día, Turquía sigue dominando el mercado (más de 250 hospitales dedicados al tratamiento capilar), aunque en los últimos tiempos la diferencia de precio con las clínicas españolas no es tanta. Eso sí, todos hacen referencia en nuestro país a un estudio (no científico) de Trip Advisor de 2011 donde colocaba a España como el segundo país del mundo con más calvos, con el 42,60%, por detrás de la República Checa (42,79%).

Hoy en día es más accesible para todos los bolsillos poner fin al problema de la calvicie, que no se trata de una simple intervención estética como apunta para Relevo el doctor Eduardo López Bran, Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y fundador y director de la Clínica IMEMA, así como de la Unidad de Trasplante de Pelo en el centro por el que han pasado algunos célebres futbolistas. "Los pacientes que intervenimos tienen un buen resultado en un 90-95% de los casos y lo agradecen porque mejora mucho su imagen, rejuvenecen y mejoran su autoestima. No es solo una intervención estética, sino que también tiene un papel médico y psicológico. Médico porque el pelo confiere una protección física frente a la radiación solar y la pérdida de esa protección frente a la radiación solar, incrementando mucho la incidencia de cáncer a nivel del cuero cabelludo", precisa.

Algunos exfutbolistas como Alfonso Pérez Muñoz no tuvieron problema en compartir su decisión de ponerse pelo en 2013. Otros como Milinko Pantic lo hicieron en 2018: "Soy una persona que no me escondo. Lo sabe todo el mundo. Mi consejo es que vengan aquí, a Turquía, con el doctor Levent Acar. Hay mucho tabú y es un país que me apasiona". Pero los que siguen en activo, como Gudelj, deben aprovechar las vacaciones de verano para estar unas semanas sin que su cabeza impacte con el balón. Otros prefieren seguir en el 'anonimato' y evitar hablar de su alopecia o injerto, pese a que cada vez es más habitual la tendencia de ponerse pelo en nuestra sociedad.