Crítica: Johnny Winter - Second Winter | El Portal del METAL

Johnny Winter - Second Winter

Enviado por Garfunkel el Vie, 18/07/2014 - 16:52
1876

1. Memory Pain
2. I'm Not Sure
3. The Good Love
4. Slipin' and Slidin'
5. Miss Ann
6. Johnny B. Goode
7. Highway 61 Revisited
8. I Love Everybody
9. Hustled Down in Texas
10. I Hate Everybody
11. Fast Life Rider

'¿Cuán lejos viajaría yo para estar junto a tí?
¿Cuán lejos es el viaje de aquí a las estrellas?
Y si alguna vez te pierdo, ¿cuánto lloraré?
¿Cuán profundo es el océano?
¿Cuán alto es el cielo?
'

Día aciago el de ayer aquí en mi humilde morada en la campiña del País Vasco. Cualquier individuo con un par de dedos de frente entiende que éste no iba a ser un buen día, especialmente, cuando la primera noticia del mundo real que invade su mente, tras desembarazarse de los brazos de Morfeo, es la repentina muerte del albino de Beaumont, Johnny Winter. Las horas posteriores a la confirmación de este funesto acontecimiento fueron agónicas y aterradoras. Esperando una confirmación oficial, rezando en vano, y albergando esperanzas de que todo fuese una mentira de una mente enferma de la red. Y, finalmente, las peores presagios se hacían realidad: Johnny Winter, el bluesman más pálido que jamás haya existido, nos abandonaba en extrañas circunstancias, quizás, como consecuencia de su frágil salud en estos últimos años.

Cierto es que las últimas crónicas de sus conciertos comentaban la aparente debilidad del viejo Winter, sensación que se acrecentaba dada su insignificante apariencia y constitución física. Incluso en sus años mozos Johnny Winter aparecía en escena cual bachiller Sansón Carrasco. Un hombre tan estirado que parecía que se iba a romper de un momento a otro, y tan blanquecino como una aparición. Y sin embargo, todos estos síntomas desaparecían por completo cuando subía al escenario, convirtiéndose en una bestia, expulsando ardientes melodías e invocando el fantasma de Robert Johnson. Y es que así era Johnny Winter. Un auténtico fenómeno, un guitarrista increíble, de extrema sencillez y bella sonrisa, y pare usted de contar.

De toda su producción discográfica - sin contar sus colaboraciones con astros como Muddy Waters - siempre me ha encantado este Second Winter. Un auténtico huracán del 'blues' más sentido y tórrido para aplacar las duras inclemencias del frío invierno. Tercera placa de estudio, y segundo con disco con su hermano Edgar, Second Winter es otro hito en la carrera de Johnny. Todavía seguía siendo el 'bluesman' de Texas, pero es aquí dónde empezamos a apreciar su transición, lenta pero firme, hacia los mundos del rock 'n' roll. Además de todo esto, Second Winter fue lanzado como un LP de tres caras, en lugar de las cuatro habituales, siendo dejada en blanco la última cara de forma intencionada

Momentos destacables en el disco los hay para dar y tomar. La inicial, 'Memory Pain' arranca fuertemente con la ardiente voz de Winter y su afilada guitarra, avanzando sinuosamente por los terrenos de la psicodelia más ácida. Le sigue la desgarrada 'I'm Not Sure', con un riff serpenteante como el del clásico 'Hooche Coochie Man, y un depliegue melódico a las teclas por parte del no menos sin par Edgar Winter, digno de los mejores Allman Brothers. Otra de las mejores del plástico, sin duda alguna, es la guerrera 'I Love Everybody', donde los alaridos de Winter recuerdan increíblemente a la poderosa garganta de Howlin' Wolf. Bueno, y también tenemos un espectacular solo de Johnny, pero a éso ya deberíamos acostumbrarnos, ¿no?

Y, como en todo disco del albino de Texas, siempre hay espacio para las versiones. Junto a auténticos clásicos como 'Slipin' and Slidin' del eterno padre del rock, Little Richard, encontramos dos espectaculares versiones- porque no cabe calificarlas de otra forma - de dos clásicos: 'Johnny B. Goode' y 'Highway 61'. Dos estándares del rock 'n' roll que pasaron a ser habituales en el repertorio del bueno de Johnny. Dotándolas de una fuerza y una acidez descomunales, como Cream hizo con el 'Crossroads' del viejo Johnson, transformándose en delirios guitarrísticos sin igual. No sería descabellado afirmar que superan con creces a las versiones originales.

Es ciertamente triste que estos hechos continuen sucediendo - inevitables, por otra parte - y más astros continúen abandonándonos. Que sí, que ustedes dirán lo que quieran de los "agüelos", los dinosaurios, y los vejestorios piltrafas como los Rolling Stones. Pero yo habría dado mis riñones por haber acudido a ver a este hombre en directo, y éso jamás me lo brindará ningún sucedáneo intelectualoide moderno o un vikingo de Noruega cualquiera. Desde luego, Johnny Winter no estaba en muy buena forma, pero su corazón seguía latiendo con la misma fuerza de siempre, y su genio seguía intacto. Lamentablemente, y salvo honrosas excepciones, el blues es un arte bellísimo que se está perdiendo. Poco a poco, vamos perdiendo ésa simpática expresión de "estar tristes y azules" - baby, I've got the blues - y, desde luego, vista la actualidad, Estados Unidos ignora cada vez más (¿deliberadamente?) sus raíces musicales y humanas.

Ojalá, allá dónde esté, Johnny Winter esté compartiendo escenario con Hooker y Waters. Desde luego, si existe una realidad más allá de ésta, allí la música tiene que ser algo digno de escuchar. Espero que este "Hombre de las Nieves" continúe deslumbrando con su talento a todos los que, como él, ahora están más allá de las estrellas...

Johnny Winter: Voz, guitarra, mandolina
Edgar Winter: Voz, teclados, saxofón alto
Uncle John Turner: Batería
Tommy Shannon: Bajo
Dennis Collins: Bajo

Sello
Columbia