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Cómo ser John Malkovich
Querer ser como Malkovich es un imposible, pues a su talento como actor se une una presencia física que atrapa al espectador. Pocas veces se ha visto en pantalla a un hombre que aterre y cautive tanto al mismo tiempo.
Cómo ser John Malkovich es una pregunta sin respuesta. Su facilidad para hacer todo tipo de personajes inquietantes ha conseguido que sólo su rostro sea capaz de aterrar a más de un espectador. La maldad que emana, no es contradictoria con la atracción que hace sentir al público. A pesar de la intranquilidad que provocan muchos de sus personajes, el espectador se siente hipnotizado, y lo último que desea es que desaparezca de escena.
Su primer contacto con la interpretación fue cuando tenía 23 años. Había nacido en Christopher (Illinois) el 9 de noviembre de 1953, así que se apuntó a la compañía de teatro Chicago Steppehwolf Theatre, con la que sigue colaborando. Su carrera sobre las tablas le llevó a Broadway a compartir cartel con Dustin Hoffman en ‘Muerte de un viajante’ (1984), un trabajo que repetirían un año después en su versión televisiva. Antes de ser actor, trabajó en una tienda de materiales de oficina, condujo un autobús escolar, pintó casas y recogió hierbas para una compañía de jardinería. No recuerda qué le llevó a convertirse en actor, ya que podría haber sido cualquier otra cosa. Lo que tiene claro es que está contento con su profesión, “es genial hacer que eres otra persona y que te paguen ridículas cantidades de dinero por ello”.
En televisión debutó en 1981 y tres años después en cine. Su primer papel fue un secundario en el drama En un lugar del corazón. Su buena actuación de un ciego mereció una nominación al Oscar. Esta película sirve para recordar que aunque Malkovich es un tipo con cara de malo es capaz de hacer llorar y enternecer al más pintado. Su primer papel protagonista no llegó hasta 1987 con Fabricando al hombre perfecto. Ése mismo año Steven Spielberg lo llamó para hacer de ‘cicerone’ de Christian Bale en El imperio del sol. Pareció gustarle la experiencia de trabajar con reconocidos directores, y desde ese momento fue requerido por cineastas de la talla de Stephen Frears, que le regaló el perverso personaje de Valmont en la versión cinematográfica de Las amistades peligrosas (1988). Un papel que se ajusta como un guante al perfil de Malkovich, pues despierta el deseo de acabar con él, junto a una necesidad imperiosa de permanecer a su lado. La cinta sobre la decadencia de la nobleza dio paso al drama El cielo protector (1990), donde trabajó a las órdenes de Bernardo Bertolucci. Dos años después fue llamado por Woody Allen para actuar en Sombras y niebla. Demostrado cuán malvado e inquietante podía llegar a ser, Malkovich volvió sus pasos hacia su primer papel. Sin ser un bendito como el ciego, el disminuido psíquico de De ratones y hombres (1992) despierta la sensibilidad del público, que se compadece de él a pesar de las situaciones dramáticas que llega a provocar. Pero lo suyo es lado oscuro, y así lo demostró como antagonista de Clint Eastwood en En la línea de fuego (1993), cuyo trabajo le mereció su segunda nominación al Oscar. Después de ser un espeluznante asesino, Malkovich miró hacia Portugal, país que adora. En 1995 trabajó por primera vez para el portugués Manoel de Oliveira en El convento. Con el veterano cineasta ha vuelto a trabajar en dos ocasiones más, siendo la última de ellas, Una película hablada (2003), la mejor colaboración entre ambos.
La maldad hipnótica e inquietante de Malkovich se dejó ver en títulos como Mary Reilly (1996), donde fue el doctor Jekyll y Mr. Hyde, Retrato de una dama (1996), donde fue otro retorcido noble, o en la cinta de acción Con Air (Convictos en el aire) (1997), donde lideraba a unos presos que se rebelan en un vuelo. Su lado más humano se vio en la surrealista Cómo ser John Malkovich (1999). Según sus propias palabras, “cuando leí el título pensé que era un chiste de una sola línea, pero cuando terminé de leer el guión entero, se convirtió en un chiste de 100 páginas”. El leitmotiv de la historia es la posibilidad de entrar en la cabeza de John y vivir como si fueras él por un tiempo. Sin embargo, lo que más llama la atención es la imagen que el actor muestra de sí mismo, pues aparece como un ser despreciable y egocéntrico, una visión que a buen seguro, no todos los actores de Hollywood estarían dispuestos a ofrecer. Después de haberse interpretado a sí mismo, parecía imposible que Malkovich pudiera sorprender al espectador. Pero entonces llegó La sombra del vampiro (2000), otro peculiar proyecto en el que interpretó a F.W. Murnau, el célebre cineasta expresionista alemán, durante el rodaje de su obra cumbre, Nosferatu. Tras la falta de escrúpulos de su Murnau, Malkovich volvió a la maldad más absoluta de la mano de Tom Ripley en El juego de Ripley (2002), de Liliana Cavani. Ese año aprovechó para debutar tras las cámaras en Pasos de baile, en la que hasta la fecha es su única película como director. Para la ocasión eligió a los españoles Javier Bardem y Juan Diego Botto como protagonistas. Ahora Malkovich llega a las pantallas con Beowulf de Robert Zemeckis, donde es el siniestro consejero del rey Hrothgar, un personaje recreado digitalmente por el método de “motion capture”. No le vienen de nuevas las intrigas palaciegas, ya que fue el malvado rey Galbatrix en Eragon (2006). En lo que se refiere a sus planes inmediatos, tiene pendiente de estreno Burn After Reading, la última de los hermanos Coen, y está rodando The Changeling a las órdenes de Clint Eastwood.
Ante las brillantes composiciones de complejas personalidades que hace Malkovich, el público acaba teniendo la necesidad de saber más sobre su vida privada. El que busque algún síntoma de locura psicótica va por muy mal camino, pues por lo poco que se sabe, lleva una vida bastante tranquila entre la campiña francesa y Estados Unidos. Desde 1989 está casado con Nicoletta Peyran, con quien tiene una hija de 17 años (Amandine), y un hijo de 15 (Lorwy). Un año antes de contraer matrimonio se divorció de su primera mujer, la también actriz Glenne Headly, a quien estuvo unido seis años. Quizás sean ellas las que puedan arrojar algo de luz sobre cómo ser John Malkovich.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actor de reparto En la línea de fuego
Nominado a 1 premio
- Actor de reparto En un lugar del corazón