6 cosas que no sabías de Joan Crawford

6 cosas que no sabías de Joan Crawford

El Hollywood dorado

La actriz estadounidense Joan Crawford pasó del cine mudo al sonoro y de la pobreza al estrellato, reinventándose en su casi medio siglo de carrera

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Foto de la actriz Joan Crawford.

Terceros

Crawford, con una obsesión neurótica por el éxito, siempre manejó la publicidad con astucia y maestría. Era una superviviente nata que se reinventaba una y otra vez. Las chicas como ella no lo tenían fácil.

Lucille Fay LeSueur, su nombre real, nació en San Antonio (Texas) un 23 de marzo de entre 1904 y 1908, dependiendo de la fuente. Su padre, Thomas LeSueur, un obrero de origen canadiense, no estuvo allí para verlo: meses antes había abandonado a su esposa embarazada.

Anna Bell Johnson, trabajadora en una lavandería, pronto se casó con el empresario teatral Henry Cassin. Siempre justos de dinero, Lucille costeó sus estudios con diversos trabajos. La adolescente no tardó en hacer las maletas y probar suerte como bailarina. Así empezaba la carrera de una de las leyendas de Hollywood. Estas son algunas curiosidades sobre su vida.

1. Nombre por concurso

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Joan Crawford en 1929.

TERCEROS

En 1925, siendo corista en Broadway, un ejecutivo de la Metro-Goldwyn-Mayer se fijó en ella. Lo primero fue darle un nombre. LeSueur sonaba demasiado parecido a sewer (cloaca en inglés), así que la Metro convocó un concurso nacional entre los lectores de la revista Movie Weekly para rebautizar a la joven. La opción elegida, premiada con 1.000 dólares, fue Joan Crawford.

Irving Thalberg, segundo en la Metro, llamó a una guionista a su despacho y le pidió que creara una nueva personalidad para Crawford

2. La fórmula Crawford

Después de algunos papeles como flapper (así conocidas las jovencitas con el pelo corto y falda por encima de las rodillas que bailaban charlestón) y un intento fallido de convertirla en rubia platino, Irving Thalberg, segundo en la Metro, llamó a una guionista a su despacho y le pidió que creara una nueva personalidad para Crawford.

En Amor en venta (1931), la actriz interpretó por vez primera el papel de chica trabajadora que logra huir de la pobreza y alcanzar el éxito. Crawford encarnó el mito del sueño americano para todas las mujeres de clase baja en un país maltrecho por el crac del 29. Fue la llamada “fórmula Crawford”.

Si Greta Garbo era la exótica belleza y Norma Shearer la dama de la alta sociedad, Crawford fue la working girl por excelencia.

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Irving Thalberg y Norma Shearer en 1929.

TERCEROS

3. Veneno para la taquilla

Tras varios fracasos comerciales, en 1938, la Asociación de Exhibidores Independientes de América la declaró “veneno para la taquilla”, un lastre con el que también cargarían en algún momento Katharine Hepburn, Greta Garbo, Marlene Dietrich y Fred Astaire.

4. Milagro en los Óscar

En 1943, en un intento por relanzar su carrera, Joan Crawford firmó con Warner Bros. En brazos de esta compañía hizo su gran reaparición. No en vano, Alma en suplicio (1945) le valió el máximo reconocimiento.

Dos semanas antes de la ceremonia de los Óscar de 1946, anunció a la Academia que no asistiría debido a una desconocida enfermedad que la tenía postrada en la cama. Debía pelear por el galardón que tanto anhelaba con rivales de la talla de Ingrid Bergman y Gene Tierney.

Bette Davis y Joan Crawford siempre se profesaron un odio mutuo que fue la comidilla de Hollywood

La prensa se hizo eco de su misterioso problema de salud, y el jurado, tal vez conmovido, se decantó por ella. La intérprete recibió a la prensa y la estatuilla en su cama, pero con un aspecto magnífico. Pocos días después se recuperó milagrosamente.

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La actriz Bette Davis.

TERCEROS

5. Eternas rivales

Bette Davis y Joan Crawford siempre se profesaron un odio mutuo que fue la comidilla de Hollywood. Sobre la comentada promiscuidad de Crawford, Davis declaró públicamente que su colega se había acostado con todas las estrellas de la Metro, salvo con la perra Lassie.

6. La otra cara de Joan

La hija adoptiva de Joan, Christina, olvidada en el testamento de la actriz, muerta en 1977, escribió en Queridísima mamá (1978) un duro retrato de su madre. La estrella era adicta al vodka, maniática de la limpieza –hasta el punto de arrastrarla de la cama en plena noche para limpiar restos de detergente– y una maltratadora tanto psíquica como física.

Pese a que las dos hijas menores, las gemelas Cathy y Cynthia, defendieron a su madre, asegurando que fue estricta pero cariñosa, la venganza de Christina resultaría devastadora para la imagen póstuma de la estrella.

Este texto se basa en un artículo publicado en el número 558 de la revista Historia y Vida. ¿Tienes algo que aportar? Escríbenos a redaccionhyv@historiayvida.com.

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