La vida de Joao Félix y quién está detrás de la estrella del Atlético de Madrid
La vida de Joao Félix y quién está detrás de la estrella del Atlético de Madrid
el apoyo de los padres

La vida de Joao Félix y quién está detrás de la estrella del Atlético de Madrid

La carrera de la jovencísima estrella del Atleti está guiada por dos padres que se han desvivido con su hijo, que ya tuvo problemas de adaptación cuando abandonó el pueblo para vivir en Oporto

Foto: Joao Félix con sus padres (Carlos y Carla) y su hermano Hugo. (foto vía instagram Joao Félix)
Joao Félix con sus padres (Carlos y Carla) y su hermano Hugo. (foto vía instagram Joao Félix)

Dejó de ser un adolescente hace, prácticamente, un año cuando debutó con el Benfica en la Champions contra el PAOK de Salónica. Desde ese momento, la carrera de Joao Félix entró en otra dimensión. La del fútbol profesional y la alta competición, en la que un entorno equivocado o las malas compañías son perjudiciales. La carrera de la nueva y jovencísima estrella del Atlético de Madrid está guiada por unos padres que se han desvivido por su hijo, apasionado del fútbol, que ya tuvo problemas de adaptación cuando abandonó el pequeño pueblo de Viseu para vivir en Oporto. La nostalgia de salir de casa con 8 años para quedarse a vivir en la residencia de un club profesional le marcó. Para mal.

Joao Félix no estaba preparado, mental y anímicamente, para pasar los días sin ver a los padres. Una situación que se ha repetido en muchos otros 'cracks', caso de Iniesta cuando abandonó el pueblo manchego de Fuentealbilla para quedar recluído en La Masia del Barcelona. Noches de mucha nostalgia y dudas por dar un paso tan complicado como es el de tener que desprenderse de la familia. A Cristiano Ronaldo le sucedió algo parecido cuando, tan joven, viajó de Madeira para vivir en la residencia del Sporting de Lisboa. Joao Félix ha pasado por todo esto y esa mala experiencia en Oporto sirve para que hoy, con 19 años, tenga un aprendizaje y más experiencia para haberse adaptado con tanta facilidad a las exigencias del Atlético de Madrid.

No es nada sencillo. Le presentaron a bombo y platillo en las redes sociales del club rojiblanco con una puesta en escena en el Museo del Prado. Aterrizó antes de que saliera Griezmann y le dieron el dorsal ‘7’. Convertirse en el fichaje más caro de la historia del Atlético de Madrid (127 millones de euros) era la presión que se añadía en un joven jugador con poca trayectoria. Las incógnitas las está despejando desde la pretemporada con resultados y buenas actuaciones. Protagonista destacado en el 3-7 al Real Madrid y la victoria contra la Juventus de Cristiano Ronaldo, y el jugadón del que todo el mundo habla en el estreno de Liga contra el Getafe que acabó en penalti. Los aficionados del Wanda Metropolitano corearon por primera vez el nombre del adolescente y algunos periodistas más atrevidos comparan la jugada ‘maradoniana’ con la de Ronaldo Nazario en Compostela o la de Messi al Getafe en el Camp Nou que acabó en gol.

placeholder Joao Félix en un ejercicio durante un entrenamiento. (Efe)
Joao Félix en un ejercicio durante un entrenamiento. (Efe)

Maduro y responsable

Hay que tener detrás un buen entorno para gestionar la euforia y los elogios que producen el fútbol cuando se trata de fabricar ídolos. Son los padres de Joao Félix (Carlos y Carla) los que tienen que redoblar los esfuerzos y la atención para darle normalidad. No es Joao Félix un chico al que se le suba el éxito efímero a la cabeza con facilidad, pero necesita tener cerca a sus padres. Los dos son profesores de Educación Física en un colegio de Viseu. Desde que se hizo oficial el fichaje por el Atleti (8 de julio) pactaron que no le podían dejar solo. Siempre tiene a uno de los dos a su lado. Pendiente de él. Haciéndole compañía. Empezó quedándose la madre en Madrid, en el cuartel general, mientras que el padre atiende al hermano pequeño: Hugo. Un chico que está en la cantera del Benfica y al que Joao Félix está muy apegado y echa de menos. En un partido de la temporada pasada destacó una celebración en la que Joao Félix se fue a la parte trasera de la portería para abrazar a su hermano, que ejercía de recogepelotas.

La familia se ha tenido que volver a separar, como esos primeros años en Oporto. Joao Félix tiene ahora una presión diferente. Gigantesca. Los padres estám siempre pendientes de él para ayudarle a gestionarla, aunque destacan que es un chico maduro y humilde. Responsable. Casero. Le gusta jugar a los videojuegos y tiene los pies en la tierra. Los orígenes y la infancia de pertenecer a una familia de clase media ayudan a valorar, de puertas para adentro, que no hay que dejarse llevar por la euforia que viene del exterior. Es trabajador y está centrado. Solo necesita que uno de los dos, padre o madre, esté cerca en el día a día. Sobre todo en estos inicios fuera de Portugal y en un club cada vez más mediático.

Dentro del Atlético de Madrid es el Cholo Simeone el que le cuida. El entrenador trata de demostrar que Joao Félix es uno más y se muestra exigente. Tras el partido contra el Getafe, pidió tranquilidad y dijo que el chico tiene que mejorar. Personas cercanas a Simeone dicen que “le mima”. No solo el Cholo. También compañeros de equipo como Diego Costa, muy cercano, con el que puede hablar en portugués y compartir los consejos sobre cómo adaptarse a una vida fuera de casa. Jorge Mendes, su agente, le llevó al Atlético y en el club están muy pendientes de que pueda estar cómodo. Tiene una estructura de gente pendiente. Lo pone fácil. Entrena fuerte, le gustan los desafíos del Profe Ortega (preparador físico) y tiene un comportamiento corriente.

Dejó de ser un adolescente hace, prácticamente, un año cuando debutó con el Benfica en la Champions contra el PAOK de Salónica. Desde ese momento, la carrera de Joao Félix entró en otra dimensión. La del fútbol profesional y la alta competición, en la que un entorno equivocado o las malas compañías son perjudiciales. La carrera de la nueva y jovencísima estrella del Atlético de Madrid está guiada por unos padres que se han desvivido por su hijo, apasionado del fútbol, que ya tuvo problemas de adaptación cuando abandonó el pequeño pueblo de Viseu para vivir en Oporto. La nostalgia de salir de casa con 8 años para quedarse a vivir en la residencia de un club profesional le marcó. Para mal.

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