La Comedia Humana, Honoré de Balzac

[La comédie humaine]. Así quiso llamar Honoré de Balzac (1799-1850) al gigantesco ciclo de cuen­tos y novelas que compone toda su obra narrativa. El título (claramente inspirado en el ya tradicional del poema de Dante) co­rresponde perfectamente a la ambición que abrigaba Balzac de ofrecer un cuadro com­pleto de los pensamientos, sentimientos, ideales y pasiones de la humanidad, con pre­cisa referencia a las costumbres sociales de su época, a la Francia del Primer Imperio, de la Restauración y de Luis Felipe, cuyo historiador, intérprete y juez quiso ser á un tiempo. Pues su obra, sostenida por un po­deroso temperamento poético y rebosando libre creación fantástica, recurre, por otra parte, a las teorías y pretensiones del rea­lismo y del naturalismo, en pos de una pre­cisión de análisis que llamó «científica», y está llena de preocupaciones sociológicas y moralizadoras que revelan claramente las ideas políticas del autor, inclinado a un ri­guroso tradicionalismo «ilustrado». Las pri­meras obras, impresas en 1830, aparecen es­critas en realidad sin un plan bien definido; pero las publicaba ya bajo el título genérico y programático de «Escenas de la vida pri­vada», procuran ya muy pronto relacionar entre ellos los distintos relatos, a base de repetir ciertos personajes fijos. Sucesivamen­te, desde 1834 hasta 1837, empezó a sub- dividir su producción que aumentaba con ritmo vertiginoso, en tres grandes partes: «Estudios de costumbres», «Estudios filosó­ficos» y «Estudios analíticos», cada una de las cuales comprendía distintas secciones, de modo que establecía casi una serie de re­cuadros que iba lentamente rellenando.

El título general del ciclo debía ser al princi­pio el de «Estudios sociales», mientras el de­finitivo de Comedia Humana no aparece has­ta 1841. Aquel año Balzac preparaba una pri­mera edición completa de su obra en dieci­séis volúmenes (que se convirtieron luego en diecisiete), que empezó a aparecer en el año 1842. En 1845 hizo otra ordenación (que puede considerarse definitiva, salvo escasos retoques posteriores), trazando un «plan» que comprendía el título de 135 no­velas, de las cuales 85 estaban acabadas y 50 esbozadas; las últimas quedaron incom­pletas, mientras Balzac añadía a las 85 ya escritas seis novelas más, completamente nuevas, ideadas y plasmadas a continuación. Tenemos, pues, en efecto, 91 narraciones, fruto del trabajo de 20 años aproximadamen­te publicadas desde 1830 a 1847, que figu­ran distribuidas según el siguiente esquema: Parte Primera, «Estudios de costumbres» [«Études de Moeurs»]: a) «Escenas de la vida privada» [«Scénes de la vie privée»], I: La casa del gato que pelotea, El baile de Sceaux, Memorias de dos jóvenes recién casadas, La bolsa, Modesta Mignon, Un debut en la vida, Alberto Savarus, La venganza, Doble fami­lia, La paz en familia, La Señora Firmiani, Estudio de mujer; II: La falsa amante, Una hija de Eva, El mensaje, La granadera, La mujer abandonada, Honorina, Beatriz, Gobseck, La mujer de treinta años, Papá Goriot, El coronel Chabert, La misa del ateo; III: La interdicción, El contrato de matrimonio, Otro estudio de mujer, b) «Escenas de la vida de provincias» [«Scénes de la vie de province»], I: Úrsula Mirouet, Eugenia Grandet, Los solteros (Pierrette, El cura de Tours, Casa de Soltero o La Rabouilleuse); II: Parisienses en provincias (El ilustre Gaudissart, La musa del departamento), Las ri­validades (La vieja solterona, El gabinete de los antiguos), Las ilusiones perdidas (Los dos poetas, Un gran hombre de provincia en París, Los tormentos del inventor), c) «Es­cenas de la vida parisiense» [«Scénes de la vie parisienne»], I: Historia de los Trece (Ferragus, La duquesa de Langedis, La mu­chacha de los ojos de oro), Grandeza y decadencia de César Birotteau, Casa Nucingen, Esplendores y miserias de las cortesanas (El amor de las cortesanas, Lo que cuesta el amor a los viejos, Las calles perversas, La última encarnación de Vautrin); II: Los se­cretos de la princesa de Cadignan, Facino Cañe, Sarrasine, Pedro Grassou, Los parien­tes pobres (La prima Betta, El primo Pons), Un hombre de negocios, Un príncipe de la bohemia, Gaudissart; III: Los empleados; IV: Los comediantes sin saberlo, Los pe­queños burgueses, El revés de la historia contemporánea (Madame de La Chanterie, El iniciado), d) «Escenas de la vida política» [«Scénes de la vie politique»]: Un episodio bajo el Terror, Un asunto tenebroso, El diputado de Arcis, Z. Marcas, e) «Escenas de la vida militar» [«Scénes de la vie mili- taire»] : Los Chuanes, Una pasión en el de­sierto. f) «Escenas de la vida campesina» [«Scénes de la vie de campagne»]: Los al­deanos, El médico rural, El cura de aldea, El lirio del valle. Segunda parte, «Estudios filosóficos» [ «Études philosophiques»]: I: La piel de Zapa, Jesucristo en Flandes, Melmoth reconciliado, Massimilia Doni, La obra maestra desconocida, Gambara, La busca de lo Absoluto, El hijo maldito, Adiós, Los Maraña, El confiscador, El verdugo, Un dra­ma a orillas del mar, Maese Cornelius, La posada roja; II: Sobre Catalina de Médicis, El elixir de la larga vida, Los proscritos, Luis Lambert, Serafita. Tercera Parte, «Es­tudios analíticos» [«Études analytiques»] : Fi­siología del matrimonio, Pequeñas miserias de la vida conyugal. M. Konfantini

Escribo a la luz de dos verdades eternas: la Religión, la Monarquía. (Balzac)

¡Balzac es grande! ¡Sus caracteres son la obra de una mente universal! No ya el es­píritu del tiempo, sino milenios enteros han preparado con su lucha tal desenlace en el alma del hombre. (Dostoievski)

Junto con Shakespeare y Saint-Simon, re­presenta el más vasto depósito de documen­tos de la naturaleza humana.  (Taine)

Balzac, el primer genio del siglo, lucha durante treinta años para conseguir una obra maestra sin conseguirla, y en lugar de levantar un monumento funda una ciudad. (Oriani)

El objetivo de Balzac era hacer para la humanidad lo que Buffon hizo en la crea­ción animal. Como el naturalista describía leones y tigres, el novelista estudiaba hom­bres y mujeres. (Wilde)

La Comedia humana es el testimonio y el museo vivo de un siglo francés. (Thibaudet)

Su obra es inmensa. Sus ochenta volúme­nes encierran una época, un mundo, una generación. Antes de él, nunca se intentó conscientemente realizar cosa tan prodigio­sa, jamás la temeridad de una energía tan poderosa fue mejor premiada. (S. Zweig)