Al Barça, y especialmente al periodismo que lo envuelve con ese manto laportista y la necesidad diaria de mejorar el relato hasta extremos cada vez más surrealistas, no le convienen demasiado estos parones de la Liga como el que está terminando, que ha acabado con un balance increíble de fichajes y de traspasos. Si hay que hacer caso de los titulares de prensa de estos días, el Barça ya tiene atados los traspasos de Raphinha por entre 70 y 100 millones; de Frenkie de Jong, aunque no quiera irse; la posibilidad real de vender a Lewandowski por 100 millones a Arabia Saudí; a Araujo por otros 80 millones; y a Christensen por 50 millones; además de haber recibido una oferta por Lamine Yamal de 200 millones, esta última verbalizada por el propio presidente Joan Laporta en su pódcast de primavera. En cuanto a fichajes, las portadas y las cabeceras digitales tampoco se han quedado atrás, poniendo en el punto de mira a varios objetivos como Kimmich (Bayern) y el propio Erling Haaland (Manchester City) como resultado de una rocambolesca operación aprovechando que la Premier bajará al equipo de Guardiola por fraude económico en menos de dos temporadas. Haaland sería, de acuerdo con esta fantasía periodística, el gancho electoral previsto por Laporta para la reelección en 2026.
La imaginación de unos, sin límites, la ausencia de verdaderas buenas noticias en el ámbito económico y financiero del Barça de Laporta, y la no menos acuciante prioridad de los medios por mantener el consumo de la información azulgrana en ese contexto actual euforizante han provocado esta especie de escalada libre de salidas y de entradas promovida por la no menos desbordante e ilusoria voluntad del propio Laporta.
¿Haaland? Los periodistas del régimen, hay que reconocerlo, lo han bordado con una historia que, cuando menos, les debería ruborizar y avergonzar, asegurando sin ambages que Haaland ya había dicho sí al Barça, habiéndose quedado con las ganas de venir al Camp Nou el verano de 2021 a causa de los problemas financieros azulgrana en aquel momento. “Ahora podría, por fin, cumplir su sueño”, firman la información, descaradamente, los mismos reporteros que explicaron con todo detalle que el propio Xavi y el entonces secretario técnico, Jordi Cruyff, habían visitado al delantero noruego en persona para tratar de convencerlo, sin éxito, de venir al Camp Nou. Haaland le dijo no al Barça y a Laporta en el mismo periodo operativo en el que el presidente invirtió más de 100 millones en las operaciones de Lewandowski, Raphinha, Koundé y otros, además de haberle pagado 55 millones al City por Ferran Torres, dinero más que suficiente para haber cerrado la operación de Haaland. Si no vino no fue porque el Barça no dispusiera entonces de margen salarial, lo que quería era ir a un club con posibilidades de ganar la Champions.
Claro que, puestos a decir barbaridades y vender humo donde no hay ni fuego, la conducta imitativa de la prensa culé, sobre todo cuando está aburrida, guarda relación con las propias bravatas del presidente con ese anuncio intencionado y perverso a propósito de Lamine Yamal por el que, según dijo, ha rechazado una oferta de 200 millones. ¿De quién? De nadie, claro, solo se trata de un truco mediático, otro más de Laporta, para capitalizar la explosión del joven delantero y para darle carta de naturaleza a un proyecto de equipo con una base de jugadores formados y fichados con criterio de la Masía, que finalmente es lo contrario de su plan. Desde que es presidente, Laporta ha fichado a Sergio Agüero, Éric García, Memphis Depay, Luuk de Jong, Emerson Royal, Yusuf Demir, Adama Traoré, Ferran Torres, Aubameyang, Dani Alves, Raphinha, Lewandowski, Koundé, Héctor Bellerín, Marcos Alonso, Christensen, Kessié, Pablo Torre, Gundogan, Íñigo Martínez, Joao Félix, Joao Candelo, Oriol Romeu y Vítor Roque. 24 jugadores en total, ese era el plan, comisión arriba y comisión abajo, además de prometer a Haaland y renovar o volver a fichar a Messi, sin que esa ansiedad y compulsión de Laporta por fichar a cualquier precio se haya curado, ni mucho menos.
Lo que ha pasado, sin embargo, es que la realidad y la herencia de Josep Maria Bartomeu lo que ha traído es a Araujo, Pedri, Gavi, Lamine Yamal, Fermín, Cubarsí, Héctor Fort y Marc Guiu, con la desgracia añadida de que, entre Laporta, por cargarle en la espalada el peso del 10 de Messi, y la impericia del Dr. Cugat han hundido la carrera de Ansu Fati. En conjunto, talento más que suficiente como para armar otro gran equipo del agrado de la afición azulgrana con el que se pueda identificar y conformar.
Laporta necesita que ese futuro sea el título de esta temporada, si al final no caen ni la Liga ni la Champions. Por eso pone en valor a Lamine Yamal, también con la malévola intención de una renovación y blindaje inminente del nuevo crack. Laporta ha preparado de este modo el terreno para cerrar con su agente y amigo, que no es otro que Jorge Mendes, un nuevo contrato que justifique ficha y salarios a la altura del mercado que ya tiene Lamine Yamal y una cláusula galáctica para ponerlo a salvo de ofertas como esa que dice haber escuchado el presidente, si nadie levanta la mano adjudicándose la autoría, procedente de una voz interior.
Para asegurarse la continuidad de Lamine Yamal y satisfacer los otros deseos/compromisos de Laporta con Mendes, como comprar a los Joaos, urge vender futbolistas por esos 200 millones rechazados porque lo que de verdad se cuece y preocupa debajo de esa cortina de euforia y del pódcast de la fantasía son perdidas espectaculares -otra vez- porque los ingresos no crecen y sí los gastos de forma imparable.
La última broma la ha protagonizado el representante de Vítor Roque, que se ha sumado al festival. “En el Barça los clubs hacen cola por ficharlo por 50 millones”, ha afirmado André Cury. Traducido, quiere decir que a 1 de julio de 2024 el Barça no puede inscribirle por el coste real del traspaso (30 millones fijos más 31 en variables) firmado en su momento, ya que la inscripción actual de Vítor Roque está limitada al final de esta temporada y pudo acordarse provisionalmente con LaLiga por el 75% del salario de Gavi, baja por lesión de larga duración. Otro drama que exige una solución rápida y de emergencia antes del 30 de junio, pues si no juega ni marca goles difícilmente le surgirán ofertas para salir del Barça. Algún día alguien deberá explicar por qué el revés de perder a Gavi se compensó con un delantero centro carísimo que ni le gusta del todo a Xavi ni lo necesita.
