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El-Gato-con-Botas-COMPLETO-ilovepdf-compressed

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I LUSTRADO POR JUAN BOBILLO
CHARLES PERRAULT
EL GATO CON BOTAS
ESTA ES L A H I STOR IA DEL H I JO DE UN MOL I N E R O Q U E 
CREYÓ QUE UN S IMPLE GATO ERA UNA HE R E N C I A 
MENOS VAL IOSA QUE LA DE SUS HERM A NO S . 
¿ESTAR ÍA EN LO C IERTO?
ESTE LIBRO PERTENECE A:
...........................................................
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© Eudeba 2014
Hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Libro de edición argentina
Diseño gráfico: Malena Cascioli
Perrault, Charles
 El gato con botas / Charles Perrault ; adaptado por María Elena Cuter ; ilustrado por Juan 
Bobillo. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Eudeba; Organización de Estados 
Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2014.
 24 p. ; 26x14 cm. 
 ISBN 978-950-23-2344-2 
 1. Cuentos Clásicos Infantiles. I. Cuter, María Elena, adapt. II. Bobillo, Juan, ilus. III. Título
 CDD 863.928 2
EL GATO CON BOTAS
abía una vez un molinero que, antes de morir, 
llamó a sus tres hijos y les dejó todos sus bienes: 
un molino, un asno y un gato. El reparto de la herencia se 
hizo enseguida, sin llamar al notario ni al procurador, pues 
probablemente se hubieran llevado todo el pobre patrimonio.
El hijo mayor se quedó con el molino; el segundo, con el asno,
y al más pequeño sólo le correspondió el gato.
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El hijo menor no podía consolarse de haber recibido tan poca 
cosa. 
–Mis hermanos –decía– podrán ganarse la vida 
honradamente juntándose los dos. En cambio yo, en 
cuanto me haya comido el gato y me haya hecho un 
manguito con su piel, me moriré de hambre.
El gato, que entendía estas palabras pero ponía cara de que no, 
le dijo con aire serio y sosegado:
–No se aflija en absoluto, mi amo. No tiene más que darme 
un saco y hacerme un par de botas para ir por los matorrales 
y ya verá que su herencia no es tan poca cosa como usted 
cree. 
Aunque el amo del gato no puso muchas esperanzas en él, lo 
había visto valerse de tantas tretas para cazar ratas y ratones, 
como cuando se colgaba por sus patas traseras o se escondía en la 
harina haciéndose el muerto, que no perdió totalmente la ilusión 
de que lo socorriera en su miseria.
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5 | EL GATO CON BOTAS
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En cuanto el gato tuvo lo que había solicitado, se calzó 
rápidamente las botas, se echó el saco al hombro, tomó los 
cordones con sus patas delanteras y se dirigió hacia un coto de 
caza en donde había muchos conejos. Puso salvado y hierbas 
dentro del saco, se tendió en el suelo como si estuviese muerto, 
y esperó que algún conejillo, poco conocedor de las trampas de 
este mundo, viniera a meterse en el saco para comer lo que en él 
había echado. 
Apenas se recostó, tuvo la primera satisfacción; un distraído 
conejito entró en el saco. El gato tiró enseguida de los cordones 
para atraparlo y lo mató sin compasión.
El gato, muy orgulloso de su presa, se dirigió hacia el palacio del 
rey y pidió a los guardias que lo dejaran entrar para hablar con él. 
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7 | EL GATO CON BOTAS
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Lo hicieron pasar a los aposentos de Su Majestad y, después de 
hacer una gran reverencia al rey, le dijo: 
–Majestad, aquí tenéis un conejo de campo que el señor 
Marqués de Carabás (que es el nombre que se le ocurrió 
dar a su amo) me ha encargado ofreceros de su parte. 
–Dile a tu amo –contestó el rey– que se lo agradezco, y que 
me halaga en gran medida. 
Tiempo más tarde, se escondió en un campo de trigo con el 
saco abierto. En cuanto dos perdices entraron en él, tiró de los 
cordones y las cazó. Enseguida fue a ofrecérselas al rey, tal como 
había hecho con el conejo de campo. 
Una vez más, el rey se sintió halagado al recibir las dos perdices. 
Ordenó a sus criados que dieran al gato una propina y le sirvieran, 
además, lo que deseara comer y beber. 
Durante dos o tres meses el gato continuó llevando al rey las 
piezas que cazaba. Siempre le decía que lo enviaba su amo, el 
Marqués de Carabás.
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9 | EL GATO CON BOTAS
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Un día el gato se enteró que el rey iba a dar un paseo por la 
orilla del río con su hija, la princesa más hermosa del mundo. Sin 
perder un segundo, le dijo a su amo:
–Si sigue mi consejo podrá hacer fortuna. No tiene más 
que bañarse en el río, en el lugar que yo le indique, y luego 
déjeme hacer a mí. Pero recuerde que ahora es usted el 
Marqués de Carabás; ya no es más el hijo de un pobre 
molinero.
El Marqués de Carabás hizo lo que su gato le aconsejaba, sin 
saber con qué fines lo hacía.
Mientras el joven se bañaba, pasó por allí el rey. Apenas lo vio, el 
gato se puso a gritar con todas sus fuerzas. 
–¡SOCORRO! ¡SOCORRO! 
¡Se ahoga el Marqués de Carabás!
Al oír los gritos, el rey se asomó por la ventanilla de su carruaje 
y, reconociendo al gato que tantas piezas de caza le había llevado, 
ordenó a sus guardias que fueran enseguida en auxilio del 
Marqués de Carabás.
Mientras sacaban del río al pobre Marqués, el gato se acercó a la 
carroza y le dijo al rey que unos ladrones se habían llevado la ropa 
de su amo a pesar de que él gritó con todas sus fuerzas pidiendo 
ayuda. Pero la verdad era que el pícaro gato las había escondido 
debajo de una enorme piedra. Al instante, el rey ordenó a los 
encargados de su guardarropa que fueran a buscar uno de sus más 
hermosos trajes y vistieran con él al señor Marqués de Carabás.
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11 | EL GATO CON BOTAS
El rey quiso que subiera a la carroza y lo acompañara en su 
paseo. A partir de ese momento, le ofreció mil muestras de 
amistad al hijo del molinero. El hermoso traje que acababan de 
darle realzaba su figura, pues el muchacho era guapo y de buena 
presencia. Incluso la hija del rey lo encontró muy de su agrado 
y, en cuanto el Marqués de Carabás le dirigió dos o tres miradas 
muy respetuosas y un poco tiernas, ella se enamoró locamente 
de él. 
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El gato, encantado al ver que su plan empezaba a dar resultado, 
se adelantó y, encontrando a unos campesinos que segaban un 
campo, les dijo: 
–¡Eh, oigan, buenas gentes, si no decís al rey que el campo 
que estáis segando pertenece al señor Marqués de Carabás, 
seréis hecho picadillo como carne de pastel!
Al pasar por allí, el rey no dejó de preguntar a los segadores de 
quién era el campo que estaban segando.
–Estos campos pertenecen al señor Marqués de Carabás 
–respondieron todos a la vez, pues la amenaza del gato los 
había asustado. 
–Tiene usted una muy hermosa heredad –le dijo el rey al 
Marqués de Carabás.
–Como usted ve, Señor –respondió el Marqués– es un 
prado que no deja de dar en abundancia todos los años.
Mientras tanto, el gato, que seguía yendo adelante, se encontró 
con un grupo de cosechadores y les dijo: 
–¡Eh, oigan, buenas gentes, si no decís al rey que todo este 
trigo pertenece al señor Marqués de Carabás, seréis hecho 
picadillo como carne de pastel!
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13 | EL GATO CON BOTAS
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Un momento después, pasó el rey y quiso saber a quién pertenecía 
todo el trigo que veía.
–Todo el trigo pertenece al señor Marqués de Carabás 
–respondieron todos a la vez, pues la amenaza del gato los 
había asustado. 
Y el rey se sentía cada vez más complacido con el Marqués.
Finalmente, el Gato con Botas llegó a un grandioso castillo. Su 
dueño era un temible ogro, el más rico de todo el reino, ya que 
todas las tierras por donde el rey había pasado le pertenecían. 
El gato, que sabía quién era aquel ogro y qué cosas sabía hacer, 
llamó a la puerta y pidió hablar con él para presentarle sus 
respetos. El ogro
lo recibió tan cortésmente como puede hacerlo 
un ogro y lo invitó a descansar un rato. 
–Me han asegurado –comentó el gato mientras recuperaba el 
aliento– que tenéis la habilidad de convertiros en cualquier 
clase de animal. Que podéis, si os place, transformaros en 
león o en elefante.
–Es cierto –contestó el ogro bruscamente–. Y para 
demostrarlo, me veréis convertido en un león.
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15 | EL GATO CON BOTAS
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El gato se asustó mucho de encontrarse de pronto 
delante de un león y, con gran esfuerzo y dificultad, 
pues sus botas no servían para andar por las tejas, 
se trepó al alero del tejado. 
Un rato después, en cuanto el gato comprobó que 
el ogro había tomado otra vez su aspecto habitual, 
bajó del tejado y le confesó que había pasado mucho 
miedo.
–También me han asegurado –dijo el gato– 
que sois capaz de convertiros en un animal 
pequeño, como una rata o un ratón, aunque 
debo confesaros que esto sí me parece del 
todo imposible. 
–¿Imposible? –replicó el ogro–. ¡Ya lo veréis!
Y mientras decía esto se transformó en un ratón 
que se puso a correr por el suelo. El gato, en cuanto 
lo vio, se arrojó sobre él y se lo comió.
Mientras tanto, el rey, al pasar ante el hermoso 
castillo, quiso entrar en él. El gato, que había oído 
el repiqueteo de la carroza al atravesar el puente 
levadizo, corrió a su encuentro y saludó al rey con 
una gran reverencia. 
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17 | EL GATO CON BOTAS
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–Sea bienvenido Vuestra Majestad al castillo del señor 
Marqués de Carabás.
–¡Pero bueno, señor Marqués! –exclamó el rey– . ¿Este 
castillo también es vuestro? ¡Qué belleza de patio! Y los 
edificios que lo rodean son también magníficos. ¿Pasamos 
al interior?
19 | EL GATO CON BOTAS
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El Marqués de Carabás tomó de la mano a la princesa y, siguiendo 
al rey, entraron en un majestuoso salón, donde los esperaban unos 
exquisitos manjares que el ogro tenía preparados para obsequiar 
a unos amigos suyos que habían de visitarlo ese mismo día. Pero 
los amigos del ogro no creyeron conveniente acercarse al castillo 
cuando se enteraron que el rey estaba allí. 
El rey, encantado de las buenas cualidades del señor Marqués 
de Carabás, lo mismo que su hija, que estaba loca por él, y 
contemplando los grandes bienes que poseía, le dijo, después de 
beber cinco o seis copas.
–Solo depende de usted, señor Marqués, que sea mi 
yerno. 
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21 | EL GATO CON BOTAS
El Marqués, haciendo grandes reverencias, aceptó el honor que 
le hacía el rey y, ese mismo día, se casó con la princesa.
El gato se convirtió en un gran señor y ya no corrió detrás de los 
ratones más que por diversión.
FIN
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Moraleja
Aunque gozar de una herencia 
que del padre al hijo pasa
tiene para ese hijo
muchas y grandes ventajas,
a menudo sucede
que la maña y la habilidad
valen más para un muchacho
que los bienes que heredó.
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es un cuento popular europeo que Charles Perrault incluye 
por primera vez en sus Cuentos de mamá ganso publicados 
en 1697. Aparece allí con el título de “El gato maestro”. Los 
Hermanos Grimm, que también recopilaron cuentos populares, 
decidieron no incluir este relato en su colección Cuentos para 
niños y el hogar por considerarlo de origen francés.
EL GATO CON BOTAS...
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I LUSTRADO POR JUAN BOBILLO
CHARLES PERRAULT
EL GATO CON BOTAS
ESTA ES LA H ISTOR IA DEL H I JO DE UN MOL INERO QUE 
C REY Ó QUE UN S IMPLE GATO ERA UNA HERENCIA 
MEN OS VAL IOSA QUE LA DE SUS HERMANOS . 
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