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Futbolistas estrellados (I)

Garrincha: una edad mental de 10 a�os pero insaciable con el alcohol y el sexo

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Fue una estrella inigualable pero el alcohol y el sexo destruyeron su vida. Muri� solo, pobre y cirr�tico frente al estadio que le vio brillar.
Fue una estrella inigualable pero el alcohol y el sexo destruyeron su vida. Muri� solo, pobre y cirr�tico frente al estadio que le vio brillar.AP

"Siempre te hac�a la misma y siempre te desbordaba. Chile 62 lo gan� �l", dec�a, con voz casi desencajada, un admirado Diego Armando Maradona, absorto frente a una antigua grabaci�n de las mejores jugadas de uno de sus predecesores, de uno de esos pocos tipos a los que alguien como �l pod�a reconocer como un igual. El futbolista de quien hablaba era Manuel Francisco dos Santos, extremo brasile�o contempor�neo de Pel� y mito imborrable de las mejores d�cadas de la selecci�n carioca, aquellas que se enmarcan entre finales de los cincuenta y principios de los setenta, cuando la sele�ao encaden� tres mundiales de cuatro e instaur� una manera de entender el deporte rey como una samba alegre, un baile divertido y colorista en imitaci�n del jolgorio desenfrenado de los carnavales de R�o.

Nacido en una familia pobre de Mag�, en el estado de R�o de Janeiro, Man� fue un ni�o bajito, de columna desviada, enfermo de poliomielitis, patizambo y asim�trico, con seis cent�metros de diferencia en la longitud de una pierna respecto de la otra. Esa apariencia de torpeza y fragilidad insertadas en un cuerpo veloz y rechoncho le valieron desde peque�o el apodo de "Garrincha", aglutinando todas esas desventajas que, lejos de frustrar el talento con el que naci�, acrecentaron su leyenda y ayudaron a conferirle un estilo propio de regate, una danza de amago, vuelta al origen y arrancada portentosa que le hizo imparable para los defensores de la �poca.

Aquella arrancada seca y circense, y la clase de su toque de bal�n para el pase final, le consagraron como estrella del equipo brasile�o Botafogo, donde milit� casi toda su carrera. Fue bajo los focos internacionales de los mundiales donde fragu� la leyenda del mejor regateador de la historia entre otros t�tulos honor�ficos. Brill� especialmente en Suecia 58, junto al emergente Pel�, y Chile 62, en solitario por la lesi�n del crack bajo el que siempre vivi� a la sombra. "Pel� era un hombre gol, yo siempre fui el que preparaba la jugada para �l", declar� en una entrevista para la televisi�n brasile�a, aparentemente feliz de ser el que prove�a de balones precisos para la gloria goleadora de O Rei, en una de esas sociedades asim�tricas como la de Benzema y Cristiano Ronaldo.

�dolo de la afici�n, su carrera y su fama fueron proverbiales en sus mejores a�os, si bien la efervescencia de su leyenda apenas le va a la zaga al voluminoso anecdotario de su vida personal. Como todos los grandes personajes de la �poca previa a internet, la existencia de Garrincha est� espolvoreada por decenas de episodios reales y ap�crifos, dif�ciles de comprobar, en los que se relata un car�cter infantilizado, ingenuo y f�cil de enga�ar, una voluntad alegre y despreocupada que a veces rayaba un rid�culo casi obsceno. Son famosas las historias de la moderna radio que compr� durante el mundial de Suecia y que malvendi� al masajista porque �nicamente hablaba en sueco, o su pregunta: "�Cu�ndo comienza la segunda fase?", realizada mientras daba la vuelta de honor con sus compa�eros tras haber vencido 5-2 en la final de ese mismo campeonato. El psic�logo de la selecci�n canarinha declar� que su edad mental era de diez a�os, circunstancia que, sin embargo, no le impidi� cultivar una extraordinaria adicci�n tanto al alcohol como al sexo, �mbitos en los que, igual que en su regate, fue siempre insaciable. Tuvo un total de 14 hijos reconocidos de varias parejas, uno de ellos de nacionalidad sueca, aunque se le atribuyen muchos m�s que var�an dependiendo de qui�n sea el que cuente este u otros rumores, como el de su incesante actividad sexual o la longitud de su falo, seg�n puede leerse en la biograf�a Estrella solitaria, del escritor brasile�o Ruy Castro.

Fuera del f�tbol, la vida del doble campe�n del mundo fue siempre tan sonada medi�ticamente como dentro de las canchas. Tuvo un pol�mico romance con la cantante Elza Soares, por la que dej� a su esposa en tiempos de un plomizo convencionalismo pol�tico, y poco antes hab�a protagonizado un accidente de coche en el que falleci� su suegra y por el que Garrincha, que conduc�a ebrio, fue condenado a dos a�os de c�rcel. Como consecuencia de una existencia tan convulsa, las grandes arrancadas por la banda dejaron paso al abandono de sus mujeres y a la pobreza de la que fue preso por sus adicciones y las necesidades de manutenci�n a sus m�ltiples reto�os.

Las lesiones y el paso de los a�os acrecentaron su decadencia. Y as�, ya retirado del f�tbol y de los homenajes que siguieron como eco de sus haza�as de juventud, Garrincha se sumi� en un olvido alcoh�lico, miseria de artistas incomprendidos, amado por un pueblo que no pudo o no quiso darle "los verdes" que hubiera necesitado en aquellos tristes �ltimos a�os, cuando dorm�a rodeado de cartones a la sombra del estadio del Botafogo, ese en el que fue un dios imposible de atrapar por sus marcadores. Hasta tal punto era de esquivo que a�n hoy, cuarenta a�os despu�s de una muerte solitaria, delirante y cirr�tica el 20 de enero de 1983 con apenas 49 a�os, su cuerpo se halla desaparecido del cementerio en el que supuestamente fue enterrado y todav�a hoy los restos de uno de los mejores futbolistas de la historia no han sido localizados.

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