Reparto - Garabandal, solo Dios lo sabe | Web oficial
>

Fernando García Linares

Fernando García Linares interpreta en la película el papel del brigada Juan Álvarez Seco. Fernando nació en Toledo (España) y está casado con Sagrario, que, a su vez, interpreta el papel de doña Carmen, la fiel y serena esposa del brigada.

Cuando le propusieron el papel, Fernando no se creía capaz de hacerlo. Él ha estudiado Económicas y nunca antes en su vida se había visto metido en algo así. Pero comprendió que era Nuestra Madre, la Virgen, la que se lo pedía, y a Ella ni podía ni quería decirle que no. Por eso, se entregó en cuerpo y alma al proyecto, uniéndose de corazón a la oración de todo el equipo a lo largo de los días de rodaje: «Madre, concede a esta película transmitir tu bendición».

El brigada Juan Álvarez Seco fue uno de los principales testigos de las apariciones de San Sebastián de Garabandal. Como responsable del cuartel de Rionansa, siguió muy de cerca los asombrosos acontecimientos que tuvieron lugar en la aldea más pequeña de su demarcación.

Conoce al verdadero brigada.

Belén Garde

Belén Garde es de Madrid y ha estudiado Magisterio. Le gusta trabajar en equipo, donde siempre destaca por su capacidad comunicativa. Aunque parece una joven muy extrovertida, el secreto de su corazón pertenece a Jesucristo.

Belén era consciente de la responsabilidad que asumía al aceptar el papel de «Conchita González», una de las cuatro jóvenes videntes de las apariciones de San Sebastián de Garabandal, por eso se puso desde el primer momento en las manos de la Virgen María, convencida de que esta película era de Ella, y de que era Ella la que tenía que manifestarse a través de tan pobres instrumentos. Para Belén era fundamental que el horario de cada jornada de rodaje girase en torno a la misa y a la adoración eucarística, para no olvidar por qué y por quién se estaba haciendo todo.

Uno de los retos que Belén y las otras intérpretes de las videntes debían afrontar en cada grabación era imitar las posturas y movimientos de las niñas de Garabandal durante los éxtasis. Belén experimentó —en primera persona— cómo esas posturas forzadas terminaban pasando factura sobre su espalda.

David Cruz

David Cruz es Ingeniero aeronáutico y vive a caballo entre Madrid y Reino Unido. Está casado con Isabel, que también participó en el rodaje, y es padre de un niño. El Señor le ha regalado una voz que es un auténtico tesoro, y que él ha puesto incondicionalmente al servicio de la evangelización. Pero una cosa es «poner voz», y otra muy distinta es poner imagen e interpretar. Tampoco él tenía experiencia en el mundo del cine, así que esperaba colaborar con un papel «sencillito». La sorpresa fue que se le pidiera representar a uno de los obispos. Pero no se echó para atrás, y procuró prepararse lo mejor que pudo. Y aprendió importantes lecciones de vida espiritual que le han hecho mucho bien.

Su personaje fue Mons. Lucio Alfaro, personaje ficticio que representa la reacción de la Iglesia en la Diócesis de Santander ante la noticia de los acontecimientos que están desarrollándose en San Sebastián de Garabandal. A Mons. Alfaro ni se le pasa por la cabeza que lo que está pasando en la pequeña aldea sea nada más que un «juego de niñas» que su torpe párroco no sabe frenar. Constituye una Comisión de estudio y, en función de los informes de esa Comisión, trata de poner coto a la espectacularidad que están tomando los acontecimientos.

Javier Paredes

Javier Paredes está casado y es padre de siete hijos. Quiere muchísimo a la Virgen María y, desde hace tiempo, estudia y reflexiona –como historiador que es- el papel que sus apariciones están teniendo en nuestra intrincada historia contemporánea.

Cuando le propusieron participar en la película, aceptó encantado, y esto por dos razones: la primera, porque no se había visto en toda su vida en una aventura como esta; la segunda, porque piensa que ya iba siendo hora de que alguien hiciera una película sobre un suceso tan importante como lo que ocurrió en San Sebastián de Garabandal.

Javier interpreta en la película a «Mons. D. José Ortega», personaje ficticio que no se identifica con ningún obispo en particular de la historia de Garabandal, sino que resume la posición oficial de la jerarquía desde 1962 hasta los años ochenta. Mons. Ortega afrontará el problema que las supuestas apariciones le suponían convencido de antemano de su falsedad. En consecuencia, tratará de poner fin a los sucesos de forma definitiva y contundente.

Enrique Carrasco

Enrique Carrasco es informático en Sistemas, está casado y es padre de cuatro hijos. Para él, esta película ha sido un «milagro» de Garabandal, realizada gracias a la bendición de Nuestra Madre y a la profunda unidad que reinaba dentro del equipo, a pesar de la austeridad y de las estrecheces sufridas los días de grabación, en los que no se contaba ni siquiera con sillas suficientes para que todos pudieran sentarse a la hora de comer. Se da la curiosidad de que una de sus hijas es Teresa, que en la película interpreta el papel de Mari Cruz.

Enrique, por su parte, interpreta al doctor Luis Morales, psiquiatra y médico principal de la Comisión investigadora de las apariciones. Muy seguro de sí mismo y de que la Ciencia podía dar respuesta a todo lo que estaba ocurriendo en Garabandal, mantuvo durante largo tiempo una postura negativa con respecto a los fenómenos. Sin embargo, el 30 de mayo de 1983, durante una conferencia ofrecida en el Ateneo de Santander y con permiso del entonces Obispo de Santander Mons. D. Juan Antonio del Val Gallo —en su día, miembro también de la Comisión— se retractó de su anterior incredulidad, confesando que elaboró sus informes determinadamente influido por sus prejuicios.

Alberto Bárcena

Alberto Bárcena es madrileño, casado desde hace veintiséis años y padre de dos hijos. Licenciado en Derecho y doctor en Historia Contemporánea, es conocido por su brillante actividad intelectual y por la profundidad de sus investigaciones.

Interpreta en la película a D. Francisco Vergara, sacerdote excesivamente racionalista, prematuramente cerrado a lo sobrenatural. No es un personaje real pero encarna, de alguna manera, a la Comisión nombrada por el Obispado para el estudio de los sucesos de San Sebastián de Garabandal.

Alberto asumió con sencillez su difícil papel, aunque sabemos que le costó. Procuró en todo momento no juzgar a su personaje, y afrontar su incómodo papel como un servicio a Nuestra Madre y una petición de estudio de lo que verdaderamente sucedió en Garabandal.

Rafael Samino

 Rafael Samino es extremeño de nacimiento y toledano de adopción. Está casado desde hace veintisiete años con Esmeralda, que en la película interpreta el papel de Aniceta, y tiene seis hijos. 

Para Rafa fue una alegría que le propusieran hacer el papel de D. Valentín, el párroco de San Sebastián de Garabandal. Desde que conoció Garabandal —antes incluso de entrar en la universidad— había sentido una fuerte atracción por su figura y su papel en las apariciones. De hecho, en las oportunidades que había tenido de hablar con testigos directos, siempre les preguntaba por D. Valentín: cómo era, cómo actuaba, qué decía… Así que, desde el primer momento, se sintió muy cómodo interpretando al sencillo párroco de pueblo. También porque notaba que Nuestra Madre, la Virgen, había puesto su «tienda de campaña» entre los improvisados intérpretes, y que no tenía intención de dejarlos solos en ningún momento de la experiencia.

D. Valentín Marichalar fue, durante las apariciones, el párroco de San Sebastián de Garabandal y del vecino pueblo de Cosío. Situado en una posición extremadamente difícil, recibió la noticia de los primeros éxtasis de las niñas con un comprensible recelo. Con todo, procuró seguir el curso de los acontecimientos con prudencia, interrogó a las niñas y recogió pruebas e informes que envió puntualmente a las autoridades diocesanas. Aunque evitó siempre hacer pronunciamientos que pudieran interferir la investigación oficial, no pudo evitar exclamar: «Hasta ahora todo parece de Dios».

Esmeralda Pérez

Esmeralda Pérez está casada con Rafael Samino que, en la película, hace de D. Valentín. Es madre de seis hijos y desarrolla su vida profesional como educadora social. Considera un honor haber podido participar en la película, colaborando así con Nuestra Madre, la Virgen, y con la difusión de los mensajes de Garabandal.

En la película, Esmeralda da vida a Aniceta, la madre de Conchita, y para ella ha sido una experiencia extraordinaria. En Aniceta están representados los padres de las cuatro videntes de Garabandal, con sus dudas, sus sufrimientos, sus alegrías, sus luces, sus esperanzas, sus contradicciones… A Esmeralda, madre de familia como ellos, le resultaba muy fácil ponerse en su lugar y valorar su papel —tan importante—, frente a unos acontecimientos que les desbordaban.

Aniceta González había quedado viuda varios años antes del comienzo de las apariciones. Conchita era la más pequeña de sus hijos, y la única niña. Como las familias de las demás niñas, se encontró de pronto en la boca de todos, criticada, juzgada, examinada, objeto de incesantes burlas… Y todo esto sin saber ella misma qué pensar de lo que sucedía con su hija. Sufrió tanto que llegó a decir poco antes de su muerte: «Si no me volví loca, fue porque la Virgen me ayudó, porque fue para volverse loca».

Manuel Gómez

Manuel Gómez reside en Cuenca (España). Está casado con Carmen, que también participó en el rodaje, y entre sus muchas ocupaciones, destaca la de restaurador de obras de arte. De hecho, su conversión llegó de la mano de la Virgen María, restaurando la imagen de una pequeña ermita. Tenía entonces veintiocho años.

Conoció la historia de las apariciones de San Sebastián de Garabandal en esos momentos, de la mano de un sacerdote que le ayudó mucho en todo ese proceso. Por eso, aceptó ilusionado cuando le propusieron participar en la película, porque siempre ha llevado los mensajes de la Virgen en Garabandal muy dentro de su corazón.

Interpreta el papel de Pepe Díez, un vecino de San Sebastián de Garabandal. Conocía a las niñas y a sus familias de toda la vida. A las primeras noticias de lo que las niñas contaban respondió con incredulidad y llegó a amenazarlas con que la Guardia Civil las llevaría a la cárcel si seguían diciendo mentiras. Pero, a medida que Pepe fue viendo cosas, fue cambiando de opinión, hasta hacerse un fiel y decidido defensor de las apariciones.

Juan Romero

Juan Romero es licenciado en Historia y master en Historia Medieval. Está casado y es padre de dos hijos. Su esposa, Cristina, también participó en la película: delante de la cámara, haciendo el papel de una de las aldeanas; y detrás de la cámara, ayudando y solucionando en todo lo que podía, a pesar de sus cinco meses de embarazo.

Cuando le propusieron participar en la película, Juan experimentó una explosión de gozo espiritual. Le pareció una bellísima forma de honrar a la Virgen María y revertir la ignorancia de tantas personas sobre Garabandal. Le encantó la experiencia del rodaje, por la evidente y constante asistencia de la Virgen. Y está asombrado de que con actores tan absolutamente noveles, y con tan pocos recursos materiales, se haya logrado un resultado tan digno.

Juan dio vida en la película al P. Ramón Andreu. Este sacerdote jesuita visitó Garabandal en varias ocasiones durante el verano de 1961, siempre con permiso de su superior y del Sr. Obispo de Santander. Con la información recogida en esos días, y avalado por su experiencia en el difícil arte de la dirección espiritual y en el discernimiento de espíritus, realizó un importante informe que puso a disposición de las autoridades eclesiásticas.

Pedro Leal

Pedro Leal es Ingeniero Industrial y tampoco él tenía ninguna experiencia previa en el mundo del cine. Ya sabemos que la inexperiencia es la característica «especial» del reparto de esta película. Interpreta el papel del doctor Puncernau, prestigioso neuropsiquiatra barcelonés que estudió detenidamente a las cuatro videntes y los fenómenos que estaban viviendo. Ricardo Puncernau nos legó un valioso informe con todas sus observaciones, las pruebas realizadas sobre las niñas, y las correspondientes conclusiones.

Pedro se sintió muy identificado con su personaje a causa de su común formación en Ciencias. Mientras grababan determinadas escenas, su racional cabeza de ingeniero trataba de analizar todos esos fenómenos tan inexplicables que, en la historia de las apariciones, se repetían a diario. Y, al final, tuvo que concluir que «la realidad no pudo ser otra que la que las niñas contaban». De otra forma no tiene explicación ni siquiera el simple caminar de las niñas en éxtasis, sin mirar al suelo —cuando el pueblo en ese momento era como una escombrera llena de piedras amontonadas— y sin tropezar, sin caerse, sin resbalar. Mientras que los intérpretes, incluso mirando, tuvieron más de un susto e incluso pequeños accidentes.

Miriam Rodríguez de Rivera

A Miriam Rodríguez de Rivera le propusieron participar en la película cuando acababa de terminar su brillante primer curso de Medicina. Tenía poco tiempo para pensárselo y aceptar suponía renunciar a muchos proyectos y planes de verano. Además, no conocía a ninguno de los otros intérpretes… Pero, como Miriam quiere tanto al Señor y a su Madre Santísima, cogió su maleta y salió de Las Palmas de Gran Canaria rumbo a la península, un poco nerviosa pero llena de ilusión. Gracias a su buen carácter y a su decisión de entregarse al máximo se integró perfectamente en el equipo. Y como «Dios ama a los que dan con alegría» (II Cor. 9, 7), la experiencia no solo no le ha defraudado, sino que reconoce que ha sido sumamente enriquecedora.

Miriam interpreta en la película a Jacinta González, una de las cuatro videntes de San Sebastián de Garabandal. Jacinta, junto con sus amigas —Conchita González, Mari Loli Mazón y Mari Cruz González— vieron por primera vez al Arcángel San Miguel a las afueras de su pueblo, San Sebastián de Garabandal, el 18 de junio de 1961. San Miguel las fue preparando a través de varias apariciones hasta que, el 1 de julio de 1961, les anunció que al día siguiente verían a la Virgen María. Así fue, en efecto. Tras esa primera aparición se calcula que tuvieron lugar más de dos mil éxtasis, alrededor de los cuales se congregaron miles de testigos. Para definirse a sí misma, la Virgen usó en Garabandal un título significativo: «Yo, vuestra Madre…». Y ciertamente, en todo momento se mostró como una madre llena de amor hacia sus hijos y preocupada por su salvación. De ahí su llamamiento a amar más a Jesús en la Eucaristía y su petición de que seamos buenos, que meditemos la Pasión y nos sacrifiquemos más.

Teresa Carrasco

Teresa Carrasco es madrileña y estudiante de Filosofía y Teología. En la película interpreta el papel de Mari Cruz González, la más pequeña de las cuatro videntes de San Sebastián de Garabandal.

Desde el primer momento, Teresa comprendió que asumía una gran responsabilidad, porque «Garabandal, solo Dios lo sabe» no es una película cualquiera sino que quiere ser una llamada a escuchar a la Virgen y su mensaje de conversión. Durante las grabaciones experimentó la urgencia de conocer más a la Virgen, de unirse más a Ella, de hablar y de estar muy cerca de Ella. Todo esto para poder transmitir —de alguna manera— lo que las niñas vivían durante los éxtasis y lo que la Virgen quiso manifestar en Garabandal: que es Nuestra Madre, una Madre llena de amor para con sus hijos.

Todo lo vivido durante las intensas jornadas de grabación, ha supuesto para Teresa una auténtica revolución espiritual. Si antes le costaba encajar a la Virgen en su vida de fe, esta experiencia le ha permitido descubrirla como Madre y como Reina. Sabe que esta Madre confía plenamente en ella y defiende su relación con Dios. Y sabe también que esta Reina se lo exige todo, y a Teresa no se le ocurre negarle nada.

Blanca Cogolludo

Blanca Cogolludo interpreta en la película el papel de Mari Loli, una de las cuatro jóvenes videntes de San Sebastián de Garabandal. El proyecto la cogió a punto de comenzar los estudios de Arquitectura, y aceptó encantada. Se presentaba ante ella una aventura emocionante, cuya finalidad era dar a conocer los sucesos de Garabandal y los mensajes que la Virgen dio allí. ¡Merecía la pena afrontar el reto! Tuvo la posibilidad de conocer en esos días a testigos que habían vivido las apariciones en primera persona, y eso le ayudó a interiorizar el personaje que interpretaba.

Para Blanca —como para todo el equipo— fue evidente que, sin la ayuda e intercesión de la Virgen, no hubieran podido hacer nada de lo que hicieron, y que el proyecto hubiera quedado estancado al presentarse las primeras dificultades… ¡Y no fueron pocas las dificultades que se presentaron! Sin embargo, un equipo de personas con mucha capacidad de entrega y puesto totalmente en las manos de Nuestra Madre del Cielo, consiguió lo que parecía imposible, haciendo además de los días de grabación una experiencia inolvidable.