El Arsenal de Arteta enamora, es un equipo vibrante que ha explotado en el momento indicado con un solo objetivo: Romper la «dictadura» instaurada por Manchester City y Liverpool en la Premier League estos últimos años. Los Gunners, poquito a poquito, están decantando la balanza en la liga inglesa y cada vez el sueño imposible de llegar a Ítaca se ve más cerca. Todo depende de ellos, su responsabilidad es enorme, cargan en sus hombros la presión de Londres; ansiosa por volver a celebrar un título del Arsenal, el gigante dormido, el quipo que quiere volver al olimpo del futbol.
Mikel Arteta y su cambio climático
Hablar a toro pasado es fácil, ahora los defensores de Arteta están por todas partes, giras la esquina y te encuentras a uno, vas al bar y ves a otro, en el súper, en el metro y así en todos lados. Lejos han quedado ya esos días lluviosos y grises londinenses, donde el Arsenal solo era un mero y triste recuerdo del equipo que con Arsene Wenger maravilló al mundo. Arteta ha traído consigo un «cambio climático» y ahora en el Emirates ya no se ven los chubascos, solo hay sol, calorcito y espectáculo, sobre todo espectáculo. El técnico donostiarra ha construido una máquina prácticamente infalible, que como todo gran invento ha crecido poco a poco y tras fallar y fracasar en múltiples ocasiones. Estos «fallos» no fueron precisamente leves, pues la prensa, la afición y el ojo público se enfilaron en el técnico, a quien la crítica maltrató especialmente.

«Good Evening», pero solo para algunos
Mikel Arteta heredó el Arsenal de Unai Emery en un momento muy convulso en el norte de Londres. Emery estuvo al frente de los «Gunners» durante 18 meses, en los que se gastó 240 millones de euros en fichajes de la talla de Pépé (80 millones), Lucas Torreira (24 millones), Sokratis (18 millones) o David Luiz (9 millones). Pese a la gran inversión, los resultados no fueron demasiado buenos. Emery logró 43 victorias, 15 empates y 20 derrotas en 78 partidos, no ganó ningún título y fue víctima de ser el sucesor de Arsene Wenger. Quién, tras 22 años en el club, dejó un vacío enorme que la afición Gunner solo podría llenar con buen juego, títulos e ilusión, tres cualidades que Emery no fue capaz de implementar en su equipo. Al final, en noviembre de 2019, el Arsenal publica un comunicado donde oficializan la destitución del ahora entrenador del Aston Villa, haciendo que el paso de este por el Emirates Stadium dejara más memes, con el ya mítico «Good Evening», que buen futbol.

Comenzar con el pie izquierdo
Con el cese de Emery, la prensa inglesa empieza a publicar una lista de nombres de los posibles sucesores al banquillo Gunner. Los más destacados fueron: José Mourinho, Maximilliano Allegri, Brednan Rodgers o Rafa Benitez, cuatro entrenadores de máximo nivel que hacían creer a los aficionados en un posible renacer. No obstante, a finales de diciembre de 2019, el club inglés anuncia que confiarían en Mikel Arteta, exfutbolista del Arsenal y miembro del staff de Pep Guardiola en el Manchester City, pero con nula experiencia como primer entrenador. Gran parte de la afición no entendió la decisión y arremetió por Twitter y otras redes sociales contra el club, siendo el «This is were we gonna go?» (Aquí es donde vamos a ir a parar) y la preocupación por el destino del equipo la tónica principal de las reacciones.

Arteta se hace cargo de un equipo sin alma que llevaba años sin mostrar una buena versión de juego, lleno de jugadores que rozaban o superaban la treintena y, para no engañarnos, muchos tenían evidentes carencias de nivel. En su primer mercado de traspasos no puede fichar por la fuerte inversión realizada en verano, donde el club se gasta 160 millones de euros en las peticiones de Emery, pero consigue ganar un título: La F.A Cup. Aun así, el juego y sensaciones del equipo seguían dejando mucho que desear, tras solo conseguir una octava posición en la Premier League. Pero, como muy bien describe el diario El Mundo en su crónica de la final de la Copa Inglesa, Arteta, con ese triunfo, consigue sentar las bases de su proyecto y establecer, por poco tiempo, una pequeña tregua con sus aficionados.

La cantera, el salvavidas de Arteta
La temporada 2020/2021 empezaba y Arteta ya había tenido su breve periodo de adaptación. En esta campaña el técnico español pudo empezar a confeccionar la plantilla con las ideas que quería plasmar en el campo. Su primera y más destacada decisión en el mercado estival fue deshacerse de todos esos jugadores que no encajaban en su sistema de juego y con los que no contaba. Se hizo una limpieza masiva del vestuario y jugadores de renombre como Özil, Emi Marinez, Mustafi, Kolasinac, Sokratis o Lucas Torreira, entre otros más, dejaron el club por la puerta de atrás. En cuanto a las llegadas, esta campaña empieza a marcar el punto de inflexión, será donde empezemos a ver la construcción del actual equipo del Arsenal con la llegada de Thomas Partey (50 millones), Gabriel Magalhaes (26 millones) y, posteriormente, en el mercado invernal, Martin Odegaard (Cedido). Sin embargo, el Arsenal seguía realizando fichajes carentes de sentido como Willian proveniente del Chelsea y Cedric Soares del Southampton, ambos llegaron libres, pero en ninguno de los casos se vio como una oportunidad de mercado, pues ni su edad (32 y 29 años, respectivamente), ni su calidad, mejoraba las prestaciones de ningún activo con los que contaba el Arsenal entré sus filas. Estos fichajes, sumados al de David Luiz la temporada anterior, fueron responsabilidad de Edú Gaspar, actual director deportivo del Arsenal, quien tiene una gran relación con Kia Joorobachian, un superagente, que se ha visto envuelto en mil y un embrollos relacionados con traspasos desorbitados de futbolistas como el caso de Masherano y Tevez en el West Ham, Malcom y Coutinho al Barça o los brasileños del Chelsea. Una vez realizados estos fichajes, el periodista de The Guardian, Nick Ames, explicó en un artículo la influencia que este «superagente» tenía en el Arsenal y como gracias a su buena relación con Edú estaba pudiendo colar a sus jugadores dentro del club. El articulo, también apuntaba que el fichaje de David Luiz habría ascendido hasta los 24 millones de euros, contando las primas.

A finales de septiembre, el Arsenal decide hacer un cambio, convirtiendo a Arteta en una persona mucho más cercana a Edú y dándole más galones para tener una mayor capacidad de decisión sobre los fichajes que quería para su equipo, marcando así el punto de inflexión clave para entender al Arsenal actual.
La temporada empieza bien para Arteta, consiguiendo ganar la Community Shield, sin embargo, el club no realiza una buena campaña liguera. Quedaron octavos de nuevo, consiguiendo solo 18 victorias en 38 partidos y dejando muchísimo que desear. La afición, únicamente podía aferrarse a dos perlas, dos diamantes en bruto surgidos de la cantera, a quien Mikel Arteta dio oportunidades y protagonismo desde el inicio. Bukayo Saka y Emil Smith-Rowe empezaban a deslumbrar al Emirates, que veía en esos dos adolescentes la única vía de escape a su tortuosa y cruda realidad: la media tabla.

En la cuerda floja
La conclusión de la temporada 20/21 había roto toda relación entre la afición y Arteta, la gente esperaba resultados que no veía y toda esa frustración acumulada, sumada a la gran inversión que se hizo y los malos resultados iniciales, fue descargada con mucho ímpetu en el inicio de la temporada siguiente.
Para la campaña 21/22, el Arsenal preparó una cuantiosa inversión de 167 millones de euros destinada a jugadores como Ben White (58 millones), Aaron Ramsdale (28 millones), Tomiyasu (18 millones) o la compra definitiva de Martin Odegaard por 35 millones de euros. Los resultados no fueron inmediatos y en los primeros 3 partidos de la temporada el Arsenal se situaba en la última posición de la Premier League, habiendo recibido tres dolorosos ganchos directos al mentón con las derrotas por 0-2 contra el recién ascendido Brentford y en el derbi de Londres contra el Chelsea, y la humillación que vivió en el Etihad Stadium perdiendo 0-5 ante el Manchester City.
Arteta y el Arsenal habían besado la lona, la afición pedía la destitución del técnico, exjugadores como Mezut Özil avivaban las llamas del incendio que se cernía sobre el Emirates Stadium con Tweets punzantes en el que se mofaban de la situación del entrenador («Trust the proces 😟💔») y los rumores que llegaban desde Inglaterra era que el Arsenal se planteaba remplazar a Arteta por Antonio Conte. Pese a todo el caos que se vivía en la parroquia Gunner, el club tuvo paciencia, en todos lados predicó su confianza ciega en Mikel y al final, la paciencia y la confianza empezaron a tener resultados.

La temporada es lo que sucede entré dos derbis
El 26 de septiembre de 2021 el Emirates Stadium albergaba un nuevo derbi del Norte de Londres, la afición lo vivió como una fecha límite, la cabeza de Arteta dependía de la victoria ante el Tottenham. El técnico español alineó a su once de gala y la afición Gunner vivió un partido que se les quedará grabado en la retina, donde su conjunto se impuso por 3-1 a su máximo rival. La victoria, con goles de Smith-Rowe, Saka y Aubameyang, supuso la irrupción definitiva de sus dos joyas e impulsó al Arsenal hacia la zona Champions gracias a una racha de 9 partidos invictos. La racha la terminó el Liverpool de un plumazo con un contundente 4-0 y el Arsenal perdió sus dos partidos siguientes, ante el Manchester United y el Everton. Además, tras la derrota en Goodison Park, los Gunners vivieron uno de los episodios más polémicos y mediáticos de la temporada: La sanción impuesta por el club a su capitán, Aubameyang, por «problemas disciplinarios» al no llegar a la concentración el día acordado, tras ausentarse por problemas de salud de su madre. Con esta situación, Arteta y su staff deciden apartar al delantero gabonés y quitarle la capitanía, provocando su salida rumbo a Barcelona y un fuerte aluvión de críticas provenientes de los medios británicos destinadas, de nuevo, a su víctima favorita; Mikel Arteta. Aun así, el equipo se mantuvo fuerte y siguieron mostrando un gran futbol, en parte, gracias al paso adelante que dieron jugadores como Martinelli u Odegaard, que sumado al buen rendimiento del resto de la plantilla nos marcan el inicio del Arsenal de Arteta tal y como lo conocemos hoy en día.

El clásico 4-3-3 con variaciones a 4-2-3-1 o, incluso, 4-4-2 se instauró como la formación predilecta y había once nombres, por encima del resto, que empezaban a ser temidos a lo largo de toda Inglaterra. El juego asociativo, la magia de Odegaard, la solidez de Partey y Xhaka, los reflejos de Ramsdale o el desborde de Martinelli y Saka hicieron que el Arsenal se consolidara en el cuarto puesto a solo 3 jornadas de terminar la temporada.
El 12 de mayo de 2022, era el turno del Tottenham Hotspur Stadium de albergar el derbi del Norte de Londres. Ahora, la realidad era muy distinta. Arsenal y Spurs llegaban con una diferencia de un solo punto, el ganador se quedaría con la plaza para la Champions League y el Arsenal no quería fallar de nuevo. No obstante, una actuación magistral de Harry Kane y Heug-Min Son sentenció al equipo de Arteta, que veía como su objetivo, ilusión y sueño era destruido por un contundente 3-0 de su máximo rival. Aun así, esta vez, el público Gunner no exigió la cabeza de su entrenador, no pidió sangre. Entendió que era el camino que les tocaba seguir. Fue un palo duro, durísimo, pero Arteta les había devuelto la ilusión y por primera vez la afición creía en el proceso.

La consagración del Arsenal
En esta presente campaña, el Arsenal empezó a ser considerado como un equipo a tener en cuenta, tanto por la versión que mostró en determinados partidos durante la temporada 21/22, como por los nuevos jugadores que llegaban al club en verano. Los fichajes de Gabriel Jesus (52 millones), Zinchenko (35 millones) y Fabio Vieria (35 millones), sumado a la recuperación de William Saliba, cedido al Olympique de Marsella, prolongaban una política de fichajes basada en contratar jugadores jóvenes, con proyección y capacidad para revalorizarse y explotar en un contexto favorable. Así, el club londinense ha logrado establecer un equipo que está mandando con mano de hierro en la Premier League, situado en la cima de la clasificación y a cinco puntos de su principal perseguidor; el Manchester City de Pep Guardiola.

La máquina de Arteta
Arteta basa su futbol en el dominio de balón, la presión y una defensa sólida. Es un claro ejemplo de la escuela «Guardiolista», sin embargo, el técnico donostiarra ha sido capaz de crear su propio estilo en función de las cualidades y defectos de sus jugadores.
Actualmente, el Arsenal es el equipo de la Premier League más goleador (45 goles), solo superado por el Manchester City, que tiene en Haaland su amuleto del gol, y el segundo menos goleado (17 goles en contra) por detrás del Newcastle United. Arteta suele partir de un 4-3-3 o 4-2-3-1 (dependiendo de como se mire), donde la defensa está formada por Ben White en el lateral diestro, Saliba y Gabriel como pareja de centrales y Oleksander Zhinchenko en el sector zurdo. Estos cuatro jugadores son la base del juego del Arsenal, pues, sin sus virtudes, no podrían construir ofensivamente, ya que el equipo se caería a cachos. La clave de la defensa Gunner, por ridículo que parezca, está en el ataque. El Arsenal, ofensivamente, suele hacer una transición del 4-3-3 al 2-3-5, donde Saliba y Gabriel son los encargados de guardar la posición y White y Zinchenko se internan, junto a Thomas Partey, en el centro del campo, dando salida por dentro a los extremos y permitiendo una circulación más fluida, al mismo tiempo que generan espacios con su presencia central.

El centro del campo está formado por tres hombres, cada uno con un rol clave dentro de la construcción o destrucción del juego. En el pivote encontramos al Ghanés, Thomas Partey, el equilibrador del Arsenal y el hombre que destruye e inicia la jugada. Tiene una enorme capacidad para abarcar todo el espacio central y al mismo tiempo un prodigioso golpeo lejano, cualidad que le ha permitido anotar sus dos únicos dos tantos esta temporada. Junto a él, más como interior, encontramos a Granit Xhaka, un hombre que ha renacido con Mikel Arteta y ha pasado de ser pitado por el Emirates a ser un santo de su devoción. El Suizo es el acompañante perfecto para Partey y es clave para entender la libertad de Odegaard en el equipo, es el escudero perfecto, un hombre que está atento a todas las ayudas y también ha demostrado tener capacidad llegadora y último pase, marcando tres goles y repartiendo cinco asistencias en 19 partidos.
El último miembro de este trío es Martin Odegaard, el capitán, playmaker y máximo anotador del equipo con 8 goles. Arteta ha habituado a todo el equipo para su beneficio, está en un contexto brillante en el que todos sus compañeros danzan al ritmo de sus pases, regates y creación. Odegaard es el mediapunta del equipo; sin embargo, suele partir desde el sector derecho del campo. Allí, empieza a mover los hilos, ya sea generando espacios con sus permutas con el punta o con sus pases a la espalda rival e incluso con acciones individuales dignas de una exquisitez superior. El Noruego promedia 2,3 pases clave por partido, el 76% de sus pases en campo rival llegan a su destino y, aparte de las asistencias y goles que ha convertido, ha generado 10 ocasiones claras falladas. De superclase mundial.

En la punta del ataque tenemos a tres misiles, y de los potentes: Por la derecha Saka, por la izquierda Martinelli y en punta, hasta su lesión en el Mundial, Gabriel Jesús.
Saka y Martinelli cumplen un rol muy similar, ambos son extremos a banda cambiada, es decir, su pierna hábil es la opuesta a la banda que recorren. Esto es clave para entender como funcionan, pues ambos aprovechan los espacios generados a la espalda de Gabriel Jesus, gracias a sus permutas con Odegaard, con diagonales que tienen un único objetivo: Destruir a las defensas rivales.
Los extremos en el juego de Arteta tienen muchísima importancia: son los responsables de desbordar y romper esquemas, están en movimiento constante, se encargan de definir muchísimas jugadas y son los encargados de salir como guepardos al contragolpe en caso de que sea necesario. Saka lleva la friolera cifra de 7 goles y 7 asistencias y Martinelli los mismos goles y 2 asistencias. Sin duda, estos dos jugadores de apenas 21 años se han convertido en los machetes del Arsenal de Arteta, dos cuchillos que desde la banda tienen la capacidad de definir partidos a su antojo.
Por último encontramos al delantero. Vamos a centrarnos en el papel de Gabriel Jesús, pese a que la lesión del mundial le haya apartado de los terrenos de juego. El delantero brasileño adoptó un rol de suma importancia fuera del Manchester City y demostró que tiene un talento innato para el gol. Es un killer, un hombre que, pese a sus fallos, vive con el gol entre ceja y ceja. Aun así, la gran virtud de Jesús es su gran movilidad y capacidad asociativa, una virtud que sumada al talento de Odegaard volvía loca a las defensas rivales, haciendo que generaran espacios y finalmente los extremos, o cualquier otro jugador, pudiera aprovecharlos para marcar.

Como habéis visto, el Arsenal no es un equipo sencillo, es una máquina muy trabajada compuesta por muchísimos engranajes y todos deben funcionar a la perfección para su correcto funcionamiento. Su inventor, Mikel Arteta, ha confeccionado una plantilla que no solo funciona, sino que, como decía al inicio, enamora. El Arsenal practica un futbol atrevido y vistoso, del que a todos nos gusta ver, ha demostrado su superioridad en la Premier League, no solo con los equipos pequeños, también con los grandes y ha logrado dejar de lado todos sus complejos fruto del «postwengerismo» para renacer de sus cenizas con el objetivo de volver a la cima.
El camino del héroe
La travesía de Arteta desde que llegó al Arsenal nos recuerda a la clásica estructura literaria del viaje del héroe, presentada por Joseph Campbell en 1949 y sobre la que se han basado películas como Star Wars, El Señor de los Anillos o las tropecientas adaptaciones de Marvel o DC.
El técnico donostiarra es el protagonista de su propio mito y nos demuestra que algo tan cuotidiano como el futbol puede resultar en una historia emocionante y pasional que no tenga nada que envidiarle a los clásicos de Hollywood. Como hemos ido viendo a lo largo y tendido de este texto, la aventura del héroe (en este caso Arteta) parte del momento en que acepta tomar las riendas del Arsenal, saliendo de su zona de confort como asistente de Pep Guardiola y emprendiendo un camino de destino incierto. El camino está lleno de peligros y pruebas, cada una más dura que la anterior, pero nuestro protagonista, a duras penas, logra superarlas una a una. Sin embargo, al final, el héroe cae en un pozo muy profundo y sus enemigos de la prensa lo destrozan y humillan públicamente, dejando de rodillas a Arteta, a punto de decir basta. Pero, un héroe no se rinde, un héroe renace, y como si fuera el Ave Fenix, Arteta renació de sus cenizas para completar su camino y objetivo: Devolver al Arsenal a la cima de la Premier League.
Las últimas cinco temporadas del Arsenal parecen guionadas por Peter Jackson, la tragedia, épica y narrativa están al servicio del espectador. A día de hoy, todavía no hemos llegado al final del camino, por suerte, creo que queda mucho para eso y queda mucho Arsenal que disfrutar. Aun así, para mí, el objetivo está cumplido. Sea cual sea el resultado, Arteta ha logrado reflotar una institución que naufragaba, llevándola hasta la cima del futbol inglés y convirtiéndose en el héroe que ha salvado a todos los aficionados del club.
