Escudo embaldosado partido; el 1º, de gules, un castillo de plata cerrado de sable, y el 2º, de oro, cuatro palos de gules. Al timbre, una corona mural de ciudad.

El castillo representa el castrum terrazas o castillo de Terrassa, al que ya se hacía mención en un diploma del rey franco Carlos el Calvo, del año 844, el cual mencionaba otro del año 801 que hacía referencia a la aplicación a los habitantes del castillo de Terrassa de los mismos derechos concedidos en Barcelona. El castillo era fortaleza terminal ante la frontera con los sarracenos, en la alta Edad Media, y pasó a ser castillo palacio de los condes de Barcelona y, después, de los reyes de Aragón.

Las cuatro barras representan las armas de los reyes catalanes, porque la villa y el castillo eran de pertenencia real. La corona mural simboliza el título de Ciudad concedido en 1877.

A mediados de los ochenta, ante el hecho de que el escudo de Terrassa no cumplía las normas de heráldica internacional, se procedió a un estudio con el fin de adecuarlo a las recomendaciones de la Conferencia Internacional de Heráldica que tuvo lugar en Roma 1958. el día 28 de enero de 1988 el Pleno del Ayuntamiento de Terrassa aprobaba las definitivas modificaciones del escudo de armas del escudo de la ciudad.

La evolución del escudo a lo largo de la historia, la hemos de buscar, al principio, en el testimonio de la piedra que se esculpió en edificios comunales. La reproducción en pergaminos la encontramos en libros de los consejos del siglo XV, en los que sólo figura en fondos Güell el castillo en su centro. No es hasta el siglo XVII que aparecen incorporadas las cuatro barras.

Periódicamente se fueron incorporando otros atributos como ramas de laurel, la corona real ... etc., hasta llegar al año 1884, en el que el Pleno del Ayuntamiento adoptó el acuerdo sobre el escudo, en el que se presentaba en forma ovalada. A lo largo del siglo XX se habían producido varias modificaciones hasta adoptar la forma de rectángulo puesto en vertical, con un pincho en la parte central inferior. En 1944 se añadió la corbata de Alfonso X, el Sabio.

El historiador Salvador Cardús, 1961, en su libro Nombre y escudo de Terrassa, denunciaba las irregularidades en la composición del escudo. La última renovación, la del año 1988, devolvía el escudo a sus orígenes.