El Buen Pastor | IV Domingo de Pascua | Reflexión al Evangelio - Ciclo B

El Buen Pastor | IV Domingo de Pascua | Reflexión Evangelio 25 de abril – Ciclo B

PERTENECER A SU REBAÑO
El Buen Pastor

El Buen Pastor
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 
Cuarto Domingo de Pascua – Ciclo B
Reflexión Evangelio 25 de abril de 2021


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Cfr, Jn 10, 14)
R/. Aleluya, aleluya.

Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. R/.

EVANGELIO

Juan 10, 11-18
El buen pastor da la vida por sus ovejas.

Lectura del santo Evangelio según san Juan

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor.

El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita; yo la doy porque quiero. Tengo poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Este es el mandato que he recibido de mi Padre». 
R/. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión

Jesús en el Evangelio retoma este esquema del buen y mal pastor, pero con una novedad: «¡Yo –dice– soy el Buen Pastor!». La promesa de Dios se ha hecho realidad, superando cualquier expectativa. Cristo hace lo que ningún pastor, por bueno que fuera, estaría dispuesto a hacer: «Yo doy mi vida por las ovejas».

El hombre de hoy rechaza con desdén el papel de oveja y la idea de rebaño, pero no se percata de que está completamente dentro. Uno de los fenómenos más evidentes de nuestra sociedad es la masificación. Nos dejamos guiar de manera supina por todo tipo de manipulación y de persuasión oculta. Otros crean modelos de bienestar y de comportamiento, ideales y objetivos de progreso, y nosotros los seguimos; vamos detrás, temerosos de perder el paso, condicionados y secuestrados por la publicidad.

Comemos lo que nos dicen, vestimos como nos enseñan, hablamos como oímos hablar, por eslogan. El criterio por el que la mayoría se deja guiar en la propias opciones es el «Così fan tutti» («Todos son así». Ndr) de mozartiana memoria.

Pertenecer a su rebaño

Mirad cómo se desarrolla la vida de la multitud en una gran ciudad moderna: es la triste imagen de un rebaño que sale junto, se agita y se amontona a hora fija en los vagones del tren y del metro y después, por la tarde, regresa junto al redil, vacío de sí y de libertad. Sonreímos divertidos cuando vemos una filmación a cámara rápida con las personas que se mueven a saltos, velozmente, como marionetas, pero es la imagen que tendríamos de nosotros mismos si nos miráramos con ojos menos superficiales.

El Buen Pastor que es Cristo nos propone hacer con Él una experiencia de liberación. Pertenecer a su rebaño no es caer en la masificación, sino ser preservados de ella. «Donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad» (2 Corintios 3, 17), dice San Pablo. Allí surge la persona con su irrepetible riqueza y con su verdadero destino. Surge el hijo de Dios aún escondido, del que habla la segunda carta de este domingo: «Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos». (Raniero Cantalamessa. Homilía Domingo 07 de mayo del 2006.)


Padre Santiago Martín F.M.
IV Domingo de Pascua. El Buen Pastor
Para la reflexión personal

«Gracias, Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón» (San Josemaría EscriváCamino, n. 573.): ojalá podamos decir esto cada día con más motivo. Este amor y veneración por el Romano Pontífice es uno de los grandes dones que el Señor nos ha dejado. Hablar con Dios

Oración

Jesús, huésped divino y mendigo de amor a la puerta del corazón humano, haz que nada nos resulte más dulce, nada más deseable, que caminar contigo y morar en ti. Jesús, Buen Pastor de nuestras almas, tu que nos conoces por nuestros nombres, danos valor para escuchar únicamente tu voz y poder seguirte en nuestro caminar hacia tu morada. Guárdanos en tu amor. Que te conozcamos siempre, y respondamos siempre a tu llamado. Amén.


Recuerda seguir nuestro curso de Apologética I: El Perdón De Los Pecados: Tema #10

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