Estadio Nuevo Mirandilla | Cádiz Club de Fútbol | Web Oficial
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Estadio Nuevo Mirandilla

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El estadio Nuevo Mirandilla, es la denominación del estadio Ramón de Carranza (aplicación memoria histórica en 2021), es uno de los símbolos del club cadista. Más de 65 años lleva el cadismo acudiendo siempre al mismo lugar para animar a su equipo, para verlo perder y ganar, para celebrar ascensos y llorar descensos. Pocos equipos pueden presumir de semejante record, la mayoría, por motivos claramente económicos, han tenido que cambiar de ubicación, e irse a las afueras de la ciudad. No así en Cádiz, donde tres generaciones de gaditanos siguen, medio siglo después, peregrinando siempre al mismo sitio.

El recinto ha albergado en sus vestuarios a los mejores equipos de España, y muchos de Europa. Durante la época dorada del club en Primera División, los cadistas pudieron disfrutar con la quinta del Buitre, o el Dream Team de Cruyff, pero sobre todo, con la magia de Mágico o el arte de Kiko, entre muchos otros (Machicha, Carvallo, Mejías, y tantos). Además, el Trofeo de los Trofeos, de mismo nombre que el estadio, ha dado la oportunidad al cadismo de imaginar, aunque fuese sólo por un par de días, que jugaba competiciones europeas e intercontinentales, gracias a la presencia de los mejores conjuntos de Italia, Alemania y Sudamérica.

Pero los años no pasan en balde, ni siquiera para un templo como éste. Por eso el estadio ha sufrido estos últimos años una remodelación escalonada, que finalmente fue integral y que convirtió al vetusto Estadio en un escenario moderno y coqueto al que el cadistaacude para animar a su equipo de manera incondicional.

Desde 2021, en aplicación de la memoria historia, recibe el nombre de Nuevo Mirandilla.

 ¡Bienvenidos!.

HISTORIA DEL CARRANZA

PRECEDENTES

Muchos han sido los estadios donde ha jugado el Cádiz y sus equipos antecesores, aunque en ninguno de ellos se han jugado tantos partidos como en Carranza:

El ‘Jockey Club’, que funcionaba desde 1.890, fue el primer campo del primer Cádiz, ubicado a la altura del actual Estadio, al otro lado de la antigua vía férrea, ahora soterrada. La explanada de los antiguos Astilleros. El desaparecido campo de Balas, colindante al Hotel Atlántico, y que fue cedido por el club Real Tiro Nacional del Cádiz para los partidos del Español de Cádiz. Fue el primer recinto de juego acotado.Campo Ana de Viya, situado en los terrenos vecinos del actual colegio San Felipe Neri. Se inauguró en abril de 1.923 y fue el primero hecho expresamente para la práctica del fútbol.Campo del Velódromo, donde el C.D. Mirandilla comenzó a partir de 1.931 a jugar sus partidos, tras cercar el campo.Campo de deportes Mirandilla, inaugurado el 27 de agosto de 1.933 ante el Betis, donde se han escrito algunas de las páginas más importantes de la historia del Cádiz, como la pérdida del ascenso a Primera ante el Murcia o el ascenso a Segunda de 1.955. Estaba situado en lo que hoy es el colegio de las Esclavas.

Pero sin duda el Estadio con el que se identifica el cadismo y donde han ocurrido las grandes gestas del Submarino Amarillo es el Ramón de Carranza. En ese estadio, en una fecha que nunca se podrá olvidar, aquel 5 de junio de 1.976, consiguió el Cádiz su primer ascenso a la Primera División del fútbol español. Los goles marcados por Villalba y Ortega al Tarrasa daban por fin el anhelado ascenso que la historia tenía pendiente con el Cádiz. Además, el Estadio Carranza es el único que ha visto jugar al Cádiz el ‘Trofeo de los Trofeos’, ya que no participó en el mismo hasta que no consiguió el mencionado ascenso. Grandes y famosos jugadores han pisado su hierba: Maradona, Cruyff, Laudrup, Van Basten, y un largo etcétera. Además, Butragueño debutó en este estadio con el primer equipo del Real Madrid, marcando además en su debut.

HISTORIA DE LA INAUGURACIÓN

El 2 de septiembre de 1.955 pasó a la historia de Cádiz por ser el día en que se inauguró el estadio municipal Ramón de Carranza. Ya el 6 de agosto se izó la bandera nacional en el estadio, con la presencia de José León de Carranza (alcalde de la ciudad), Cazalla Morales (delegado de Trabajo), los arquitectos encargados del trabajo (señores Muñoz Monasterio y Fernández Pujol) y presidente y vicepresidente del Cádiz C.F. (Juan Ramón Cilleruelo Montero y Rafael García Serrano). El alcalde ofreció una copa a los obreros para celebrar que no se habían producido accidentes en las obras de construcción del nuevo coliseo gaditano.

El día estuvo cargado de actos simbólicos: por la mañana se rezó una misa en la Patrona. Después, vino de honor en el Ayuntamiento a directivos y jugadores. Y por la tarde, a las 17.30, el señor obispo Dr. Tomás Gutiérrez Díez, auxiliado por el párroco de San José, D. Camilo García de Valenzuela procedieron a la bendición del nuevo recinto deportivo. Al acto asistieron, además de las autoridades locales y provinciales, otros personajes públicos como el general Sáenz de Buruaga, el general Ruiz Sáenz de Santamaría, el ex presidente de la Federación Andaluza de Fútbol y el, por aquel entonces, presidente del Sevilla, Ramón Sánchez Pizjuán.

Después de la bendición hubo un desfile de atletas, y por fin a las 18.15 llegó el gran partido. Y es que se había traído nada menos que al F.C. Barcelona para completar la fiesta de inauguración del nuevo Estadio. Las alineaciones para aquel partido histórico fueron:

Cádiz: Goyo, Varela, Cuartango, Soto, Tejedor, Pilongo, Mari, Paquito, León, Nené y Ayala I.

Barcelona: Ramallets, Seguer, Biosca, Segarra, Flotasch, Bosch, Mandi, Villaverde, Kubala, Suárez y Manchón.

Villaverde entró en la historia del Cádiz como el jugador que marcó el primer gol en el Estadio Carranza: fue en el minuto 35 de la primera parte. Con 1-0 terminaría la primera mitad. En la segunda parte el Barcelona impuso su calidad para terminar goleando por 0-4, con goles en la segunda parte de Villaverde (que hacía su segundo gol), Kubala y Luis Suárez.

HISTORIA DE LA PRIMERA REMODELACION

En 1.984, con Irigoyen como presidente, el consejo aprobó la remodelación del estadio Carranza. La misma constaba de dos fases: añadir una visera a la zona de Tribuna, y ampliar la capacidad de Fondo Norte. La segunda pretendía hacer dicha operación con el Fondo Sur. Nunca se llegó a ejecutar. La inversión necesaria para dichas remodelaciones fue de 400 millones de pesetas, cuyo crédito concedió la Caja de Ahorros de Cádiz. Ferrovial ganó el concurso de remodelación que salió a subasta pública. Las obras comenzaron en mayo del 1.984 y duraron sólo cuatro meses, inaugurándose las nuevas obras en el Trofeo de aquel año. El Fondo Norte se derruyó completamente y se levantó de nuevo. La visera se añadió a la Tribuna ya existente. A ésta se le añadieron los palcos y las cabinas radiofónicas. La capacidad del estadio tras estas obras quedó en 23.000 personas.

PRIMER ASCENSO A PRIMERA

5 de junio de 1.977. El Cádiz, tras una remontada espectacular en la segunda vuelta, recibe en Carranza, en el último partido de Liga, al Tarrasa. Los cadistas son terceros, tras su empate en Getafe la semana anterior, la derrota del Oviedo en Gijón, y la del Rayo ante el San Andrés. El Sporting es líder y lo tiene casi hecho, mientras que Cádiz y Rayo empatan a 44 puntos, y el Oviedo se queda con 43. Ese año ascendían tres equipos directamente, por lo que los cadistas dependían de ellos mismos. Un punto, un solo punto más, y el sueño se habrá hecho realidad. Los hombres que jugaron aquel partido fueron Santamaría, Cenitagoya, (al que sustituyó Puig), Barrachina, Rosado, Urruchurtu, Ortega, Ibáñez, Carvallo, Villalba (que dejó su sitio en el campo a Blanco), Quino y Mané. Carranza estaba lleno a rebosar.

Habían sido demasiadas las veces que los cadistas se quedaron con la miel en los labios, esta vez no se podía escapar. Costó abrir la lata catalana, pero ésta cedió en el minuto 40: Ibañez cede a Villalba, que no perdona y hace el 1-0. Sólo dos minutos más tarde, Ortega hace el segundo, dejando el marcador que pasaría a la historia. Como no podía ser de otra manera, hubo invasión al final del partido. Enrique Mateos salió a hombros, llorando con las manos en el rostro y los jugadores fueron despojados de sus camisetas. La ocasión bien merecía la fiesta por todo lo alto, que se prolongó durante toda una semana.

MAGICO MARCA POR PRIMERA VEZ EN CARRANZA

En el verano de 1.982, una república centroamericana acude por segunda vez en su historia a la fase final de un Mundial, El Salvador. El papel de la selección salvadoreña no fue espectacular, pero un jugador destacó, Mágico González. Camilo Liz, en el cuerpo técnico del Cádiz por aquel entonces, se dio cuenta de su potencial, y se lo llevó a Cádiz. El 5 de septiembre de 1.982, el submarino amarillo regresa a la Primera División, recibiendo en casa al Murcia. El partido acabó con empate a uno, y el público abucheando a los suyos.

¿Adivinan quién marcó el primer gol del Cádiz en aquella Liga?

GOLEADA AL BARCELONA

11 de mayo de 1.990. El Cádiz está inmerso en la lucha por la permanencia. Betis, Castellón y el propio Cádiz pelean por agarrarse al clavo ardiendo que supone la promoción. Los amarillos reciben ese día al todopoderoso Barcelona de Johan Cruyff, que trae el autocar cargado de cava y champán. Quedaban cinco partidos por jugarse y la ventaja que los blaugranas sacaban al Atlético de Madrid (que jugaba en San Sebastián) era de nueve puntos. En la Liga de los dos puntos por victoria, un empate valía a los catalanes para alzarse de nuevo con el título de Liga. Además, los barcelonistas empezaban una semana importantísima para ellos, ya que ese miércoles se jugaban en Rotterdam la Recopa (y que acabarían perdiendo ante el Manchester United). Y a pesar de que el club madrileño cayó derrotado en Atocha, todos sabemos que ese día no se descorchó ninguna botella de champán en el vestuario visitante.

El partido no podía ofrecer a dos equipos más antagónicos. Por un lado el Barcelona, todo glamour, en la recta final por la lucha de títulos tanto nacionales como internacionales, con figuras como Johan Cruyff, uno de los grandes, en el banquillo, Stoichkov, Koeman, Laudrup, Salinas o Zubizarreta. Por su parte, el Cádiz, todo modestia, con jugadores la mayoría de ellos salidos de la cantera (a excepción hecha del gran Mágico González), y que peleaba por conseguir de nuevo el milagro de permanecer entre los grandes, siendo el más modesto entre los modestos. Al final del partido pocos podían creer el resultado: nada menos que 4-0 a favor del Cádiz. Carranza no dejaba de vibrar con los goles de sus ídolos, y terminó botando y coreando aquello de “esto es Cádiz, y aquí hay....”, frase que se haría luego muy popular en nuestra ciudad. Toda la España futbolística centró su atención aquel día en la hombrada cadista, que ha quedado ya, para siempre, en la retina y la memoria de todos los cadistas.

Las alineaciones de aquel inolvidable partido fueron:

Cádiz: Szendrei, Raúl, Carmelo, Oliva, Cortijo, Bernardo, Quevedo, Barla, Mejías (Linares), José (Poli), Dertycia.

Barcelona: Zubizarreta, Rekarte, Koeman (Maqueda), Soler, Amor, Eusebio, Bakero, Beguiristain (Julio Alberto), Goikoetxea, Salinas, Laudrup.

Arbitró Pajares Paz.

El Cádiz salió en tromba y ya a los dos minutos José González pudo marcar, al quedarse solo ante Zubizarreta. Y a los cinco minutos, el primer gol, Pepe Mejías hacía saltar la sorpresa en Carranza. El perfecto centro de Barla fue estupendamente rematado con la testa por Mejías. A raíz del gol el Cádiz dejó la iniciativa a los blaugranas, que pasaron a dominar, mientras que el Cádiz esperaba agazapado y salía eléctrico al contragolpe. Dertycia pudo marcar en una escapada, luego llegó la polémica entrada en el área de Soler sobre José -muy protestada por el público- y finalmente el segundo tanto, tan precioso en su ejecución como el primero. Lo hizo Quevedo en el minuto 19. De nuevo Barla empezaba la jugada, José González tocaba atrás, y Quevedo sólo tuvo que empujarla. El virtual campeón era bailado por uno de los más modestos, no lo podían creer. El segundo tanto fue un mazazo para los de Cruyff. Y llegó el tercero. El calvo Dertycia hacía el tercero en el minuto 32, tras recoger un despeje de la zaga barcelonista que pegó en José González y desconcertó a todo el mundo. Parecía increíble. Media hora de juego y el Cádiz goleaba a todo un Dream Team. El presidente Núñez, que pocas veces viajaba con el equipo y que lo hizo aquel día pensando que celebraría el título con sus chicos, tenía que aguantar todo tipo de comentarios jocosos desde la grada: “Núñez ¿sabes lo que te digo?: que no me gusta tu equipo”. Eso sin contar los olés de la grada.

La primera parte acabó con dos ocasiones de Salinas, que podía presagiar que la bestia podía despertar. Nada de eso. Nada más saltar de los vestuarios Pepe Mejías abría a Quevedo, que corrió hacia Zubizarreta y hacía el cuarto, y ya sí el Barcelona cayó a la lona totalmente KO. Los blaugranas, heridos en su orgullo, lo intentaban, pero con más corazón que cabeza, y Szendrei apenas estuvo en apuros. Zubizarreta, sin embargo, tuvo que emplearse a fondo para evitar que la goleada fuera de verdadero escándalo.

Aquel día hubo 22.000 espectadores en Carranza. Se recaudaron algo más de 18,5 millones de pesetas, más otros 21 que pagó TV3 para retransmitir el partido, que también se vio en Comunidad Valenciana, País Vasco y Galicia.

NACE UNA ESTRELLA

9 de junio de 1.991. El Cádiz fue el equipo de los milagros durante su época dorada en Primera, pero sin duda este día ocurrió el más grande de todos, el menos pensado, el más imposible. El Cádiz recibía al Zaragoza, mientras que el Castellón viaja a Oviedo. Los levantinos tenían un punto más que los cadistas, y ocupaban puesto de promoción. El Betis ya estaba matemáticamente en Segunda, mientras que los maños necesitaban ganar en Carranza y esperar otros resultados (que se dieron) para eludir la promoción. Al descanso el Castellón perdía en El Principado, mientras que en Carranza el resultado es de 0-0. Comienza la segunda parte, y en el minuto 68, ‘Paquete’ Higuera hace el 0-1. Muchos se temían lo peor, había que marcar, en tan sólo 22 minutos, dos goles ante un rival mucho más sólido que los amarillos, pero éstos no pierden la esperanza.

Surgió entonces un futbolista, que sería santo y seña del cadismo, y una de las figuras del balompié español en la década de los 90. Ramón Blanco había dado entrada tres minutos antes del 0-1 a un espigado delantero, procedente del filial, llamado, entonces Quico. Nace una estrella. Van pasando los minutos y poco a poco Carranza se va sumiendo en la tristeza que daba el pensar que después de tantos años en la élite había que volver a Segunda División. Pero Kiko no estaba dispuesto a permitir eso. El susodicho provoca, en el minuto 81, un penalti que Dertycia no desaprovecha. Carranza se vuelca entonces con los suyos, la permanencia puede estar cerca. Nadie atiende ya a la radio, el Castellón cae claramente derrotado en el Tartiere (3-0) y todos siguen las evoluciones del juego, incluso por televisión, ya que Canal Plus, que empezaba sus pinitos en el mundo de las retransmisiones, fue testigo de la proeza.

Los cadistas se muerden las uñas y miran al cielo esperando un milagro. Y éste llega. Sólo dos minutos después del empate, Kiko agarra un balón casi al borde del área y larga un derechazo que se cuela junto a la base del palo de la portería de Fondo Sur. Parecía increíble, en apenas dos minutos el Cádiz pasaba de estar desahuciado, a mantener la esperanza de seguir entre los grandes. Todo Carranza estalla en una explosión de júbilo. Las cámaras recorren en travelling todo el Fondo Norte, que celebra el gol con las camisetas al viento y lágrimas en los ojos. Cómo puede cambiar la historia en dos minutos. Los últimos minutos se hicieron interminables, eternos, para una grada que no podía quitar los ojos del césped ni por un segundo. Pero al fin se acabó el partido y el cadismo respiraba tranquilo, aunque aún quedaba un último escollo, una nueva Promoción.

LA PROMOCIÓN ANTE EL MÁLAGA

19 de junio de 1.991. El Cádiz había esquivado el fantasma del descenso, pero sólo de momento. Quedaba por delante una dura promoción ante el Málaga, histórico del balompié español, que quería volver por sus fueros. El Cádiz recibe a los malacitanos con el marcador en contra, 1-0, que fue el resultado que se produjo en La Rosaleda. La vuelta se juega en Carranza, y tras un pésimo arbitraje de Urízar Azpitarte, el Cádiz consigue empatar la eliminatoria, con un gol de José González, pese a acabar el partido con nueve jugadores. Los amarillos aguantan como pueden la prórroga, y pasamos a los penaltis. El Cádiz lanza en primer lugar. Marcan Oliva por el Cádiz, y Quino por el Málaga. Luego Raúl manda fuera su lanzamiento y Chirri no perdona, el Málaga está en ventaja. Poli y Esteban marcan para sus respectivos equipos. Luego lanza Carmelo que convierte, y Antonio Mata se encuentra con un magnífico Szendrei, que le detiene el lanzamiento. La eliminatoria está empatada. Juan José, el Sandokán, es el siguiente en lanzar. El lateral chuta y marca, pasando toda la presión a Emilio. Szendrei besa un palo, besa el otro, y se pone debajo del larguero. El malaguista lanza y el húngaro, saltando cual gato, ataja su lanzamiento, llevando la locura a Carranza, que vería de nuevo a su equipo en Primera el año siguiente.

EL ASCENSO EN EL JUAN GUEDES CON LA PANTALLA EN CARRANZA

Pero si hay algún partido que la afición recuerda con nostalgia es el del ascenso a Segunda División tras nueve años en el pozo de la Segunda División B. A la tercera fue la vencida y en aquella liguilla en la que el Cádiz se enfrentó a Logroñés, Barça B y Universidad de Las Palmas, el conjunto amarillo consiguió por fin el tan esperado ascenso. Había tantas ganas e ilusión por dejar atrás los nueve años de infierno que el Cádiz fue el único equipo de aquella temporada que jugó tres partidos en casa durante la liguilla y llenó cuatro veces el Estadio Ramón de Carranza. Muchos lo recordarán porque estuvieron allí. El destino quiso que el conjunto de José González jugara el último encuentro lejos de su feudo, en el Juan Guedes de Las Palmas. Un millar de aficionados se liaron la manta a la cabeza y se desplazaron aquel 29 de junio de 2.003; el resto, unos 18.000 llenaron las gradas de Carranza para seguir el partido a través de una pantalla gigante. La alineación del Cádiz fue la siguiente: Armando, Vélazquez, Sambruno, Paz, Varela, Dani Navarrete (Sergio Iglesias 68’), Suárez, Vicente, Pavoni (Zafra 30’), Palacios e Israel (Sergio Cruz 60’). Como no podía ser de otra forma el Cádiz tuvo que sufrir para conseguir su objetivo, ya que el Barça B, el otro equipo que también tenía posibilidades, no se lo iba a poner fácil. El conjunto amarillo dependía de sí mismo y le bastaba un empate frente al Universidad para ascender, mientras que el filial blaugrana necesitaba ganar al Logroñés y esperar que el Cádiz pinchara. La cosa se complicó en el minuto 12 tras una decisión arbitral de esas que no suelen señalarse. Armando tardó en sacar más de cinco segundos y el colegiado no le perdonó, una circunstancia que aprovecharon los locales para marcar por mediación de un rapidísimo Jonathan Sesma, que vestiría la temporada siguiente de amarillo. Pero esta era la temporada del ascenso y en el minuto 21 una buena jugada de Pavoni acabó en penalti cometido sobre él. Paz, con su habitual sangre fría, lo marcó y puso las tablas tan deseadas en el marcador.

Afortunadamente, solo estuvimos nueve minutos en 2ª B, ya que el Barça B iba ganando desde el min.1. Quedaba mucho partido por delante, pero el Cádiz supo aguantar el marcador hasta el final del encuentro. Fue entonces cuando se produjo la invasión del terreno de juego del Juan Guedes y también en Carranza. Lágrimas de alegría, bufandas al viento y efusivos abrazos de una afición que había sufrido demasiado durante nueve años. Pero ahora tocaba disfrutar. Pocos pensaban que sólo tres temporadas después el Cádiz jugaría en la Liga de las estrellas. Pero eso es ya parte de otra historia

NUEVO CARRANZA

EL NUEVO ESTADIO

Y aunque a pasos muy muy lentitos, el Nuevo Carranza va llegando. Los aficionados cadistas han visto pasar por sus ojos y oído multitud de proyectos y contraproyectos, promesas y esperas, aunque lentamente la tan esperadísima reforma del Carranza va llegando.

El primer proyecto llegó en la temporada 1.999-2.000. Entonces se tenían unas previsiones muy optimistas con respecto al club, y el proyecto presentado iba acorde a estas ideas: una obra faraónica muy cara, más allá de las posibilidades reales de la entidad y la ciudad. Aunque enseguida pasó a un segundo plano. El fantasma de la desaparición rondaba por Carranza, y todos los esfuerzos se enfocaron a salvar al equipo. Un estadio sin equipo que juege en él sirve de bien poco.

Como todos sabemos, el club pudo por fin salvarse, seguir adelante, y lo que es más, asomarse (a punto estuvo de colarse) a la Segunda División tras la promoción de Orúe. Así las cosas, volvieron a surgir voces reclamando un estadio digno, y se retomó la cuestión. El 8 de febrero de 2.002 la alcaldesa de la ciudad, Teófila Martínez, presentaba el que sería el primero de los proyectos reales para el Nuevo Carranza, que habría, sin embargo, de sufrir varios cambios posteriormente. Lo que sí se mantendría sería el planteamiento: la remodelación se llevaría a cabo en tres fases: Fondo Sur y Preferencia, Fondo Norte y Tribuna. La clave para que la obra se pudiera realizar, estaba en los locales comerciales, cuya superficie se estimó entonces en 5.000 metros cuadrados. El dinero obtenido de la venta de estos serviría para sufragar los gastos, de tal forma que el estadio se ‘autofinanciase’ a sí mismo, sin que tuviera que ser pagado con dinero público de todos los gaditanos, cadistas o no.

Aquella propuesta contemplaba, entre otras cosas, otra torre Olímpica en Preferencia y unas escaleras circulares (a modo de las que podemos ver hoy en el Santiago Bernabéu o en San Siro) en cada esquina habría para dar acceso a los espectadores. Las obras debían comenzar nada más terminar la temporada, que si todo salía como se deseaba, debía ser en junio, tras jugar la liguilla de ascenso, y, ojalá, haber ascendido de categoría. Sin embargo no fue así. El 2 de noviembre de 2.002, en que Teófila Martínez presentó un nuevo proyecto de remodelación, que modificaba sustancialmente el anterior: se aumentaba la superficie destinada a locales comerciales, y lo más importante, la capacidad final también se vería incrementada hasta las 20.000 plazas, todas de asiento. Se hacía además necesario revisar el acuerdo de cesión del estadio, que viene de 1.986. Por aquel entonces el Ayuntamiento cedió al club el uso del estadio por 50 años, “cobrándole” 1 peseta anual por el mismo. El Ayuntamiento cederá muchos de los metros cuadrados de locales que se hagan en Tribuna al club, de forma que éste pueda allí tener unas oficinas, salas de prensa, vestuarios, museos y sala de Trofeo acordes con su solera e historia.

El 31 de marzo de 2.003 llegaba uno de los momentos más esperados. Ese día entraban por fin las máquinas excavadoras y comenzaban a tirar la grada de Fondo Sur, que era la que, con diferencia, más había sufrido los avatares de estos más de 50 años. Con este acto, en el que estuvieron presentes numerosísimas personalidades del gobierno de la ciudad (encabezados por Teófila Martínez, que fue la encargada de accionar la excavadora que iniciaba las obras), daban comienzo las obras de remodelación. En principio se estimó en dos meses la duración de este derribo, tras el cual empezaría la construcción del nuevo fondo. Acabado éste, Preferencia seguiría sus mismos pasos. Pero hubo nuevas modificaciones: la primera fase de la obra se realizó de una sola vez, es decir, tanto Preferencia como Fondo Sur (que ya entonces era historia) fueron derruidos y levantados al mismo tiempo. El objetivo de este nuevo cambio en el plan inicial buscaba conseguir que ambas gradas estuvieran listas para la 50 Edición del Trofeo de los Trofeos, para el verano de 2004, y permitir así, durante la liga 04-05, acometer la reforma de Tribuna y Fondo Norte al mismo tiempo, albergando a los socios cadistas en las recién estrenadas gradas.

Uno de los momentos estelares y más emotivos de este derribo llegó cuando le tocó el turno a la torre Olímpica, que no quiso despedirse sin dejar una anécdota para la historia: con Tribuna atestada de nostálgicos cámara en mano, la máquina traída para derribar la torre, que no podía volarse desde abajo, sino ir siendo destruida desde arriba, no alcanzaba la parte más alta de la misma, y el derribo no pudo llevarse a cabo. Nuestra torre conseguía así mantenerse un poco más, y disfrutar de la vuelta del Cádiz a su estadio de nuevo en Segunda División, tras tantos sinsabores durante su última década de vida. Aunque finalmente tuvo que hincar la rodilla y desaparecer para siempre del paisaje gaditano.