Con solidaridad y respeto a Ricardo Ahued Bardahuil e Ing. Eric Patrocinio Cisneros Burgos
Precios ocultos de la democracia mexicana, supe de una joven poblana que fue a preguntar a un partido pol�tico de la ciudad qu� necesitaba para ser diputada. La respuesta fu�: "Si quieres sentarte en la mesa para ganar, tienes que traer 15 millones".
O� la cifra como una exageraci�n, pero escuch� el mensaje: para sentarse en la mesa electoral de la democracia mexicana, con posibilidad de ganar, hay que llevar mucho dinero en la bolsa.
Se entiende que hablo de dinero distinto del subsidio que reciben los partidos, superior al del tope legal previsto para las campa�as y adicional, para medios, al tiempo gratuito que la ley otorga para millones de anuncios en radio y televisi�n. En el sureste pregunt� al amigo de un presidente municipal cu�nto hab�a invertido �ste en su campa�a, adem�s de lo que daba su partido o le autorizaba la ley. La respuesta, fue " entre dos y tres millones de d�lares". En Canc�n pregunt� a conocedores de la pol�tica local cu�nto hac�a falta por fuera de Lo legal para competir por la alcald�a de la ciudad. Las tres respuestas me dieron la misma cifra 60 millones.
Si es o no se es dem�crata. Si se es, participa en los procesos democr�ticos, act�a para fortalecer y ampliar la participaci�n democr�tica. Si no se es, no participa en los procesos democr�ticos y desconf�a de la participaci�n democr�tica. El 19 de mayo de 2021 se publicaron en el Diario Oficial diversas reformas para garantizar la participaci�n ciudadana en las consultas populares. Sin embargo, ni las consultas para enjuiciar a los expresidentes, me la consulta para revocaci�n de mandato fueron atendidas por la mayor�a de los ciudadanos.
La mayor�a de los ciudadanos desairamos la consulta. Considero que fue un error no participar en las consultas. No es una conducta democr�tica no participar en los procesos democr�ticos. Participando en este tipo de procesos surgen los l�deres. De la abstenci�n no puede surgir un sujeto activo.
La democracia se ejerce participando en actividades democr�ticas. Si estaba ama�ada la consulta, y perdemos, tambi�n de la derrota se aprende. Se afinan estrategias, se foguean j�venes, se discuten en la plaza p�blica las ideas. La democracia no es algo que se activa a
conveniencia. Se cree en este sistema o no se cree. Si se cree, hay que participar, criticar y mejorar. La inmensa mayor�a de los mexicanos no somos militantes de un partido pol�tico, a lo sumo, simpatizantes Y eso Por breves temporada. Al no participar
�Fortalecimos o debilitamos al sistema democr�tico?
La democracia no se agota en el proceso electoral, al contrario, apenas comienza ah�. La democracia es la igualdad de todos ante la ley. Igualdad de todo para opinar y participar. Para que haya democracia necesita haber dem�cratas. Ganar y perder. Discutir y debatir. Se necesita participar.
Para Arist�teles el idiot�s era la persona que se quedaba en su casa y dejaba que la gobernaran los bandidos. La democracia requiere un ejercicio activo. Una participaci�n constante. Pero sobre todo, la democracia requiere que creamos en la democracia.
En otro orden de ideas, hay quienes dicen que Morena es el viejo PRI, pero en ese partido a�n con espor�dicos quise Aliado con todos los partidos desacuerdos, la disciplina y su m�todo pod�an imponer candidaturas, pero no a base de golpes y violencia entre sus militantes. Cuauht�moc Guti�rrez y su s�quito si eran un caso de ese tipo al que nadie quiso poner en paz, y se ha liado con todos los partidos. Su negocio prosperaba y sus vicios se proteg�an. Sin embargo, por lo grotesco del caso, este sobresal�a. No era una constante en ese partido. Hoy todos los partidos est�n partidos. El PRD est� desfondado por Morena, y a�n as� siguen las diferencias entre sus grupos. La postulaci�n de Demetrio Sodi por futuro 21, organizaci�n af�n al PRD, es una apuesta a un mayor activismo contra Morena. En la directiva "los chuchos" mantienen el control y negocian con PAN y PRI para construir alianzas y reglamentar los gobiernos de coalici�n.
Con Dante Delgado Ranauro, hombre de mil batallas y gran experiencia pol�tica, Movimiento Ciudadano ha logrado incrementar su presencia y se le considera el fiel de la balanza. Cauto y con visi�n, espera ver los resultados de posibles coaliciones, sin comprometer al partido que �l cre� y que dirige. De gran pragmatismo ha logrado incluir a personajes importantes a sus filas, tiene cuadros y tiene una estructura. Puede tener candidatos competitivos, pero sin alianzas no ganar� en 2024.
En el PAN, Marko Cort�s no est� en lecho de rosas.
Si bien es el partido que se ha acreditado como el opositor de Morena con claridad y contundencia, con cuadros valiosos y posicionados en
el escenario nacional, no deja de tener corrientes internas y algunas lo cuestionan. Sin embargo, mantiene la calma y conduce a su partido a �xitos y alianzas electorales. Tiene una gran cantidad de cuadros que aspiran a candidaturas en 2023 y 2024 lo que complica las decisiones, ya sea con o sin alianzas.
Pero por s� mismos no es nada f�cil conquistar posiciones.
En el PRI, Alito es el m�s cuestionado. Cierto el PRI ha perdido elecciones, en Sonora, Sinaloa, Oaxaca, Hidalgo entre otros estados. Perdi� gubernaturas, pero reconozcamos que fueron los gobernadores, hoy premiados, quienes entregaron las plazas. Trae encima a la gobernadora de Campeche, Layda Sansores con las grabaciones, sospechas de enriquecimiento il�cito y otros delitos. Al interior del partido, Alejandro Moreno tiene problemas por la exclusi�n de cuadros pri�stas.
Si L�pez Obrador quiere ser recordado como un extraordinario mandatario que promovi� una "Cuarta transformaci�n" que cambio en una forma fundamental el futuro de M�xico, deber�a apostar por fortalecer los pesos y contrapesos que requiere toda democracia. Parece un enigma &bajo qu� condiciones aceptamos acatar la ley y las normas que emite (y debe hacer cumplir) una autoridad? Se lo pregunta un mexicano que ve como una haza�a que una colectividad se organize alrededor de lo dispuesto por una norma escrita. Existen teor�as muy interesantes al respecto. El respeto a la ley es una pr�ctica arraigada entre personas de una sociedad, que se repite y se transmite entre generaciones. La ley se asume como parte de un intercambio leg�timo, y no hay disputas en torno a ella. Lo muy raro en esas sociedades es el desacato. Una verdadera anomal�a. M�s que un contrato interiorizado es el miedo a las consecuencias lo que mueve a la obediencia: Otra perspectiva la ofrece la psicolog�a social. Su foco es el rasgo de demostraci�n impl�cito en el comportamiento de las �lites o los liderazgos en una sociedad.
Aunque todas estas explicaciones me convencen, persiste, para m�, la pregunta importante, el enigma.
�C�mo entender el tr�nsito? Ese punto en que una sociedad deja de ser rebelde ante la ley para someterse a ella. O viceversa: C�mo se derrumba Estado de derecho o la construcci�n del mismo.
Me pregunt� en qu� punto estamos hoy en el pa�s.
En lo electoral, por ejemplo, pienso que avanzamos much�simo. Eso esfuerzos de institucionalizaci�n de la pol�tica, qu� no es otra cosa que establecer reglas de acceso al poder y el control del poder mismo, hoy
est� detenido y en entredicho. Hoy se ha instalado una pr�ctica de desacato a la ley que se est� haciendo cotidiana. Y lo m�s grave es que los mexicanos no imponemos castigo a la infracci�n de la ley. �Acaso la domesticaci�n reciente era una simulaci�n? Estimado lector, usted sabe a qu� me refiero. Estas pr�cticas cotidianas de violaci�n a la ley tienen consecuencias. El efecto contagio del que nos hablan los psic�logos sociales. Es tambi�n el resultado de la incapacidad de disuasi�n de las instituciones del Estado.
Todo esto se arraiga en los componentes culturales, en la l�gica de que el fin justifica los medios.
Pero pensemos en los parientes del presidente, aquellos grupos del viejo PRI que hace pocas d�cadas tuvieron que ceder poder porque era la �nica manera de no caerse junto con el pa�s. Cedieron ante la demanda de un �rgano electoral porque la presi�n para hacerlo fue apabullante.
Si este presidente no lo entiende, por fuerza lo asumir� su sucesor. Lo que es un hecho es que el fantasma del desacato recorre al pa�s con su efecto contagio. �Tendremos acaso los resortes y las razones para pararlo?
Y, retomando lo de espacios anteriores pese al obsesi�n presidencial de no dejar nada inconcluso al t�rmino de su mandato, muchas de las obras emprendidas materiales e inmateriales, se llevan a cabo sin asegurar su objetivo, estructura y funcionalidad.
Se entiende desde luego que, en el af�n de dejar huella o, m�s a�n, de aparecer como el auto de un supuesto cambio de r�gimen, tiempo y velocidad han sido claves en El proceder del Ejecutivo. Sin embargo, privilegiar esos factores en el prop�sito de trascender como el precursor de una nueva �poca sin valorar otros o considerar la circunstancia, lo est� entrampando y confundiendo, al punto de frustrar la expectativa social como cuando la popularidad personal sea m�s que aceptable.
El mandatario corre el peligro de pasar a la historia no como quisiera, sino como un pol�tico cuyo legado es una obra sin terminar, sin cimientos ni varillas. La prisa de dar banderazo, cortar listones o declarar inaugurado algo que ya no garantiza una obra hecha y funcional lo est�n haciendo su presa.
Ese entrampamiento est� generando un batiburrillo que incre�blemente a�n festejan quienes lo veneran con fervor y miedo. Un desconcierto en el cual el mandatario confunde elecci�n con revoluci�n, obra
tangible con intangible, innovaci�n con simulaci�n, movimiento contra inercia, tratado con desacuerdo, tapados con descubiertos, modestia con soberbia, voluntad con realidad.
�Por qu� desbaratar una obra, en vez de concluirla?
�Qu� pensar�n Carlos Monsiv�is, Miguel �ngel Granados y Julio Scherer Garc�a? |
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