El Inter de Milán saltó al terreno de juego sin su estrella Lautaro Martínez, sancionado, pero con una idea entre ceja y ceja: dar el penúltimo paso antes de la conquista de su vigésimo título de Serie A. La Victoria le daba tres puntos con los que en la próxima jornada, curiosamente en el Derby della Madonnina, un punto le servía a los de Simone Inzaghi para salir campeones. El empate (2-2) les obligará a ganar al Milan para cantar el alirón ante su eterno rival.
En la primera mitad el inicio fue fulgurante, con el Inter acechando y el Cagliari resistiendo en defensa y saliendo a la contra. Antes del minuto 5 Scuffet ya tuvo que hacerle una intervención de mérito a Barella. Ya nada pudo hacer en el 12' cuando Alexis Sánchez asistió con un pase atrás a Thuram, que batió al portero con un disparo desde cerca.
La escuadra de Ranieri se fue desperezando y con tímidos disparos iba avisando. Luvumbo lo probó desde fuera del área. En el 28' Barella conectó un testarazo que tras coger una bonita parábola entró en la portería, pero no lo celebró consciente de que se encontraba en fuera de juego.
Cambio antes del minuto 30
Los isleños realizaron una modificación táctica en el minuto 28', retirando del campo a Jantkto, incrédulo por la decisión de su entrenador y dando entrada a Prati. No es que el checo estuviera siendo peor que los demás, pero alguien tenía que ser el sacrificado y desde ese momento el partido cambió un poco.
Los nerazzurri siguieron acaparando todo el balón, aunque sin profundidad ni claridad. El Cagliari se centró en no encajar para llegar con vida a la segunda parte.
Segunda mitad de locura total
Tras la reanudación el Cagliari de Claudio Ranieri tenía el partido en el lugar que quería. Con un Inter precipitado intentando cerrar la contienda y pudiendo contragolpear. Scuffet siguió seguro bajo palos y en un balón largo Luvumbo la bajó con el muslo y se la dejó muerta a Shomorudov, quien definió fuerte al primer palo (65').
La alegría les duró poco porque en menos de diez minutos, tras un claro penalti de Yerri Mina con la mano, Çalhanoğlu volvió a dar ventaja a 'La Gran Culebra'.
Aunque los de Cerdeña no habían dicho su última palabra y repitieron fórmula: balón largo, toque de Lapadula y tiro de primeras de Viola (83'). Ahí murió el partido.
