Críticas de Ellas hablan (2022) - FilmAffinity
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Ellas hablan

Drama En 2010, las mujeres que integran una colonia religiosa tratan de reconciliarse con la fe tras haber sufrido una serie de agresiones sexuales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
19 de febrero de 2023
31 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película basada en la novela de Miriam Toews que muestra las heridas y dudas de un grupo de mujeres menonitas que son presas de temores divinos y humanos. Los hombres de su arcaica colonia religiosa llevan años colándose en sus habitaciones para agredirlas sexualmente y, posteriormente, echarle las culpas a Satán, a los castigos divinos o a las mentes fantasiosas de las propias víctimas. Ellas, pertenecientes a todas las franjas de edad y miembros de las familias Friesen y Loewen, se reúnen en el granero de la comunidad para urdir su plan mientras ponen sus creencias y costumbres en entredicho en esta especie de lucha contra la violencia patriarcal. Del planteamiento de esta conversación revolucionaria a contrarreloj nacen pocas opciones. En sus asambleas clandestinas, se plantean si deben quedarse y perdonar a estos desalmados para ganar el cielo, si tomarse la justicia por su mano y responder de manera violenta o si, por el contrario, abandonar ese lugar para siempre.

Sarah Polley dirige esta obra de protesta reivindicativa y feminista con austeridad en la ambientación y en la estética, pero con una voz firme y pasional que nos invita a reflexionar sobre la violencia patriarcal y otras realidades fácilmente reconocibles. Todo lo expuesto durante el metraje forma parte de la conciencia colectiva actual, lo que justifica el marcado simbolismo político de la película, hasta el punto de que ciertas situaciones mostradas en la película entristecen y sobrecogen al espectador por ser éste capaz de reconocer la violencia contra las mujeres en las situaciones cotidianas de la vida real. El metraje abarca el descubrimiento de la democracia, discusiones sobre familia y tradición, sobre la fe, el perdón y el arrepentimiento y carcajadas redentoras y catárticas bajo el yugo masculino sobre mujeres a las que creen dóciles y serviles como trasfondo. Todo ello puede resultar necesario si tenemos en cuenta el contexto político que vivimos hoy en día. A pesar de la temática triste, se ha de subrayar que el mensaje final tiene un cariz ilusionante y esperanzador respecto al futuro de la lucha de las mujeres.

En mi opinión, lo mejor de la película son las excelentes interpretaciones del reparto femenino, con mención especial a Jessie Buckley como Mariche Loewen. Probablemente, su personaje es el más complejo de entender pero tiene una fuerza que asombra. Claire Foy y Rooney Mara ofrecen también interpretaciones muy destacables. Desde mi punto de vista, el guión es ingeniosamente mordaz y machacón pero no cae en la redundancia o en la teatralidad. También me gustaría añadir que coincido con muchas de las opiniones escritas en las redes respecto a los colores apagados. Quizás este tono tenue ha podido restarle cierta solidez a la obra, pero igualmente se observa una fotografía muy medida y mucha precisión en la iluminación de caras, el brillo en los ojos o el resalte de contornos. En definitiva, recomendaría esta película a cualquiera que quiera pasar un rato entretenido y empaparse de un mensaje político más candente que nunca.
Víctor
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24 de febrero de 2023
21 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre 2005 y 2009 acontecieron unos terribles sucesos en una comunidad ultraconservadora en MANITOBA-PERÚ.

Fue la escritora MIRIAM TOEWS la que recreó el espantoso suceso en una novela basada en dicha situación.
Ahora la distinguida directora SARAH POLLEY se sitúa tras la cámara para relatar el oscuro hecho, con un guion adaptado de la susodicha novela.

Con un trasfondo teatral se nos narra la violencia que sufrieron las protagonistas y cómo reaccionaron ante ello. ELLAS HABLAN es un film de mujeres (directora, guionista y actrices) pero por ello no tiene que ver que esté destinado hacia ellas, todo lo contrario, resultando una enseñanza de vida para todo aquél que lo visione.

Con una oscura fotografía nos adentramos en el mundo de una colonia destrozada por los abusos sexuales, la violencia y en el que la extrema religión no deja reaccionar a las víctimas. Los diálogos y el debate que se abre no deja indiferente y permite al espectador participar en la trama identificándose con alguno de los personajes y viviendo en sus carnes cómo reaccionaría. Varias opciones son las que se manejan, aguantar, reaccionar con violencia o huir hacia un nuevo mundo al que hay que enfrentarse, pero siempre la estricta religión como hilo conductor.

Si estremecedora es la historia, mucho mérito para ello lo tienen el conjunto de actrices. Con una FRANCES McDORMAND con un papel con poco minutaje pero que en las pocas acciones que nos regala resulta aterradora, sus silencios ponen la piel de gallina, por cierto, FRANCES es una de las que producen el film. Con una ROONEY MARA con un papel soñador y dulce pero que a la vez expresa su dureza interior. Y muy destacable también el trabajo de la siempre interesante y con gran futuro JESSIE BLUCKEY. Las demás actrices consiguen rayar a la misma altura, digno trabajo el de todas ellas.

Como conclusión, indicar que ELLAS HABLAN es una película muy meritoria que ensalza la colectividad y el esfuerzo para combatir el mal y salir adelante, en el que los diálogos son espejos de cada una de las protagonistas con toques filosóficos en el que de trasfondo se encuentra la alegoría de la caverna de PLATÓN y cómo la religión frena la vida de muchas personas sin permitirles enfrentarse al horror y al mal de otros.
WATUSI
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19 de febrero de 2023
20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
*De lo particular a lo universal

Las mujeres de una comunidad cristiana menonita son brutalmente violadas durante años. Tras varios abusos a sus propios hijos, deciden reunirse en el granero para evaluar la situación. Deben elegir entre perdonar a sus agresores o ser excomulgadas; sus opciones son: no hacer nada, quedarse y luchar, o dejar atrás a su comunidad e irse.

Los pros y los contras de cada opinión serán el hilo narrativo de la cinta. Valorar y poner en cuestión cualquier idea, tratando de encontrar la salida menos dolorosa. Entre ellas son muy diferentes, pero las unen dos cosas muy importantes, el amor a sus hijos y la fe.

Sarah Polley utiliza en Ellas hablan un color tenue, rozando el blanco y negro en ocasiones, para remarcar el carácter atemporal de la historia. Lanza preguntas complejas sin apenas ofrecer respuestas y los diálogos se entretejen a través de la ira, el enfado, el trauma, la comprensión y las risas de Claire Foy, Jessie Buckey y Rooney Mara. Y, en estos claroscuros, podremos distinguir incluso la presencia de una Bernarda Alba en su máximo esplendor, interpretada fríamente por Frances McDormand.

*Oscurece el día

La sucesión de monólogos es un escaparate para las propias actrices, haciendo que la película parezca a veces una obra de teatro. De hecho, resulta extraño que ninguna de las actrices esté nominada al Óscar. La reunión se prolonga durante un día e iremos contemplando cómo el sol va decayendo a la vez que la conversación se oscurece, pues el tiempo se acaba y hay que tomar una decisión. La fotografía de Ellas hablan es extremadamente sombría y transmite a la perfección el clima que domina sobre ellas. Del mismo modo, la banda sonora, obra de la gran compositora islandesa Hildur Guðnadóttir, sostiene la opresión y subraya la voz en off de la narradora; es más, no vemos a los violadores, pero podemos sentirlos en la respiración de estas mujeres aterrorizadas.

*Conclusiones

Ellas hablan toma el patriarcado como punto de apoyo para cuestionar la vida entera. No da respuestas fáciles y resulta terrorífica visualmente, no por lo que muestra, sino por todo lo que esconde. Al contrario de otros cineastas más explícitos, Sarah Polley juega con el color y la oscuridad, el encuadre, la música y la desolación que esconde el interior de un granero, para introducir dentro a mujeres de tres generaciones distintas y debatir sobre su mundo, nuestro mundo.

En un momento en el que el cine norteamericano se regocija en sus desmesuras de parque de atracciones, se agradece asistir a un cine que te obliga a dudar de tus propias convicciones.

Tu historia será diferente a la nuestra.

Escrito por Soraya Unión Álvarez
Cinemagavia
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22 de febrero de 2023
19 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bajo una estética sobria, austera, de elegante fotografía que augura un film profundo, como el de los antiguos maestros del cine nórdico tales como Dreyer o Bergman, se oculta una historia superficial, que pierde toda su fuerza a los pocos minutos del inicio.

Discurso político sin saliva, como se dice en la famosa canción, rayando en ocasiones en lo panfletario. El buen cine sugiere mucho y enseña poco, y si es cuestión de enseñar, al menos no es recomendable mostrar todas las cartas cuando lo que te espera a continuación es una hora y pico de tediosa repetitividad.

Ocurre siempre que se hace cine con intencionalidad política, pero merece la pena recalcarlo: la ideología a 24 fotogramas por segundo no convierte una película en arte. Es solo eso, un panfleto en movimiento, con el reducido valor que ello implica. Puede ser útil, entretenido incluso (no es el caso), pero no es arte.

Lo que más horror provoca es siempre aquello que, insinuado, no llega a verse. Lo invisible. Lo que se mantiene oculto en la oscuridad aunque en ella no haya nada. Esa vía, la que en esta cinta encarnan las violaciones furtivas a las mujeres de la colonia, se desecha a los cinco minutos para sustituirse por el sobeteado y manido discurso feminista, que no dice nada y arriesga todavía menos.

La conclusión a la que todo espectador cuerdo llegaría seria la misma sin necesidad de recalcar en cada escena las penurias que sufren estas mujeres en un 2010 decimonónico y asfixiante. Mujeres que comienzan a replantearse seriamente cambiar la situación que padecen cada día. Polley no lo ha querido así, y ha preferido, armada de un guion monotemático, plano y pajizo, pasarse al lado del discurso político. Un discurso con el que hoy, como hemos dicho, toda originalidad es imposible.

¿No ha de tener un mensaje político una película? No decimos eso. Una película puede ser política, incluso burdamente propagandística, y ser sin embargo una obra maestra del séptimo arte. Quizás por eso Eisenstein estará siempre en los libros de historia del cine. Sarah Polley no lo estará. Ellas hablan, pero no consiguen decirnos nada.
Holden Caulfield
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6 de marzo de 2023
38 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburrida. Aburridísima y lo que es peor, muy injusta. Una película fuera de la realidad salvo de aquella realidad que hierve en las cabezas del feminismo más radical.

De forma muy demagógica Sarah Polley nos cuenta un trágico suceso en una comunidad menonita, donde las mujeres eran violadas de forma sistemática. Para poner fin a esos abusos las mujeres se reúnen para buscar soluciones. La trampa argumental de Sarah Polley es convertir una acusación contra unos violadores concretos en un juicio (implícito) contra la condición masculina en su totalidad. La mujer, para sobrevivir, llega a la absurda conclusión de que debe despedirse del hombre. Lo que finalmente sugiere Sarah Polley es un mundo enrarecido de mujeres sin hombres.

En el cine de terror uno de los aciertos para provocar miedo fue evitar mostrar al monstruo. Ridley Scott lo hizo en "Alien". Una estrategia muy inteligente que dejaba al espectador la posibilidad de construir por si mismo el terror en su mente. En "Ellas hablan" los grandes ausentes son los hombres. Las mujeres hablan de ellos, y no precisamente bien, pero en la película no aparece prácticamente ninguno. El hombre se convierte así en el monstruo del que ellas hablan.

Ninguna de ellas es capaz de ver nada bueno en ningún hombre. Ninguna voz razonable se levanta para decir lo obvio: que hombres y mujeres se necesitan mutuamente, ahora y siempre.

Una película tramposa cuya única virtud es su propia existencia, que demuestra el calado en la realidad social de un feminismo totalitario que se ha inventado un conflicto donde el sexo masculino es el enemigo. Como ellas sigan hablando en estos términos seremos prisioneros de nuestra propia paranoia.
Robert Denigro
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