En los enfrentamientos, en los que reinó la cordialidad y la deportividad, la balanza y el marcador se decantaron a favor de los internos. | R.L.

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A Joaquín Fernández, más conocido como ‘El prestamista’, lo conocimos cuando no había saltado al foco mediático. Cuando, salvo sus amigos y clientes, nadie sabía quién era. En realidad, fue este diario quién publicó por primera vez una imagen suya ilustrando una entrevista que ya ni nos acordamos en torno a qué giraba, pues desde entonces han pasado 11 o 12 años.

Luego vendría su mediación en un conflicto que surgió en Son Gotleu con motivo del enfrentamiento de dos etnias, que gracias a él firmaron la paz. Más tarde ganó notoriedad con la boda de su hijo, que anunció a bombo y platillo, ceremonia que se celebró en el Pueblo Español, y a la que asistieron, entre los numerosos invitados por parte de los contrayentes, Norma Duval y Matthias Kühn. Hasta la presentación del vestido de la novia fue todo un acontecimiento.

Escribió un libro

Tiempo después, se produjo su detención en una rotonda en la que le salieron policías de todas partes. No recordamos si antes o después de este episodio, publicó un libro sobre su vida, Yo y ‘el prestamista’ (por cierto este libro, según hemos visto en Wikipedia, lo publicitaba del siguiente modo: «Me llamo Joaquín Fernández Navarro. Muchos no me conoceréis por mi nombre, pero si digo Joaquín ‘El Prestamista’, el de la boda del año, pues sí, ese mismo soy. Quiero que disfrutéis con este libro, como yo disfruto contándoos todas mis verdades. Cojo aire, cierro los ojos y me lanzo»). Pero la notoriedad pública le llegó con el reality Los Gipsy Kings, que le encumbró a la fama y a partir de ahí, gracias a su aparición semanal en la pequeña pantalla, ya no fue fácil hablar con él. Es más, a nosotros, metidos en otros menesteres alejados del famoseo, ya no nos interesó, ni como Joaquín Fernández, ni como personaje.

Internos contra gitanos

Ahora bien, pese a que sigue sin interesarnos, y no porque sus movimientos no tengan interés –la operación de su esposa en Turquía y ahora presuntamente metido en la denominada ‘operación Jaque Mate’ que tanto espacio periodístico está ocupando–, nos viene a la memoria un episodio en el que tuvo mucho que ver. Recordamos el enfrentamiento futbolístico entre un equipo de gitanos que él organizó y otro del centro penitenciario de Palma integrado por presos, desde luego mucho más técnico y más en forma que el de ‘El Prestamista’ y sus compañeros. Esta situación se tradujo en que en los dos o tres partidos que disputaron en una zona a propósito del centro penitenciario palmesano, los ingresados en él se impusieron con facilidad a los visitantes. No queremos decir por goleada, que en algunos partidos casi, pero les ganaron bien, algo que hacía que desde la banda ‘El Prestamista’, en mangas de camisa y muy entregado a los suyos, a los que animaba y trataba de dirigir, se desesperara ante el apabullamiento al que les sometía el rival, mucho más ordenado en cuanto a juego, y también mucho más en forma. Aunque al final –bueno es decirlo–, tanto su equipo como él, reconociendo la superioridad del contrario, felicitaban a sus contrincantes como también lo hacían con el director del centro, Antonio Avilés, de grato recuerdo, sobre todo para los periodistas, pues con él teníamos abiertas las puertas del establecimiento para todo lo que fuera de interés, como, por ejemplo, un partido de fútbol entre internos y gitanos en el que se jugaban el amor propio.

Las formaciones de ambos equipos, internos contra gitanos, posando en la pista de futbito del establecimiento penitenciario de Palma. En el centro de la foto, Joaquín Fernández ‘El Prestamista’, y el director de la cárcel, Antonio Avilés.
Las formaciones de ambos equipos, internos contra gitanos, posando en la pista de futbito del establecimiento penitenciario de Palma. En el centro de la foto, Joaquín Fernández ‘El Prestamista’, y el director de la cárcel, Antonio Avilés.

¿Qué si ‘El Prestamista’ era el entrenador del equipo de los gitanos? Pensamos que no. Pero sí el organizador de los encuentros y, por ende, el encargado de que alguien reuniera a los jugadores. Por tanto, de no haber sido por él, estos partidos no se hubieran jugado nunca.

Joaquín y Antonio se saludan antes del inicio de uno de los partidos.
Joaquín y Antonio se saludan antes del inicio de uno de los partidos.

Solidaridad

Germán es ya un guía experimentado en acompañar a personas ciegas para que realicen múltiples retos deportivos, desde una maratón a una carrera de montaña, entre otros. En esta ocasión, el reto es distinto. Mañana, domingo, se ha propuesto realizar la carrera de 10 kilómetros de Palma, acompañando a Nacho, un valiente que por su discapacidad física no puede hacerla a pie. Para Germán es un orgullo que este campeón pueda vivir el ambiente de una carrera, sentir los aplausos del público y disfrutar de esta entrada en meta que tanto nos gusta a todos los deportistas. Carmen también les acompañará en su reto, por lo que en esta ocasión hará un doble guiado.

Nacho, Carmen y Germán en un alto en uno de los entrenamientos.
Nacho, Carmen y Germán en un alto en uno de los entrenamientos.

Todo esto no sería posible sin la colaboración de los organizadores Elitechip, que jamás ponen dificultades y que apuestan por el deporte inclusivo y social. No podemos olvidar tampoco el apoyo de la Federació d’Esports Adaptats de les Illes Balears (FESAIB), que impulsa además del deporte adaptado a través de su proyecto Esperit en moviment, la participación de deportistas como Nacho en este tipo de competiciones. Y un gracias especial a + Q Trail, que a pesar de ser un club modesto, es grande en corazón. Gracias a todos por hacerlo posible.