El poder del perro. Sinopsis y crítica de El poder del perro

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El poder del perro

El poder del perro

TÍTULO ORIGINAL The Power of the Dog

PRODUCCIÓN Australia - 2021

DURACIÓN 107 min.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

PÚBLICOAdultos

CLASIFICACIÓNSensualidad

ESTRENO19/11/2021

Actualización 28-03-2022:
Oscar a la dirección (Jane Campion)

En los años 20, Phil (Benedict Cumberbatch) y George Burbank (Jesse Plemons) son terratenientes de prestigio y riqueza en Montana. Sus caracteres son contrapuestos, pero durante muchos años han aprendido a respetarse. El sencillo y bondadoso George se enamora de la joven viuda Rose (Kirsten Dunst) que vive con su hijo Peter (Kodi Smith-McPheee), un adolescente sensible de gustos artísticos al que no le atrae nada la vida de cowboy, y que centrará la animadversión del cruel y celoso Phil.

Jane Campion no estrenaba en cine desde 2009 con la delicada y valiosa Bright Star. La directora de la sobrevalorada El piano (Palma de Oro en Cannes y ganadora de tres Oscar en 1993) no alcanzó una madurez artística por películas tan deficientes como Holy Smoke y En carne viva. Sin embargo, en televisión pudo resaltar con la notable serie policiaca Top of the Lake (2013-2017).

El poder del perro es la mejor película de la cineasta y un giro imprevisible en su filmografía. Este personal western es fiel al esteticismo de su obra anterior y a la premiada novela homónima del norteamericano Thomas Savage (1915-2003). Este escritor tuvo una vida aun más complicada y oscura que los protagonistas de su novela. Cuando tenía dos años sus padres se divorciaron, y él se traslado a un rancho de Idaho junto a su madre, que además de sacar adelante la familia tuvo que lidiar con la depresión y el alcoholismo.

El novelista superó enormes dificultades para dedicarse a la literatura, especialmente con la llegada de la Segunda Guerra Mundial. Su matrimonio con la también escritora Elizabeth Fitzgerald fue duradero, pero turbulento, entre otros motivos, por su breve periodo de vida homosexual con el ilustrador Tomie de Paola, veinte años menor que él.

La película de Jane Campion refleja la complejidad, la inadaptación y la tensión interior que Savage impregnó en la novela. Benedict Cumberbatch define con mucho talento un personaje aparentemente seguro y dominador, pero fracturado por una soledad que lo convierte en un ser intratable, melancólico y manipulador. La interpretación del actor británico es excelente, tanto en composición (su manera de andar y moverse por sus tierras como dueño y señor), como en el uso dramático de la voz, que sugiere sutilmente el deterioro interior del personaje. El intérprete abandona por completo el histrionismo que le dio la fama internacional en series como Sherlock o Patrick Melrose, y opta a lograr su primer Oscar con un trabajo extraordinario.

No será la única estatuilla a la que optará esta película que impacta por su calidad técnica en la dirección y el guion de Jane Campion, la música de Jonny Greenwood (Pozos de ambición, The Master), la bellísima fotografía de Ari Wegner (Lady Macbeth), o el diseño de producción de Grant Major (El señor de los Anillos, King Kong).

Durante muchos minutos la película tiene trazas de obra maestra, con una personalidad y sutileza que recuerda a los grandes westerns de las últimas décadas, desde Sin perdón, de Clint Eastwood, a Los hermanos Sisters, de Jacques Audiard, con similitudes en el ritmo y la estética de renovaciones del género tan sugerentes como Hostiles, Slow West o First Cow, de Kelly Reichardt.

Sin embargo, el filme no acaba de superar los estereotipos derivados de la novela de Savage. El tratamiento de la homosexualidad que propone es tan elíptico como artificial, con una saturación del mismo registro dramático que hace que el guion pierda, en buena parte, la psicología sugerente, perturbada y matizada que ofrecía la historia. Parece que Jane Campion es consciente de esta limitación, y acaba la película con el mismo talento y personalidad de esa primera hora.

Lamentablemente, no tiene ese mismo acierto en el desarrollo del personaje interpretado por Kirsten Dunst, que pierde la magia y ternura inicial, hasta convertirse en una impasible espectadora del conflicto de masculinidades. Una tensión que podría ser mucho más compleja y fascinante con una mirada femenina como contrapunto, y con una planificación y un guion que diese tanto poder a la sensibilidad como a la sensualidad del resto de personajes. Algo que resulta mucho más sutil en el retrato del joven Peter, que en el de Phil.

Finalmente, Jane Campion no oculta la lectura feminista que quiere hacer su película sobre un género dirigido y protagonizado por hombres. En una entrevista reciente explicaba que, en su opinión, “el western existe para propagar un mito simple de lo masculino. De lo que hablan el texto de Savage y mi película es de personajes mucho más complejos que se las tienen que ver con los sentimientos ocultos que determinan su vida”. Probablemente, John Ford, Howard Hawks o Clint Eastwood rodaron westerns con más objetivos… pero las opiniones son libres.

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