�Quien tiembla un segundo deja escapar quiz� el cebo que, precisamente durante ese segundo, la fortuna le tend�a�. La frase de Alejandro Dumas gu�a los pasos de Bradley Barcola, el joven de 21 a�os que comparte el ataque el PSG con Mbapp� y Demb�l� sin temblar. Son los Tres Mosqueteros que tienen embelesada a Francia y que pretenden conducir al equipo qatar�, repudiado por la �lite por su falta de pedrigu� y acostumbrado a comprar talento a golpe de talonario, hacia la final de la Champions League, si el sorprendente Borussia Dortmund se lo permite.
Le faltaba a Luis Enrique una pieza que aumentara la letalidad de su ataque y la encontr� el pasado verano en un jugador p�caro que, si bien tiene n�meros discretos en cuanto a goles, sumar cuatro y ocho asistencias en 37 partidos, quiebra defensas con facilidad y abre partidos. Bien lo saben Hamari Traor� y Ronald Araujo, a los que avergonz� en los octavos y los cuartos de final de la competici�n.
El PSG pag� 50 millones de euros por esta joya que creci� en la cantera del Olympique de Lyon. La complicada situaci�n econ�mica del club y el cambio de propietario provocaron que se aceptara su salida pese a los lamentos de los aficionados. El director deportivo del PSG, Luis Campos, y un reci�n llegado Luis Enrique sab�an que tendr�a hueco en la idea de juego del asturiano, pero adem�s tuvieron la paciencia necesaria para facilitar su adaptaci�n y le fueron buscaron un hueco.
La idea de centrar a Mbapp� fue un espaldarazo, pero su aparici�n ante los focos europeos fue el 13 de diciembre precisamente ante el Dortmund buscando una primera plaza del grupo. Un empate a uno que les serv�a a los dos equipos para pasar a octavos y fue suficiente. Fue una sanci�n de Demb�l� la que le llev� a un once del que Luis Enrique se resiste a bajarle. Por la orilla izquierda o por la derecha, Bradley Barcola es un arma que, adem�s, alimentan sus compa�eros.
Como una esponja recibe y acepta los consejos de los dos estrellas con las que comparte ataque. �Ousmane [Demb�l�], por ejemplo, es el que me dice 'coge el bal�n, ve a jugar uno contra uno, no te hagas preguntas'. Y lo mismo Kylian: 'Busca el uno contra uno. Si puedes disparar, dispara. Y si puedes ponerlo, p�nmelo a m�", reconoc�a el jugador en una entrevista a los medios oficiales del club parisino.
Con esta compa��a, Barcola est� haciendo un m�ster, que suma a su picard�a natural, determinante en la eliminatoria ante el Bar�a. Ten�a estudiado c�mo iba a sacar de quicio de Araujo y lo consigui�. �Sab�a que era muy r�pido. En el partido de ida hice un movimiento similar, pero no le super� muy bien y me alcanz�. Esta vez le iba a adelantar y sab�a que o me hac�a falta o me quedaba mano a mano con el portero�, explic� hace unos d�as.
Talento Mendes
Pese a su juventud, lleva mucho f�tbol visto. Su madre, que tambi�n jug�, le reclut� como entrenadora en el equipo de su pueblo, el As Buers Villeubanne, pero a los ocho a�os dio el salto al Olympique. All� estaba ya su hermano mayor Malcom, tres a�os mayor que �l y portero. Bradley le acompa�aba a cada sesi�n, observaba y se aprovechaba para regatear y chutar a puerta. La suerte de Malcom ha sido distinta a la de su hermano, que del filial del Lyon pas� al Tuzla de Bosnia y ahora est� sin equipo tras debutar como internacional con Togo, el pa�s de la familia. Donde va Bradley va todo el clan a arroparle y darle estabilidad para que su f�tbol brille.
Su fortaleza en las ayudas en la banda, el dominio de las dos piernas y, sobre todo, su velocidad le auguraban un futuro y Jorge Mendes, cazador de talentos, no dud� en incorporarlo a su cartera de representados. C�mo se iba a negar si su �dolo reconocido es Cristiano Ronaldo, �por no darse nunca por vencido y trabajar mucho�.
El PSG es el mejor escaparate posible y le ha consolidado en la selecci�n francesa sub-21 . Nadie duda que estar� en los Juegos de Par�s y, de momento, �se ser� el reto de su verano porque Didier Deschamps a�n no le ha llamado con los bleus. Pod�a haberlo hecho en marzo, pero no lo hizo. El crecimiento de Barcola acabar� por abrirle un hueco sin tardar demasiado.