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El libro de Eli
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El libro de Eli

The Book of Eli

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Reparto

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Crítica El libro de Eli (2010)

El guardián de la Biblia

El guardián de la Biblia

Un tipo solitario camina por una carretera. A ambos lados se divisa un interminable paisaje, desolado, polvoriento. El mundo, tal y como lo conocemos, ha desaparecido. No hay nada, ni siquiera lo más necesario, y el agua y el alimento escasean. Todo desprende una luz cegadora, blanquecina, y el mundo parece no tener más color que el de la caliza. Pero la carretera es peligrosa y el viajero pronto se ve asaltado por unos bandidos. Mala suerte... para los bandidos. El misterioso caminante se muestra como un luchador implacable, mortífero con su enorme y afilado machete en la mano. El hombre sigue su camino hacia el oeste, impertérrito; por las noches se detiene, lee un rato de un libro que lleva consigo, un libro antiguo de pastas de piel, y luego duerme. Al despertar reemprende la marcha, siempre hacia el oeste. Un día entra en un pueblo de paso y se dirige al bar para beber agua. El lugar es regentado por un tal Carnegie, cacique insensible que domina el pueblo y lleva años buscando un libro muy especial. Carnegie sabe que con las palabras de la Biblia tendrá poder para someter a las personas. Muy pronto se dará cuenta de que el libro que busca está en poder del forastero...

Lo primero que llama la atención de esta película es la cantidad de puntos en común con The Road (La carretera). Al igual que en la magnífica pelicula de John Hillcoat, también aquí un cataclismo ha hecho cenizas el planeta, el sol cegador ha quemado la vida sobre la tierra; el protagonista también se dirige incansable hacia una dirección, en este caso el oeste; la hostilidad entre las personas reina por doquier, nadie se fía de nadie; hay canibalismo, etc. Sin embargo, es sobre todo en la ambientación y en la puesta en escena en donde El libro de Eli parece deudor de la obra de Cormac McCarthy, en esa agresividad del entorno que aporta la fotografía de Don Burgess y que hace que el mundo sea irrespirable y que la esperanza sea el bien más anhelado.

En El libro de Eli el argumento se despliega como si de un western se tratara, un western futurista, claro, pero que responde a la perfección a algunos parámetros del género (el solitario sin hogar, viajero incansable, el pueblo receloso, el sheriff-jefe sin escrúpulos, la chica, la persecución...), el cual se mezcla luego con la acción trepidante y la temática post apocalíptica con temas de fondo que invitan a la reflexión. Esta amalgama no siempre funciona del todo, a veces desconcierta, y también hay momentos en que el ritmo se precipita demasiado o se ralentiza sin motivo, al igual que se insertan escenas un poquito tramposas. De todas formas, el resultado es satisfactorio y más que entretenido.

Y desde luego se trata de uno de esos filmes que, con planteamiento simple, sugieren muchas cosas. Llama mucho la atención el audaz guión del debutante Gary Whitta, porque no es normal encontrar en un film de estas características un planteamiento tan directamente religioso, decididamente cristiano aun con sus generalidades. Por eso puede comprenderse la película como una parábola con un evidente significado más allá de la pura acción. El film deja caer que el desastre fue provocado por fanatismos religiosos, y que esa corrupción siempre será un peligro, pero a la vez remacha con decisión la presencia de Dios entre los hombres, la realidad del pecado (“he dedicado tanto tiempo y esfuerzo en cuidar y conservar este libro que he olvidado vivir según sus reglas”, dice el protagonista) y afirma rotundamente el poder de la fe para superar todos los obstáculos y devolver la libertad y la esperanza a la humanidad.

Los hermanos, Albert Hughes y Allen Hughes, responsables de filmes como Desde el infierno o Dinero para quemar, logran un producto más que digno gracias también a la poderosa presencia de Denzel Washington, quien está formidable en el papel protagonista (para el que aprendió expresamente artes marciales), y a su oponente Gary Oldman, en uno de esos papeles de psicópata violento (El profesional (León), Homicidio en primer grado) que tanto domina.

Palabras con sentido

La película está llena de mensajes muy claros. Resulta gracioso y nada casual, por ejemplo, que el libro más deseado por todos sea la Biblia y que entre los libros despreciables que son destinados al fuego sólo se distinga un título: “El código Da Vinci”. Ya el propio título de la película juega con los nombres pues la palabra “Eli”, puede ser entendida como “Dios” por muchas civilizaciones. También cobran especial sentido en el film frases bíblicas como éstas: “los ciegos ven, los cojos andan”, “para que viendo no vean”, “la palabra de Dios es viva y eficaz, tan cortante como espada de dos filos”. Y resulta paradójico que el lugar elegido para albergar la sabiduría y la libertad sea uno de los símbolos de la esclavitud en los Estados Unidos: la isla de Alcatraz.

Últimos comentarios de los lectores

José Montalbán - Hace 3 años

Con mirada e ilusión de niño me dispuse a ver El libro de Eli

Describe la crueldad y lo inhóspito de un mundo sin libros. Aparte de en la vida de algunas personas, lo hemos visto en programas tipo "Gran Hermano" y otros que pretenden, gracias a a la ausencia de libros, la animalización de los concursantes. Pero aquí se llega más lejos. Sin libros, la comunicación es más pobre. Y la autoridad se abusa.

Narra una época adelantada en el tiempo pero muy atrasada en cuanto a humanidad. Una guerra y un desastre natural posterior casi extinguieron la vida sobre la tierra.

Eli (un sublime Denzel Washington), dotado de un poder casi invencible contra los hombres malos y educado y comprensivo con los débiles, tiene una misión. Caminar hacia el oeste con el libro que custodia.

Carnegie (Gary Oldman, tan educado en la vida real pero cruel e inmisericorde en la película) conoce el poder de los libros
Y sobre todo el de uno, el libro de Eli. Con Eli, el libro salvará al mundo. Carnegie sólo lo quiere para dominarlo.

A Eli le hace humilde. Queda nítidamente reflejado en la bendición de la comida.
Carnegie conoce la fórmula. Pero nunca la utiliza. Ni la utilizará. El libro le hará de peor condición. Y más duradera.

Pocos guiones hay tan poderosos. Sin muchas palabras ni explicaciones es enormemente sugerente.
Gary Whitta, el guionista, rechaza la supuesta bondad natural de las sociedades precristianas. Sólo con el libro de Eli los pueblos obedecerían de buen grado a sus gobernantes. Carnegie, en este caso.

Efectivamente, quizás sea el pensar que hay alguien poderoso que nos quiere y que también cuida a los demás lo que lleva a la sencilla y encantadora Solara, la judía ucraniana Mila Kunis, a seguir incondicionalmente a Eli. Por contraste, hace décadas, sus padres abandonaron la antigua Unión Soviética por su ambiente antisemita.
Que el destino final de Eli sea la isla de Alcatraz lleva a pensar que, si a partir de un resto de la Humanidad debe volver a formarse una sociedad, una prisión es, desde luego, un lugar apropiado. En ella, se ha leído y reflexionado mucho.

En fin, estamos ante una historia sorprendente y muy bien contada.

Mi valoración, 8/10. En casa, valoración familiar fue de 7/10.

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