El atracador perfecto

El Atracador Perfecto (2022).

“No me juzgues por mi pasado porque ya no vivo ahí.”
El imponente cincuentañero Josh Duhamel luce sus 193 cm de estatura mientras encarna a uno de los más prolíficos atracadores de bancos de Canadá quien, tras fugarse de una cárcel en el estado de Michigan, asaltó con éxito casi 60 entidades bancarias al final de la década de 1980.

Aunque, mucho más atractivo que el personaje real, Duhamel interpreta a un ladrón de la vida real que fue condenado a dos décadas entre rejas, pero que antes llegó a hacerse con botines que superaron los 2300 millones de dólares. Aun trabajando solo, obtuvo la colaboración en las sombras de un mafioso que aquí aparece con los rasgos del demacrado Mel Gibson.
En el papel de su esposa vemos a la canadiense Elisha Cuthbert, conocida por largometrajes como “La Casa de Cera” (2005) o series como “24”.

"El que diga que el dinero no da la felicidad que me lo ingrese a mí."
La comedia entretiene, pero no lo suficiente a tenor de las críticas recibidas y de la acogida del público tras su estreno. Rodada entre Los Angeles y Ottawa, cuenta con un discreto presupuesto, una banda sonora propia de la mejor década musical del pasado siglo y unos momentos desenfadados que, si bien no nos hacen desternillarnos de risa, nos sacan algunas leves sonrisas gracias al talante de nuestro atrevido protagonista.

Raúl Cabral.
Puntuación personal: 6,5
https://www.filmaffinity.com/es/film123010.html

Josh Duhamei es un actor con carisma, que imbuye a su personaje, esa positividad extraña al tratarse de un atracador. Robert siempre se muestra simpático y cercano.

La película es rigurosa en los aspectos emocionales del personaje, transmitiendo credibilidad, pero tremendamente dispersa en la parte más salvaje, donde los asaltos parecen diseñados sin mucho criterio.

Entretiene, te la crees... o bien la aceptas. Continúa en spoiler.

No sé el motivo, pero siempre consiguen atraerte las películas de atracadores de Bancos, esa vida al margen de la ley, siempre huyendo y que en muy poco tiempo consigas hacerte con un botín muy considerable, siempre que no hay víctimas consigue despertarte el interés.

Gilbert Galvan Jr, escapa de una prisión de Michigan en 1985, cambia su nombre a Robert Whiteman y cruza la frontera marchándose a Canadá. Comienza en Ontario una vida nueva, y conoce a una chica llamad Andrea de la que se enamora. Las cosas no le van bien y tras ver la poca seguridad que hay en los bancos canadienses decide traspasar la raya, comenzando a robar. Su modus operandi es acercase disfrazado a la cajera y pedirle amablemente con una nota que le entregue el dinero...

Basada en el caso real de Gilbert Galvan Jr, que asaltó 59 bancos canadienses en la década de 1980 y se fue con más de 2 millones de dólares canadienses, todo un récord que nadie ha conseguido superar.

Josh Duhamel un habitual en el cine de Michael Bay, no consigue aportar el carisma necesario para el personaje quedando algo soso. Mel Gibson aunque tiene un pequeño papel, está bastante bien junto a Elisha Cuthbert que interpreta a la novia del protagonista.

Una película entretenida, que sin ser redonda y que sufra de bastantes altibajos en su narrativa, consigue hacernos pasar un buen rato.
Destino Arrakis.com

No se puede decir que El atracador perfecto aporte novedad o espectacularidad. Sin embargo, su gran virtud es que, a pesar de ser una película típica, cuenta con grandes interpretaciones y está lo suficientemente bien hecha como para amenizar un buen rato.

El relato no va más allá de un ladrón de bancos –que consigue que incluso parezca fácil robar– y está salpicado de acción y momentos de humor. Además, su tono es amable (aunque incluye palabras soeces) e inofensivo, casi sin sexo y violencia, al contrario de lo que sucede en títulos similares, lo que le permite llegar a un público más amplio.

Es un buen entretenimiento para ver una vez que, aparte de presentar un thriller correcto, hace un guiño a la familia y a la amistad.

www.contraste.info

Esta película responde a sucesos reales, obviamente teñidos de ficción. Pero efectivamente, lo que se vemos en la pantalla está inspirado en los hechos verídicos narrados en la obra “The Flying Bandit”, del novelista, actor y dramaturgo canadiense, Robert Knuckle. Cuenta de las idas y venidas de Gilbert Galván, que robó casi 50 bancos durante un período de tres años, un récord en Canadá. Cometió robos en casi todas las provincias canadienses.

La película comienza cuando Galvan (John Duhamel) fue encarcelado en Michigan, pero se fugó fácilmente del centro penitenciario donde había sido recluido, dirigiéndose de inmediato hacia norte de Canadá y ocultando su verdadera identidad por el nombre de Robert Whiteman.

Es un individuo amable, simpático, pero su condición de recluso fugado le impide hacer amistades, hasta que conoce a Andrea (Elisha Cuthbert), quien una joven que trabaja en un refugio para personas sin hogar. Pero ella desconfía de los encantos seductores de Robert (Gilbert). Pero finalmente se convence para salir e intimar con él. A partir de ahí avanza rápido su relación y Andrea acabará embarazada.

Cuando Gilbert se entera, en uno de sus golpes, que va a tener un hijo, queda absolutamente emocionado y entregado a la idea de tener una familia. Y para mantener esa familia vuelve aún con más ahínco a sus atracos, supuestamente para que a la familia no le falte de nada.

Él tiene unas cualidades impresionantes para atracar bancos, lo cual hace sin herir a nadie e incluso ganándose la simpatía de los cajeros y empleados/as de las sucursales.

Gilbert, en fin, es un ladrón en extremo inteligente que anhela es mantener a su familia y también vivir bien y robar bancos es la forma más fácil de conseguir sus objetivos.

Al poco se alía con Tommy Key (Mel Gibson), un usurero, un tipo de apariencia bronca pero que es agradable en general. El prestamista Tommy lo convence para cometer atracos de envergadura. Pero sus golpes alertan a la policía y tendrá ingeniárselas para que no le atrapen.

La notoriedad creciente del protagonista y su manera de proceder incita el interés del Detective Syndes (Nestor Carbonell), lo que dará pie a un juego del gato y el ratón en el que intentarán burlarse entre sí, en una vibrante y pertinaz persecución.

En la película da la impresión de que el Canadá ochentero fuera un entorno amigable para que los ladrones de bancos ejercieran su oficio; nadie parece muy molesto por lo que hace Robert, a veces incluso los operarios cooperan durante la operación.

La dirección Allan Ungar me ha parecido bastante precisa y mantiene la atención de un relato bastante entretenido; igual el guion de Kraig Wenman, un libreto que sabe llevar una narrativa precisa para mantener el interés del espectador.

Un buen reparto con Josh Duharnel como protagonista principal, convincente y audaz, incluso con comicidad; muy bonita y expresiva Elisha Cuthbert, como la mujer del protagonista; sensacional Mel Gibson como mafioso amigo del protagonista, un actor que es siempre un valor; Nestor Carbonell estupendo como el policía de pestañas llamativas.

La película tiene un tono agradable, placentero y por momentos tierno y romántico. Duharnel y Cuthbert forman una pareja con química, bien avenida, que se sienten felices y bien el uno junto al otro; son además personas venidas del desafecto por parte de unos padres inexistentes e infancias malas. Gibson tiene algunas escenas que recuerdan su habilidad para profundizar y dotar de genuino sentido a la historia.

La cinta presenta al personaje de manera indulgente, repitiéndose la figura retórica de que “nadie nace malo” (muy rousseauniano). Un punto de vista tan benévolo con la figura del ladrón (hasta 59 atracos a bancos y joyerías en Canadá), que resulta chocante o motivo de risa. Lo que salva al malhechor es que nunca fue violento en sus robos ni provocó ninguna víctima.

Esto da para plantear cierto debate ético sobre si es lícito robar a una poderosa Banca que se lucran con la desdicha o necesidad de sus clientes. De ser así Galvan aparecería como el héroe de la función, pues a los espectadores les resuena lo de los beneficios de los bancos y todo eso, mientras aumentan los desahucios por impagos de hipotecas. ¿Estamos ante un Robín Hood o que roban a los ricos para darles a los pobres? No, nuestro protagonista no reparte nada de nada.

Además, nunca hay un momento en el que el personaje muestre remordimiento o arrepentimiento. Pero este este mensaje contradictorio (un villano empático) rara vez llega de manera acertada al espectador.

En conclusión, es una película entretenida que roza lo que sería una cinta propia para TV. Pero tiene el valor de Gibson, por un lado, y la supuesta autenticidad del cuento por otra.

Publicado en revista Encadenados: http://www.encadenados.org/rdc/sin-perdon/6730-el-atracador-perfecto-2