El asesino del nudo (2018), de Duncan Skiles

El joven Tyler toma prestado el camión de su progenitor para una cita con la chica que le gusta. Su ligue descubrirá bajo el asiento una perturbadora y arrugada foto que muestra a una chica atada, todo indica que ha sido víctima de alguna oscura perversión. Pese a que Tyler insiste en que la instantánea no le pertenece, la muchacha no le cree. A partir de ese momento el chico empieza a pensar que pertenece a su progenitor, en teoría un ciudadano modélico, que acude con regularidad a la iglesia. Pero, ¿podría en realidad tratarse del terrible asesino que asola la ciudad.

Se nota que al guionista de este largometraje, Christopher Ford (Spider-Man: Homecoming), le gusta bastante La sombra de una duda, de Alfred Hitchcock, donde una joven sospechaba que su tío podía ser un psicópata. Que se inspire en esta gran cinta del Maestro del Suspense no tendría nada de malo, pues cuántos thrillers se estrenan al año que beben de su cine, algunos mejor resueltos que otros. Por desgracia, el desigual Duncan Skiles, con una filmografía insulsa a sus espaldas, consigue intrigar en el arranque, pero enseguida pierde la atención del respetable pues no logra hacer creíble la mayor parte del desarrollo. Por ejemplo, a veces el hijo se comporta como si confiara ciegamente en su progenitor, cuando ya cuenta con indicios que deberían disparar sus alarmas…

El film trata de denunciar la hipocresía de los modernos fariseos, que se sienten moralmente superiores, pero ocultan cadáveres en el armario. Por desgracia, la ejecución no funciona, con un final desastroso. Meritorio trabajo de Charlie Plummer, sin relación familiar con Christopher Plummer, que dio vida a su abuelo en Todo el dinero del mundo, pues refleja muy bien que a su personaje, Tyler, se le ha caído el mundo encima. Tampoco está mal Dylan McDermott (Milagro en la ciudad), pues logra que Don, padre de Tyler, resulte lo suficientemente hermético como para que el espectador dude.