Edurne Pasaban y el tabú de la salud mental: "Mi familia todavía me dice que para qué cuento que me intenté suicidar"
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Entrevista Alpinista

Edurne Pasaban y el tabú de la salud mental: “Mi familia todavía me dice que para qué cuento que me intenté suicidar”

Edurne Pasaban en la montaña K2, la segunda más alta del mundo tras el Everest, en el año 2004

Maialen Ferreira

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Edurne Pasaban (Tolosa, 1973) es la primera mujer en el mundo en alcanzar la cima de las 14 montañas de más de 8.000 metros de altitud que existen en el planeta. Cuando aún era una adolescente, conquistó los Pirineos, los Andes y los Alpes. Con poco más de 21 años, conoció la cima del Mont Blanc y cinco años más tarde, la de la montaña más alta del mundo: el Everest. Sin embargo, no fue hasta los 35 cuando comenzó a ganarse la vida como deportista de élite, algo que le hizo caer en picado. “Una gran parte de mi depresión y ansiedad fue por no encajar en la sociedad. Nuestra sociedad está diseñada para seguir unas pautas: estudiar, hacer una carrera, conseguir un buen puesto de trabajo y formar una familia. El problema es que, cuando llegas a los 35, si no te has casado ni has sido madre te dicen que se te va a pasar el arroz o te preguntan constantemente qué vas a hacer con tu vida”, asegura la alpinista a elDiario.es/Euskadi.

Pasaban recuerda con franqueza, pero sin alejarse del optimismo, los momentos más duros de esa caída que la llevó a dos intentos de suicidio. Ahora, con perspectiva, recomienda una cuestión fundamental para enfrentarse y sobrevivir a las enfermedades mentales: hablar de ello. “Yo les digo muchas veces a mis padres que si hubiéramos hablado de lo que ocurría, no habríamos llegado a ese punto en el que tuvieron que ir corriendo a un hospital porque su hija estaba mal. Seguramente, si ellos hubieran tenido más conocimiento de lo que me estaba pasando, quizás no habríamos llegado a ese punto”, explica. Sin embargo, reconoce que, tanto en el momento en el que decidió hacer público que sufría depresión como hoy en día, en su entorno y en el resto de la sociedad, la salud mental sigue siendo un gran tabú. “Mi familia todavía me dice que qué necesidad tengo de contar que tuve depresión y me intenté suicidar. Cuando leen alguna entrevista o cuando escuchan un pódcast, me preguntan que para qué. Mi respuesta ya se la saben y es porque pienso que cuanto más hablemos de ello con naturalidad, podremos ayudar a más personas”, insiste, con la esperanza de que su historia pueda servir de ejemplo.

Acaba de estrenar junto a Amazon Music y Efe un pódcast llamado 'Tabú mental'. ¿Qué ha sido lo más complicado de contar ante un micrófono?

La verdad es que no he sentido que haya nada complicado de contar sobre mi enfermedad mental, quizás es porque ya llevo muchos años reconociendo abiertamente que sufrí una depresión muy grande. Lo más duro ha sido explicar que intenté suicidarme, pero no por mí, sino porque todavía pesa mucho a la gente que me quiere y que está a mi alrededor, sobre todo a mi familia. Eso es lo más me cuesta porque a mi familia todavía se le hace muy duro que hable con naturalidad de mi enfermedad mental.

¿Sintió ese tabú en su entorno cuando hizo público que tenía una enfermedad mental?

Sí, totalmente. Mi familia todavía me dice que qué necesidad tengo de contar que tuve depresión y me intenté suicidar. Cuando leen alguna entrevista o cuando escuchan un pódcast me preguntan que para qué. Mi respuesta ya se la saben y es porque pienso que cuanto más hablemos de ello con naturalidad, podremos ayudar a más personas.

Estoy casi segura de que todos los que han llegado alto en su carrera profesional han caído en algún momento de sus vidas

¿Ayuda que las personas conocidas o con éxito hablen de la salud mental?

Pienso que sí. Mucha gente idolatra a las personas famosas; yo también he llegado a pensar que hay gente que tiene una vida fantástica en comparación con la mía. Los humanos comparamos muy fácil nuestra vida con la de otros y creemos que lo nuestro es lo peor, pero al final las personas conocidas o famosas son iguales que los demás.

¿Cuando se tiene éxito, la culpa por sentirse mal es mayor?

Si no sabes gestionarlo, seguramente. A veces el éxito te carga mucho la mochila, te da responsabilidad y muchas veces se espera más de alguien que tiene éxito. Eso suele ser algo muy complicado.

¿Es posible llegar a lo más alto y no caer?

Habrá gente que lo ha conseguido, pero es muy común que las personas que han llegado en cualquier profesión a lo más alto, hayan pasado por un momento difícil y hayan caído. Creo que cuando uno pisa lo más oscuro y cae, pero tiene la capacidad de recomponerse, sale más fortalecido. Estoy casi segura de que todos los que han llegado alto han caído en algún momento de sus vidas.

¿En qué momento fue consciente de que algo iba mal?

Cuando no tuve ganas de tirar adelante, cuando me metía en la cama y no quería levantarme en todo el día, cuando me empecé a hacer preguntas y no encontraba respuesta. En el momento en el que no tenía ganas de levantarme, supe que algo iba mal y que no se trataba solamente de una pena, sino que había algo más detrás de lo que sentía. Aún a día de hoy, cuando hay días en los que me levanto y no tengo ganas de nada, siento que el semáforo se pone en ámbar y tengo que tener cuidado de que no se ponga en rojo como en aquella época.

¿Qué decidió hacer en ese momento?

Decidí pedir ayuda, que es lo que hay que hacer, pero lo que más nos cuesta. En el momento en el que dejes de querer levantarte, que no duermas, porque ese es un síntoma muy grande ya que dejar de dormir es el primer síntoma de una ansiedad o depresión, debes pedir ayuda. Es complicado porque, aunque empecemos a hablar cada vez más de salud mental, aún es un tema tabú y nos da miedo pedir ayuda, pero hay que pedirla.

¿Qué la ayudó a usted a salir de ahí?

Me ayudaron muchas cosas. En el primer momento oscuro me ayudó la medicación, los médicos y el psiquiatra. Me ayudó acudir al psiquiatra como hubiera acudido a un médico si tuviera una rotura en el pie o un cáncer. Ayuda mucho tratar a un psicólogo o psiquiatra como si fuese otro médico cualquiera. También me ayudaron mi familia y mi entorno. Pero lo que más de ayudó a salir de aquel agujero fue encontrar un propósito en la vida. En mi caso, yo ya había hecho muchos 'ochomiles', pero cuando salí del agujero negro quería terminar los catorce. Ese objetivo, ese camino, ese sueño, me ayudaron a salir de ahí.

¿Qué le diría ahora a aquella Edurne que consiguió ser la primera mujer en coronar los catorce 'ochomiles'?

Le diría que los caminos que se eligen en la vida no son fáciles de recorrer, que cualquiera que elijas va a tener obstáculos, como los que encontré yo en aquella época, pero que si realmente te apasiona lo que haces, hay que seguir ahí. Si tuviera a esa Edurne enfrente, le diría que continúe porque ningún camino que siga en la vida va a ser fácil.

Si eres mujer y en tu vida has decidido dedicarte a tu carrera profesional y no ser madre, no encajas en la sociedad y llevar ese peso es difícil

Comenzó a ganarse la vida como deportista de élite a los 35 años, más o menos la edad en la que la sociedad empuja a las mujeres a tener una familia. ¿Cómo lo pasó?

Lo pasé muy mal. De hecho, una gran parte de mi depresión y mi ansiedad fue esa, el no encajar en la sociedad. Nuestra sociedad está diseñada para seguir unas pautas: estudiar, hacer una carrera, conseguir un buen puesto de trabajo y formar una familia. El problema es que, cuando llegas a los 35, si no te has casado ni has sido madre te dicen que se te va a pasar el arroz o te preguntan constantemente qué vas a hacer con tu vida. Igual en tu vida has decidido dedicarte a tu carrera profesional y no ser madre, pero en ese caso, no encajas y llevar ese peso es difícil, aunque se haya retrasado la edad de la maternidad. Los hombres tienen la presión de que hay que trabajar y mantener a la familia, pero nosotras sentimos un peso diferente.

Muchas veces, como en su caso, al entorno familiar le cuesta hablar de los intentos de suicidio de alguien cercano. ¿Cómo se consigue cambiar esta situación?

Es muy difícil convencer a nuestro entorno de que es bueno hablar de ello, porque ellos también sufren por tener cerca a personas con enfermedades mentales o que se han intentado quitar la vida. No es fácil vivir al lado de una persona con el problema que yo he tenido y que seguramente tengan miles de personas. Yo les digo muchas veces a mis padres que si hubiéramos hablado de lo que ocurría, puede que no hubiéramos llegado a ese punto en el que tuvieron que ir corriendo al hospital porque su hija estaba mal. Seguramente, si ellos hubieran tenido más conocimiento de lo que estaba pasando a mi alrededor, quizás no habríamos llegado a ese punto. Cuando les digo eso, reconocen que tengo razón.

¿Considera que la sociedad lo está haciendo bien en cuanto a salud mental o todavía faltan cosas por hacer?

Faltan muchas cosas por hacer. Hay que mejorar mucho la sanidad pública en general y las unidades de salud mental en particular, porque no puede ser que a alguien con un problema real le vea un psiquiatra cada cuatro meses, entre en la consulta y le despache en 10 minutos. Esto hay que mejorarlo mucho y también hay que cambiar el hecho de que todavía escondemos las enfermedades mentales. Si seguimos escondiéndolas, viviéndolas en silencio, no vamos a ser conscientes de lo que estamos sufriendo. Si a mis padres en algún momento alguien les hubiera hablado con naturalidad de que su hijo o cualquier persona había sufrido lo mismo que yo sufría, lo habrían identificado antes.

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