Deportes

La verdadera prueba de Wuilker Fariñez

11/06/2022

El 6 de junio de 2022, Wuilker Fariñez sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. El lapso estimado de recuperación médica en estos casos es de seis a nueve meses. Este texto contextualiza su lesión.

“Cuando estás fijándote en el balón,
no piensas en tu cuerpo”.

Víctor Valdés

Año 2016. El Estadio Olímpico de la Universidad Central de Venezuela (UCV) se va vaciando. Quedan algunos seguidores desmontando trapos. Es de noche. Los periodistas se acercan a la zona por la que salen los futbolistas, cerca del comedor de esa institución. Varios de ellos rodean a Wuilker Fariñez. El arquero del Caracas FC ya no tiene los guantes ni el buzo del equipo. Ante los reporteros, su mirada apunta hacia el horizonte. En pocas ocasiones mira a quienes le preguntan. Parece que lee un telepronter: su discurso es medido, claro, sin que sus ojos muestren algún signo de debilidad o duda.

Entre los periodistas ya estaba instalada la sensación: Wuilker Fariñez era un futbolista más maduro de lo que sugería su edad, 18 años, como la cantidad de partidos que disputó durante ese Torneo Apertura. Ni seguidores ni reporteros imaginaban que seis meses después ese mismo jugador estaría en la final de la Copa del Mundo Sub 20. Ya había dejado de ser una figura del fútbol venezolano para convertirse en un futbolista que atraía miradas internacionales.

A esa edad, Wuilker Fariñez ya vivía en el futuro. Prensa y aficionados lo veían como el arquero de La Vinotinto para la próxima década. Su adolescencia aún no había terminado y ya estaba en boca de adultos que lanzaban sobre su nombre expectativas inciertas. Salvo casos excepcionales, los futbolistas de 18 años son más parecidos a una moneda al aire que a un profesional con proyección clara. Sostener ese contexto requiere un entorno poderoso y una serie de herramientas psicológicas clave para poder manejar la presión, los deseos ajenos y todo el ruido alrededor. Además de suprimir una serie de goces y rutinas que el ciudadano común hace pero que, para el deportista de élite, puede ser contraproducente.

Cinco años después de ese momento en la UCV, Wuilker Fariñez ya pasó por Colombia, se instaló en Francia y en el arco de La Vinotinto. Un panorama natural para la promesa pero atípico para los futbolistas venezolanos jóvenes. Muchos de ellos, apenas despegan en el torneo local, terminan siendo empujados a campeonatos y países en los que no pueden continuar con su crecimiento. Visto lo visto, Fariñez se ha impuesto a esa tendencia y ha llevado de buena manera las expectativas. Entonces, justo cuando el Racing Club de Lens le había planteado dejarle vía libre para la titularidad, se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda.

Fotografía de Raúl Arboleda | AFP

Wuilker Fariñez, la adversidad y la lucha contra sí mismo

La lesión se produjo durante un entrenamiento, en una jugada descrita por la Federación Venezolana de Fútbol como “fortuita”. La definición permite imaginar que pudo haber sido una acción común dentro de los entrenamientos. Un día más en la rutina. Pero con un final distinto. Cuando se trata del cuerpo, la exposición de los deportistas de élite suele ser extrema en todo momento. Así como un intelectual se prepara para una conferencia, ellos entrenan su cuerpo para la competencia. Un día sí y el otro también. Por eso, al romperse, puede producirse una angustia similar a la de un catedrático que olvida todas sus lecturas: ¿y ahora qué hago?

Es válido sospechar que por la cabeza de Wuilker Fariñez pasa el dolor, el miedo a la intervención, los temores asociados con la rehabilitación, un posible mes de regreso, su presente con La Vinotinto y el desecho de la posibilidad inmediata de ser titular en Francia. Todos esos escenarios recargan la psique del deportista. Y puede que aún no haya pensando en cómo serán esas sensaciones al volver a la cancha, cuál es el estado de su seguridad al patear la pelota, si durante un salto o en un balón disputado tendrá temor de que pueda volver a romperse.

Cuando Víctor Valdés repasó su carrera hace unos años, comentó que, si naciera de nuevo, no volvería a ser portero: “No. Eso sería una de las cosas que seguramente cambiaría”. El tres veces campeón de la Champions League agregó: “Mi historia ligada a la portería es una en la que me hicieron creer desde pequeñito que tenía talento. (…) No es un camino para nada fácil y, seguramente, no me ha compensado los años que he sufrido con los que ha ido bien”. Luego de levantar esos trofeos, el arquero se vio usando el metro de Alemania para ir, en muletas, a sus sesiones de rehabilitación. Solo. Lejos del ruido y la fiesta de los estadios. Se había roto el ligamento cruzado de su rodilla derecha.

El psicólogo deportivo Joaquín Valdés explica que un deportista de élite es visto desde cuatro perspectivas que se integran: la física, la técnica, la táctica y la psicológica. Sobre la última, detalló: “El factor psicológico es uno tan importante en la misma medida que otros que tenemos alrededor. Tan importante que, a veces, estando muy bien en los otros tres aspectos, si el mental no lo consigues mejorar o controlar, puede que los otros no te sirvan de nada. No quiere decir que sea el más importante; a veces se puede compensar uno u otro”.

Wuilker Fariñez, acostumbrado a rechazar cualquier tipo de amenaza, ahora lucha contra una derivada del deporte que practica y de su propio cuerpo. El riesgo ya no lo ofrece un factor externo sino que depende de él mismo. Al alta médica deberá seguir el alta competitiva, esa que habilita que el futbolista pueda volver a participar en entornos disputados. En cada uno de esos escenarios será clave esa actitud segura que ha transmitido en la arquería, ese entorno familiar y profesional que ha sabido construir su carrera, y el apoyo deportivo y psicológico que pueda darle su equipo.

Recordando su circunstancia, Víctor Valdés dijo: “El fútbol te aparta. “¿Te has lesionado la rodilla? Otro. Tú ya no vales”. Asintiendo con la cabeza, el arquero agregó: “Tú vas a valer. Es tu fuerza de voluntad la que te tiene que hacer llegar. Esa es la mayor enseñanza”. Una sobre la que Wuilker Fariñez recién comienza a tomar lecciones.


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