La verdadera casa de Víctor Valdés

La verdadera casa de Víctor Valdés

Leyenda blaugrana

El exportero, que jugó su último partido de blaugrana en marzo del 2014, debuta como técnico del juvenil A del Barça

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Victor Valdés se estrena como entrenador del Juvenil a del FC Barcelona en un partido contra Les Preses en el campo del Bosc de Tosca. Pere Duran/Nord Media

Pere Duran / NORD MEDIA

“Presi, ¿no crees que ya es hora de que vuelva a casa?”. Así de coloquial, según Josep Maria Bartomeu, fue la llamada de Víctor Valdés para ofrecerse. El viernes, en Les Preses (la Garrotxa), el exportero debutó con victoria en el banquillo del juvenil A en pretemporada (1-3). No vestía el escudo del Barça en un partido desde el 26 de marzo del 2014.

No era la primera conversación para regresar. Hacía meses que Bartomeu y Valdés hablaban. Empeñado como está el mandatario por apaciguar el entorno, vio una ocasión idónea para acercar a Valdés, que nunca tuvo ni quiso padrinos. Derribadas las corazas, incluso se pensó en invitar al Moratalaz para ver sus métodos.

“El portero del mejor Barça de la historia quería volver y había que hacerle hueco”, explican desde el club. Y Bartomeu se encontró con la unanimidad de la cúpula deportiva.

Oír a Valdés hablar de domicilio y pertenencia es cuanto menos chocante. Primero, porque se le conoció como el portero de l’Hospitalet cuando realmente nació allí de emergencia y Víctor siente que su hogar está en Gavà, localidad que después abandonó tras vender su fastuosa mansión en la playa. Segundo porque siempre renegó de que su paradero fuesen los tres postes. “Yo no quería ser portero. No me quedó más remedio”. Por último, porque se marchó del Barcelona, donde entró a los 10 años, en junio del 2014 cuando aún resonaba el portazo de un año y medio antes.

Sucedió que el 26 de marzo del 2014, en un Barça-Celta se rompió la rodilla en una parada. Se operó en Alemania. El Mónaco le dejó colgado, chocó con Van Gaal en el United, se fue cedido al Standard de Lieja y colgó los guantes en el 2017 tras un año en el Middlesbrough.

DESDE LEJOS Y DESDE ABAJO

En su primer año, sin focos ni comodidades, hizo campeón al Moratalaz, incluso batiendo al Madrid

Sin embargo, Valdés no ha estado ni un año desvinculado del fútbol. Enseguida le picó el gusanillo y se inscribió al curso de entrenador de la RFEF. Y en el 2018, instalado en Madrid, quiso probarse. Con chavales –“son honestos y no mienten”–, eso lo tenía claro. “Me defino como un posicionador de talento. Intento gestionarlo y potenciarlo”, dice sobre su tarea.

Se decantó por la Escuela Deportiva de Moratalaz. Lejos de los focos. “Le explicamos nuestra filosofía, que es de estilo combinativo, buen trato al balón, llevar el peso y él la compartía y la aplicó a la perfección”, explica Jorge Vallejo, director general del club.

Quedó campeón del grupo II de la segunda división autonómica con 12 puntos más que el Boadilla, siendo el equipo más goleador (100) y el menos goleado (40). Además, derrotó al Real Madrid C en la copa de campeones por penaltis.

“Ya en mayo nos explicó que su intención era dar el salto, quizás a Segunda B. Nos quería avisar a tiempo para no dejarnos tirados”, recuerda Vallejo. De hecho, con la temporada pasada en juego ya tuvo algunas ofertas para ir de segundo entrenador o de preparador de porteros y las declinó.

“El Barça fue irrechazable. Allí tiene todas las comodidades que no tuvo aquí. Eso le honra y yo creo que le vino bien”, apunta. Llegaba con gafas de sol y en Harley, pero su comportamiento no fue el de una estrella. “Al contrario. Se implicó, fue muy cercano y daba su opinión sin imponer nada. Hay otros que dejan entrenar a su ayudante. Él diseñaba las sesiones y las dirigía”.

BARROSO Y SORIN

Valdés tiene a prueba a dos chicos de su exequipo; los dos fueron titulares en su debut, y Sorin marcó el 0-1

Valdés se centró en el juego y se desentendió de los porteros. “Pero después le picó y acabó entrenando a los porteros del primer equipo. Quedaba con ellos antes y les aconsejaba”. Luis Villar e Hilario Vasco, que así se llaman, alucinaron. Los jugadores del juvenil lo acabaron manteando.

Pero Valdés no se olvidó de ellos. Hace unas semanas a Vallejo le sonó el teléfono. “Era Guillermo Amor. Me pidió si Daniel Barroso y Sorin Andrei podían probar con el Barça”. Ambos, medio y delantero, fueron titulares contra el Bosc de Tosca, y el primer gol lo marcó Sorin. En casa, manda Valdés.

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