El sexto sentido (1999), de M. Night Shyamalan

El director y guionista de origen indio M. Night Shyamalan está de moda. Los primeros amigos daba qué pensar, El sexto sentido ha revolucionado Hollywood (7 nominaciones al Oscar, incluidas película, director y guión) y el guión de Stuart Little es ingenioso. Hay además gran expectación por Unbreakable, que está rodando con Bruce Willis, Samuel L. Jackson y Robin Wright. El film, de nuevo con ribetes sobrenaturales, sigue a dos personajes: uno casi inmortal, que ha sobrevivido a diversos accidentes, y otro paralítico, confinado en una silla de ruedas.

A Shyamalan le gusta sorprender en sus films. “Hay un modo de hacer cine que no puedo soportar. Lo he bautizado el estilo ‘ya sabes a que nos estamos refiriendo’. Por ejemplo, cuando un puesto de frutas en la calle se viene abajo, el ‘ya sabes a que nos estamos refiriendo’ nos ofrece una excitante persecución automovilística. Para mí, eso es una mala dirección y una mala forma de hacer cine.”

El director asegura que quitó del metraje de El sexto sentido todo lo que sonara a obviedad o no ayudara a la historia. Por ejemplo filmó un discurso de Bruce Willis para el vídeo de la boda. “Recuerdo lo contento que estaba de ese discurso. Lloraba pensando en él. Luego lo rodamos. Bruce estaba, literalmente, genial. Pero cuando le vi, me di cuenta de que había caído en un tono equivocado, melancólico y triste. Y no quería esa nota final en la película. Es agridulce, sí, pero con más esperanza, más nítido.” Así que desechó el discurso.

Uno de los grandes atractivos del film son sus dos personajes principales. Bruce Willis acierta en su composición del psicólogo, sabe transmitir fragilidad e inseguridad, se hace con la angustia y ternura que caracterizan a su personaje; le da réplica de modo maravilloso la gran sorpresa de Haley Joel Osment, el niño, que dota de una asombrosa riqueza de matices al asustado Cole: igual se muestra como chaval, jugando con sus muñecos, representando una obra de teatro…, que dominado por el pánico. Y esto no es todo. Hay química entre Willis y Osment: la escena en que ambos deciden ser sinceros el uno con el otro, revelando el motivo de sus miedos, se convierte en un fascinante quid pro quo de eficacia conmovedora, que nada tiene que envidiar al célebre pasaje de El silencio de los corderos. Y las féminas tampoco lo hacen nada mal: Toni Collette como la madre está fantástica (atentos a la escena en el coche, que explica la nominación al Oscar) y Olivia Williams no le anda a la zaga.

Este chaval de 12 años debutó en el cine con Forrest Gump: hacía el personaje protagonista de niño. Luego vinieron Bogus, un film menor de Norman Jewison, El sexto sentido y un comentado episodio de la serie Alley McBeal. Ahora tiene tres proyectos en cartera: Pay It Forward, con Kevin Spacey y Helen Hunt; el drama sobre el holocausto Edges of the Lord, con Willem Dafoe; y A.I., con Jude Law, sobre un guión de Stanley Kubrick que dirigirá Steven Spielberg.

Bruce Willis ha dicho de él: “es el actor joven más increíble que haya visto jamás. Este niño está a la altura de los mejores actores adultos con los que he trabajado en mi carrera. Tiene un talento infinito, pero no se le ha subido a la cabeza. W. C. Fields [célebre actor cómico, que trabajó con niños] no se lo creería si conociera a Haley.”