A finales de marzo, Portugal competía por preservar sus opciones de alcanzar la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022™ y le esperaba un duelo ante Turquía en las semifinales de la repesca de la zona europea. El ambiente tenso que rodeaba al partido que iba a celebrarse en Oporto no parecía idóneo para apostar por nuevos rostros. Sin embargo, al seleccionador luso, Fernando Santos, no le tembló el pulso para hacerlo. Con el anuncio de la alineación saltó la sorpresa que nadie esperaba: Diogo Costa, que entonces apenas tenía 22 años, iba a debutar oficialmente como nuevo titular bajo palos. Así fue como se pasó un testigo que dejaría en el banco de reservas al experimentado Rui Patrício, de 34 años, quien había ocupado el puesto durante toda la década anterior. Y desde su victoria por 3-1 sobre el conjunto turco aquel día, Portugal no solo ha sellado su pasaporte para el Mundial, sino que también ha visto cómo Diogo se afianzaba definitivamente en el puesto. En los siete partidos disputados en este periodo, la revelación del Oporto ha sido titular en cinco, y Patrício solo en dos. El joven futbolista, elegido mejor arquero de la última Primeira Liga, cumplió 23 años en septiembre y llegará al Mundial en una situación singular respecto a sus adversarios de la demarcación: actualmente es el guardameta titular más joven de las selecciones clasificadas, por delante del español Unai Simón (25 años) o el camerunés André Onana (26). Pese a todo, su falta de experiencia no preocupa. Aunque no se consolidase definitivamente en el once titular del Oporto hasta la temporada pasada, Diogo cuenta con la confianza del país para intentar llevar a Portugal a la conquista de su primer título mundial. “Con el trabajo que hace, y las características y la capacidad que posee, puede llegar a ser uno de los cinco mejores porteros del mundo”, dice a FIFA+ Rui Barbosa, que fue entrenador de porteros en el Oporto, el Tottenham y el Wolverhampton. “No en un futuro muy próximo, pero a medio plazo, sí, no tengo ninguna duda de que lo conseguirá”.

Nacido en una pequeña ciudad de Suiza, país que alberga una gran comunidad portuguesa, Diogo se trasladó con su familia a los alrededores de Oporto cuando tenía siete años. Poco después se incorporó a la cantera de los Dragones y fue subiendo peldaños en una trayectoria que tuvo su punto álgido al ganar la UEFA Youth League en 2019. Formaban parte de su misma generación jugadores como Fábio Vieira, que actualmente está en el Arsenal, Vitinha, traspasado al París Saint-Germain, y Fábio Silva, que pertenece al Wolverhampton Wanderers. Diogo, campeón de Europa sub-17 y sub-19, debutó como profesional con el Oporto a los 20 años, en septiembre de 2019, siendo superado únicamente por el legendario Vítor Baía, de quien heredó el mítico dorsal 99 y con quien se le suele comparar. “No hay que hablar a la ligera, porque Vítor era y sigue siendo una referencia en el fútbol portugués hoy en día. Diogo tiene un juego de pies estupendo, por ejemplo, pero en la época de Vítor esa cualidad no era tan frecuente, así que no se puede hacer una comparación cuando no hay datos comparables. Ahora veo a alguien con la misma sangre fría y que, cuando sale de su meta, es tan atrevido como era Vítor”, afirma Barbosa. Antes pasar a defender el arco blanquiazul, Diogo asistió como reserva a las actuaciones del español Iker Casillas y del argentino Agustín Marchesín. Cuando por fin se ganó el puesto, la temporada pasada, desempeñó un papel decisivo en la conquista de la liga portuguesa, con 15 partidos sin recibir goles y destacando constantemente en la distribución del juego.

Además de la seguridad que transmite bajo su meta, la calidad que exhibe en el juego con los pies ha sido uno de los factores fundamentales para poder asumir la titularidad con la selección portuguesa siendo tan joven. Según un estudio hecho por el principal semanario portugués, Expresso, el arquero de 23 años consigue chutar el balón a una media de 63.9 metros de la portería, cifra que supera considerablemente el promedio del experimentado Rui Patrício, 57.5 metros. “El juego de pies ayuda a Diogo, pero creo que también domina todas las demás técnicas, estoy convencido. De lo contrario, si solo destacase en ese apartado, no sería guardameta. De todos modos, es una herramienta más que aporta a los entrenadores con los que trabaja”, dice Barbosa. La madurez precoz ha convertido a Diogo en una pieza eficaz en la construcción del ataque, para que la constelación de estrellas que tiene Portugal en su línea ofensiva pueda brillar y perforar las metas contrarias cuando llegue el momento en Catar. Procurando al mismo tiempo, por supuesto, que no ocurra lo mismo en la suya.