Premios: 0 Oscar (más 1 premios y 2 nominaciones) Ver más
El actor maldito
El legendario Dennis Hopper murió en su casa en Venice (California), a los 74 años, el 29 de mayo de 2010. Tiempo atrás había anunciado que padecía cáncer de próstata. Su mirada inquietante le convertía en el actor ideal para interpretar a peligrosos perturbados. Conocido por sus fiestas locas, y porque sus abusos del alcohol y de las drogas estuvieron a punto de conducirle al cementerio prematuramente, Dennis Hopper fue un hombre polifacético, que ejerce como fotógrafo y pintor. No sólo interpretó papeles inolvidables en dos centenares de títulos, sino que también destacó como guionista y director.
Nacido el 17 de mayo de 1936 en Dodge City (Kansas), Dennis Lee Hopper estaba muy interesado en todas las facetas artísticas desde niño, cuando hacía sus pinitos con la pintura, pero también anhelaba convertirse en actor. A los 19 años ya participaba en series televisivas, con pequeños papeles en series como Medic. Fue el maestro Nicolas Ray quien le ofreció la oportunidad de debutar en la pantalla grande, primero con una pequeña interpretación sin acreditar en el westen de culto Johnny Guitar, después con un papel algo mayor en Rebelde sin causa. El protagonista, James Dean, volvió a coincidir con él en Gigante, y se convirtió en un gran amigo de Hopper, que después de su prematura muerte sufrió un trauma, e intentaba adoptar su estilo de vida e imitarle en todo. A consecuencia del shock, empezó a tener problemas serios con el alcohol, y llegó a montar fiestas salvajes con el entonces jovencísimo Elvis Presley.
Tras un pequeño papel como forajido en Duelo de titanes, Hopper interpretó a Napoleón Bonaparte en La historia de la humanidad. A pesar de su talento, era un joven conflictivo y rebelde que llegó a desesperar a Henry Hathaway, a cuyas órdenes rodaba Del infierno a Texas. Al parecer, el veterano Hathaway tuvo que repetir más de ochenta veces una toma porque Hopper insistía en poner en práctica las técnicas que había aprendido esos días en el Actor’s Studio, donde se había matriculado. Desesperado porque no seguía sus pautas, Hathaway llegó a gritarle y juró que se ocuparía personalmente de que no volviera a trabajar en el cine.
Durante prácticamente una década, Hopper estuvo exiliado de Hollywood, y se refugió en series como Bonanza o En los límites de la realidad y en películas de serie B como El viaje, de Roger Corman, un film psicotrópico sobre adictos al LSD que contaba con un guión escrito por Jack Nicholson. Además, durante esta época, probó fortuna como pintor y fotógrafo y se hizo amigo del artista Andy Warhol.
A mediados de los 60, Hopper regresó a Hollywood, donde se habían olvidado de que era un actor conflictivo. Primero consiguió pequeños papeles en La leyenda del indomable y Cometieron dos errores. Hathaway se reconcilió con él, pues le dio un papel destacado en Valor de ley, protagonizada por John Wayne, actor que dejó mucha huella en Hopper, a pesar de algún pequeño enfrentamiento. El mismo año en el que rodó ese western, 1969, Hopper sorprendía a propios y extraños con un film que cambiaría para siempre los cimientos de Hollywood, Easy Rider, su debut como director. Esta legendaria ‘road movie’ supone un exhaustivo retrato de la generación de mayo del 68 y la guerra de Vietnam. Peter Fonda y el propio Hopper interpretaron a los protagonistas, dos tipos que viajaban en moto a Nueva Orleans para celebrar el carnaval. Por el camino se encuentran a personajes curiosos como el que interpreta Jack Nicholson. El film triunfó en las carteleras, y los productores de Hollywood trataban de imitar la fórmula, en busca de películas de presupuesto tan bajo como Easy Rider que pudieran triunfar entre el público joven. Y sin embargo, la vida de Hopper se fue al traste por culpa de sus excesos, ya que se había pasado todo el rodaje drogado, lo que provocó que su esposa, la actriz Brooke Hayward (Seis grados de separación), le pidiera inmediatamente el divorcio. A continuación estuvo casado con Michelle Phillips, cantante de The Mamas & The Papas durante sólo 8 días, tras los cuales se volvió a divorciar. Tres esposas más completan la azarosa vida sentimental del actor.
Tras el éxito de Easy Rider, Hopper obtuvo un presupuesto holgado para rodar The Last Movie, un film sobre un desastroso rodaje en el que muere un especialista. Pero el rodaje real en Perú fue aún peor, pues Hopper no paraba de organizar fiestas brutales en el hotel, donde se consumían todo tipo de drogas, hasta el punto de que el gobierno de Perú decidió detener el rodaje. The Last Movie fue un fracaso en taquilla, y Hopper se vio condenado a un nuevo exilio, esta vez en Europa. Allí rodó El otro lado del viento, un film de Orson Welles que nunca llegó a estrenarse, y también realizó una modélica interpretación de Tom Ripley, asesino creado por Patricia Highsmith, en la obra maestra de Wim Wenders El amigo americano.
Francis Ford Coppola le llevó consigo a Filipinas para interpretar al desquiciado fotógrafo que sigue al coronel Kurtz en Apocalypse Now, y posteriormente le dio un papel en La ley de la calle. Con una filmografía tan sólida, y un enorme prestigio entre la crítica, se podría pensar que a Hopper se lo rifaban los grandes directores, pero en realidad huían de él pues sus abusos con las drogas asustaban a los realizadores incluso en Hollywood, donde habían visto de todo. Después de llegar a autolesionarse, porque aseguraba que oía gritos en su cabeza, fue ingresado en una clínica de Los Ángeles y decidió que había llegado el momento de intentar superar sus múltiples adicciones.
David Lynch le ofreció un papel que le iba al pelo en Terciopelo azul, donde era el sádico gángster Frank Booth, que atormentaba a una cantante interpretada por Isabella Rossellini. Con este trabajo y su brillante interpretación de un ex alcohólico en Hoosiers (Más que ídolos), Hopper inició una nueva etapa más madura en la que se integró en el cine de los grandes estudios. Rodó títulos como Extraño vínculo de sangre –debut como director de Sean Penn– o Amor a quemarropa, e incluso apareció en típicas películas para todos los públicos del mainstraim, como Speed –donde fue un brillante malvado–, Waterworld, Vaya par de idiotas, o El último voto. No abandonó del todo la televisión, pues protagonizó series como Crash, basada en el film de Paul Haggis, ni tampoco la dirección, pues fue el responsable de la interesantísima Colors (Colores de guerra) –sobre dos policías que viven una guerra de bandas juveniles en Los Ángeles–, entre otros títulos desiguales.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actor de reparto Hoosiers: más que ídolos
Nominado a 1 premio
- Guión original Easy Rider. Buscando mi destino