Los martes, después de participar en la entretenida tertulia de ‘La Porteria’ de BTV, ya se ha convertido en un clásico rematarlo con un almuerzo-merienda en el restaurante Can Pasqual de la calle Calabria, junto a Pitu Abril y Josep Maria Minguella, en la que se trata de arreglar el mundo hablando de lo humano y de lo divino. La semana pasada se sumó a la cita el entrañable compañero Pepe Gutiérrez, por quien no pasan los años, y recibimos la llamada del ‘boquerón’ Esteban con su alegría desbordante. En ese momento se me ocurrió comparar el futbol veloz y vertical del malagueño con el que despliega en el equipo de Xavi ese combativo centrocampista con llegada al área contraria que es Fermín. Pero Minguella, que es quien entiende más de fútbol, me rectificó acertadamente cuando apuntó el nombre de Pedro Rodriguez, alias Pedrito, todo un descubrimiento de Guardiola, cuando lo retuvo en el Barça B cuando ya tenía pie y medio fuera del club, y que junto a Sergio Busquets, se convertiría en una de las piezas básicas del mejor Barça de la historia.
A los 35 años, el incansable delantero canario agota sus últimos coletazos como futbolista profesional en la Lazio, donde llegó hace tres temporadas procedente de la Roma, el eterno rival capitalino. A Pedro, que estuvo en la primera plantilla del 2008 al 2015 y que cuando se fue al Chelsea dejó en caja un talón de 30 millones por su traspaso, le hubiera gustado retirarse vestido de blaugrana. Por ello este verano pasado activó dicha posibilidad para cerrar su carrera en el club de sus amores, pero el ofrecimiento no tuvo una respuesta positiva de la dirección técnica ni del propio Xavi, más partidario de apostar por los jóvenes, no si mostrar su agradecimiento al futbolista canario por su impecable hoja de servicios como culé.
Otro sabio del fútbol como Ariedo Braida solía repetir que uno de los mejores suplentes del mundo era Pedrito, que siempre estaba en un impecable estado de forma cuando se requería de sus servicios. Jugador de incansable entrega, era el contrapunto ideal de la delantera para cubrir el absentismo defensivo de Messi, regulado para desequilibrar en ataque. Pero es que además de su trabajo abnegado destacaba por no bajar de la quincena de goles por temporada. En el periodo de las Seis Copas del 2008 al 2010, fue capaz de marcar en todas y cada una de las competiciones. En alguno de esos casos, como en la Supercopa de Europa contra el Shakhtar y en la final del Mundial de Clubs frente a Estudiantes de la Plata, sus goles fueron decisivos para ganar el título. En la historia reciente del Barça no ha habido muchos jugadores de mayor rendimiento y hasta el último partido, cuando marcó contra el Sevilla en la Supercopa, poniendo en riesgo su traspaso al Chelsea. A pesar de tan inmejorables prestaciones, no ha sido suficientemente reconocido, seguramente porque si en vez de ser conocido como Pedrito, no fuese Pedrinho, y hubiese sido fichado por André Cury, procedente del Brasil, tras el previo pago de una morterada por su traspaso.
Un caso muy parecido, al margen de las similitudes futbolísticas ya relatadas, encarna Fermín, que se destapó en la gira americana en el Clásico contra el Madrid marcando un golazo desde fuera del área, allí desde donde no dispara ningún mediocampista con ADN Barça, que sorprendió a propios y extraños, menos a Xavi, que a contrapié lo convocó para la tourné veraniega, tras un año de una extraña cesión a la Balompédica Linense y no ser llamado para el filial de Rafa Márquez. Con las lesiones de Pedri y De Jong, el andaluz ha sabido aprovechar la oportunidad marcando goles de bella factura contra Nápoles y Atlético de Madrid, partido en el que entró como titular para sustituir a Christensen, lesionado en el calentamiento. Pero allí estaba presto Fermín para no decepcionar al míster, tal y como hacía Pedro.
Y a pesar de que el foco anda puesto sobre Cubarsí y Yamal, dos talentos naturales, que nadie se olvide de Fermín, uno de esos futbolistas que siempre está a punto para cumplir.