Walas, el punk que hará El Principito en teatro, fue la cara de productos para bebés y se psicoanalizó con Pacho O'Donnell
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      Walas, el punk que hará El Principito en teatro, fue la cara de productos para bebés y se psicoanalizó con Pacho O'Donnell

      • Es el líder de Massacre, una banda de culto del rock argentino, y uno de los primeros skaters de la Argentina.
      • Su parentesco con el chamamecero Ramón Ayala y su relación con el ganador del Oscar Gustavo Santaolalla.
      • Un hombre que es abuelo, pero se siente sin edad y no quiere vampirizar a los artistas más jóvenes.

      Walas, el punk que hará El Principito en teatro, fue la cara de productos para bebés y se psicoanalizó con Pacho O'Donnell Guillermo Cidade, mucho más conocido como Walas, lleva casi 40 años al frente de Massacre. Foto: Mariana Nedelcu

      Massacre es una de las bandas de rock argentino que aún mantiene su categoría de culto intacta, a casi 40 años de su creación. Ellos se encuentran al filo de lanzar un nuevo disco, titulado simplemente 9 (adivinen ustedes cuántos álbumes llevan grabados). Pero en tanto publicaron hace pocos días Insomnio, un single junto a Bandalos Chinos, una de las bandas jóvenes de mayor repercusión.

      Pero Massacre seguramente no sería lo mismo sin la presencia de su líder, gurú ideológico y musical. Walas (de nombre verdadero Guillermo Cidade) es uno de esos personajes entrañables que ha sabido surfear (nunca mejor utilizada esta palabra) aguas de tormentas y océanos de fuego para llegar incólume hasta el presente.

      Con su típico buen humor a cuestas, con una bonhomía que lo distingue de entre sus pares, cierta timidez y la sonrisa imborrable este frontman del desparpajo en escena, que a sus 58 años es abuelo (¡quién lo diría!), que fue convocado para un papel en el reestreno del musical El Principito y sigue apasionándose con el skate tiene cosas para decir. Muchas y diversas.

      -¿Demasiado viejo para el skate y demasiado joven para morir?

      -Yo me veo igual que siempre. Me veo sin edad y me doy cuenta que pertenezco a una generación intermedia. Ni a mi misma generación como padre ni a la de mis hijos. Me vinculo más con los jóvenes que con mis coetáneos.

      Cuando hicimos la gira de Soda Stereo, Gracias Totales (una serie de conciertos de despedida con los dos integrantes sobrevivientes de la banda, que comenzó el 29 de febrero de 2020 y terminó en Panamá el 2 de junio de 2022) nos fuimos tres meses afuera, a México y a Estados Unidos.

      Me metía en el camarín de Robi Draco, de Richard Coleman. Pero por ahí me conectaba más con Simón, el hijo de Zeta Bosio, que es under treinta. Lo veo con mis sobrinas neoyorquinas que tienen veinte años. Yo empatizo más con esa generación.

      Además de cantante y compositor, Walas es uno de los primeros skaters de la Argentina. Y hasta escribió un libro sobre ese deporte. Foto: Mariana Nedelcu Además de cantante y compositor, Walas es uno de los primeros skaters de la Argentina. Y hasta escribió un libro sobre ese deporte. Foto: Mariana Nedelcu

      -Los Soda eran de la misma pandilla, de la misma camada que ustedes.

      -Claro, nosotros tocábamos en La Capilla, como Los Virus, Twist y Soda.

      -Hoy ya no te subís tanto al skate, ¿o sí?

      -Sigo disfrutando del skateboarding. Ahora desde lo documental, hace poco he sacado un libro de skate (Skate punk, un lunático sobre ruedas, Editorial Sudamericana).

      Punk: ayer, hoy y siempre

      -El punk cuando nació era un desafío abierto a las normas, ¿lo seguís viendo así?

      -Sí, y también es ideología. Yo a los dieciocho años me inicié en un pensamiento que sigo defendiendo que es el anarco-punk. En ese momento era muy minoritario y luego fue creciendo hasta convertirse en la antiglobalización. El punk es eso.

      -Además cuando el punk empezó acá, en aquel momento eran tres gatos locos. Estabas vos, Fidel Nadal de Todos Tus Muertos y alguno más.

      -Sí, Gamexane, Sergio Rotman, Pablito Molina que le decían El Mohicanito. Éramos muy pocos. Y una figura muy importante que era Patricia Pietrafesa, la de She Devils y Kumbia Queers, que fue una traductora y re-interpretadora del pensamiento anarco punk acá en Buenos Aires. Era periodista, y sacaba fanzines (una revista casera publicada con pocos medios por fans. Resistencia fue su fanzine emblemático).

      -Gustavo Santaolalla produjo tres canciones del nuevo disco de Massacre, ¿Lo conocías?, ¿qué te une a él? ¿quizás el folclore?

      -Me unen dos cosas. Primero el folclore, tenés razón. Y luego lo extra- terrenal y todo el fenómeno OVNI.

      A los 58 años, Walas ya es abuelo. Y dice que conecta muy bien con generaciones más jóvenes. Foto: Mariana NedelcuA los 58 años, Walas ya es abuelo. Y dice que conecta muy bien con generaciones más jóvenes. Foto: Mariana Nedelcu

      -Bueno, la primera banda de Santaolalla, Arco Iris, tiene publicado un disco acerca de eso (Agitor Lucens V, de 1975)

      -¡Claro!. La tapa era una foto real, supuestamente, de un Ovni. Y ellos tenían ese tema, Canción de cuna para un niño astronauta. A mí me encantaba todo eso, series como La dimensión desconocida. De niño, Santaolalla no entraba en mi imaginario. Yo soy modelo 80, new wave, punk. Pero de grande estudiando para atrás la materia empiezo a investigar a las grandes glorias de nuestro rock, Almendra y demás.

      Y después lo conozco a Gustavo en un show suyo en el Coliseo, en 2016: Ahí nos conocimos personalmente, vino a casa, cenamos, vio mis discos, los desmenuzó y nos hicimos amigos. Lo conspiracionista nos unió, aunque ya me alejé de eso, estuve muy metido en esas teorías.

      -La Tierra plana...

      -¡Sí, claro!. La barrera de hielo de la Antártida que conecta con otros mundos. Y en un momento se dio la posibilidad de que él nos produzca. Esto fue después de la pandemia. Vive en Los Ángeles, pero tiene viñedos en Mendoza. Vino a casa y con una amiga le preparamos una paella espectacular. Él trajo vinazos. Me tocó la canción de Secreto en la montaña (ganó el Oscar a la mejor música con esa película) con una viola que tenía ahí. Y yo derretido, enamorado como un fan más.

      -¿Y en el estudio cómo fue?

      -Gustavo nos dio una serie de directivas muy específicas. Por ejemplo, nos pedía distintos bajos eléctricos para cada canción. Pidió que grabáramos en el estudio Romaphonic, y grabamos tres temas y después los mezclamos en Los Ángeles. En el estudio que tiene con Aníbal Kerpel, que tenía una banda que se llamaba Crucis.

      Secretos verdaderos

      Defensor de la filosofía punk, Walas trabajará junto a Juan Carlos Baglietto en la comedia musical "El Principito". Foto: Mariana NedelcuDefensor de la filosofía punk, Walas trabajará junto a Juan Carlos Baglietto en la comedia musical "El Principito". Foto: Mariana Nedelcu

      Todos tenemos secretos inconfesables en nuestras vidas. Y Walas también los tiene. La única diferencia es que él algunos los confiesa. Como aquel que asegura que de bebé era tan lindo y tan rubio que lo eligieron para ser la cara de una línea de cosméticos infantiles: jabones, colonias y talcos de la vieja marca Lancaster. ¿Alguien puede imaginarse siquiera a este tipo como un tierno querubín sonriendo desde la etiqueta de un jabón de tocador?

      -¿Nunca le echaste en cara a tu familia el hecho de que te usaran como modelo infantil?

      -Siii, me usaron como modelo de bebés. ¡Y no nos pagaron nada! Nos regalaron jabones, talquitos... Yo los colecciono ahora, cuando aparecen en Mercado Libre o veo algún producto de esa línea en una feria o anticuario lo compro. Tory, mi mujer (también mánager de la banda) compró la vez pasada una cajita hermosa que venía con una talquera de nena, toda rosa, con un pompón y mi cara en el medio. Porque lo bueno fue que yo fui unisex. ¡Usaban mi cara para la línea de varones y de nenas! Bueno y después vino la época de hacer psicoterapia. Mi psicopedagogo era Pacho O´Donnell.

      -Nada menos... Y ahora de grande coleccionás muñecas, además. Muchas las usas en tus shows.

      -Yo colecciono cosas no convencionales, muñecos de ventrílocuos, payasos, tablas de skate antiguas y hasta cosas que pertenecieron al tren fantasma del Italpark, discos y libros. Pero me interesan mucho los objetos antropomórficos, o sea con forma humana. Muñecas antiguas tengo varias, las busco por las ferias. El otro día salió una publicada en Internet que estaba bárbara, pero pedían como cincuenta lucas.

      -Estás a dos años de cumplir 40 con la música. ¿Cómo ves hoy a aquel Walas que arrancó? ¿Volverías a hacer el mismo camino?

      -Haría lo mismo, porque me fue bien con lo que hice. Lo que planeé de chico, los objetivos que me propuse de adolescente los superé todos. Que eran tener una banda punk, tener una disquería, un negocio de skate y listo.

      -Supongamos que salís de acá y te cruzás con un Walas joven, ¿qué le decís?

      Le digo: “Seguí para adelante y se pillo. Escuchá algunas cosas de la abuela, de tu mamá, de los grandes”. Porque de chico te rebelás contra todo lo generacional.

      Walas era sobrino del prócer del chamamé Ramón Ayala. Dice que nunca cantó tan nervioso como cuando tuvo que hacer "El Mensú" delante de él. Foto: Mariana Nedelcu Walas era sobrino del prócer del chamamé Ramón Ayala. Dice que nunca cantó tan nervioso como cuando tuvo que hacer "El Mensú" delante de él. Foto: Mariana Nedelcu

      -¿Vos hiciste eso?

      -Yo llevé mi propia música y mi literatura a mi casa. A pesar de que mi casa estaba llena de música y de libros. Estaba llena por mi padre (Vicente, folclorista, ya fallecido y hermano nada menos que del también fallecido Ramón Ayala) y del lado de mi madre Nancy, que era de origen ruso, Wagner y Tchaikovsky. Y en el medio canción italiana, twist, boleros, Sandro, la cosa pop. Eso era patrimonio de mi familia.

      Pero las tres cosas que me salvaron la vida a mí fueron los skaters, los punks y el colegio Nacional Buenos Aires. Un grupo de amigos de ahí a pesar de que yo era del Mariano Moreno. Esas tres circunstancias me dieron arte, vértigo, e ideologías.

      -O sea que hubo un momento en que se te abrió la cabeza y empezaste a escuchar otras músicas.

      -Eso sucede cuando descubro la melomanía un poco más excelsa a través de un departamento de una chica que era azafata y traía discos. Quedaba a tres cuadras de casa, era como ir a una maestra particular. Traía The Cult, Lord of the New Church, Siouxie, Joy Division, Bauhaus. Traía los VHS, los discos que le encargábamos, ropas geniales. Yo tenía 20 años y empezaba a fundar Massacre.

      Ahí aprendí lo que era la escena garage, under, The Del Fuegos, Long Riders, Green on red, Dream Syndicate y los que más salieron a la luz que fueron los REM. Las revistas incluso españolas, una que era Ruta 66.

      -Para entonces andabas todo el día en skate, me imagino.

      -Yo ya era campeón de skate, una especie de estrellita under. El skate era una subcultura que se comunicaba con el punk y con el under. Caían Los Casanovas, Los Violadores. Tuve la suerte de estar en el momento y el lugar adecuados.

      Ya para ese entonces mis viejos estaban separados y mi casa era decadencia y yo me escapaba. Y la alfombra mágica que me hizo escaparme fue el skate. Me iba en skate a mis mundos, con esta gente que por suerte conocí. Armábamos todo, hasta las rampas. Éramos pandilla, éramos los skate punk. Estaban los darks, los new wave, los heavies, y nosotros trajimos la cultura California.

      Espíritu inquieto. Walas, en la inauguración de la muestra "Imágenes mi pan", del artista Carlos Herrera & Colectivo Ave Miseria. Foto: Mariana NedelcuEspíritu inquieto. Walas, en la inauguración de la muestra "Imágenes mi pan", del artista Carlos Herrera & Colectivo Ave Miseria. Foto: Mariana Nedelcu

      -Además de tener dos nietos de tu hijo mayor Alan, vos tenés una hija de 13 años, Lara. Fuiste hijo y sos padre, además de abuelo. ¿Te ves repitiendo cosas que hacían tus viejos?

      -Trato de mejorar de una generación a otra. Tengo algunas herramientas más que mis padres, a pesar de que ellos dos eran profesionales. La terapia, la deconstrucción.

      -¿Y le bajas alguna línea a tu hija?

      -No, la dejo hacer. Me encanta la pasión que pone en las cosas que le gustan, como los rollers. Ella entró al colegio Esnaola y está exultante de alegría con todas las actividades que tiene y las materias. Compartimos la música.

      De chiquita me pedía que le ponga Siouxie y Blondie. Era fanática de Debbie Harris. La vio a Joan Jett tocando conmigo en River en un festival. Eso de muy niña y después de más grande le empezó a gustar Kate Perry y ahora la tengo que llevar a ver Billie Eilish. La vio a María Becerra, la llevé a ver a Wos y se volvió loca.

      -Siempre hablas bien de Wos.

      -Wos me encanta, es un artista pop genial.

      Vampirizar la juventud y "El Principito"

      -¿Cómo se dio grabar “Insomnio” con Bandalos Chinos?

      -En todo el disco que viene (9 saldrá durante el mes de junio próximo) hay una cosa generacional y por décadas. Pero en este simple le pedíamos al tema frecuencias no tan graves. Es algo muy nocturno. Y cuando aparece Goyo (el cantante de Bandalos) trae luz, la voz que tiene es re diáfana.

      -¿Juntarte con músicos más jóvenes es una manera de rejuvenecer?

      -Sí, yo me veo como un clásico, pero como también somos vanguardia, compartimos cosas con las nuevas generaciones. Como cuando William Burroughs pateaba las calles con una pendeja que era Patti Smith.

      Massacre, la banda que lidera Walas, acaba de publicar "Insomnio", una canción junto a Bandalos Chinos, un grupo de la nueva generación. Foto: Mariana NedelcuMassacre, la banda que lidera Walas, acaba de publicar "Insomnio", una canción junto a Bandalos Chinos, un grupo de la nueva generación. Foto: Mariana Nedelcu

      -Te lo pregunto porque hay alguna gente del rock de otras épocas que buscan desesperadamente una conexión con la nueva onda urbana, como para no quedar atrás...

      -Ah, no, eso es como vampirizar la energía joven. A mí me gusta la música hecha por jovatos y la música hecha por pendejos si está buena.

      -¿Cómo se te dio formar parte del elenco del musical "El Principito"? (se reestrena de la mano de Juan Carlos Baglietto el 15 de junio en el teatro Ópera).

      -No sé, alguien me vio. No sé si el guionista, el director o Baglietto. Y dijeron: “Este tipo daría de Rey”. Me vieron como personaje, tocando. Yo en el escenario soy medio performer y medio déspota, inquiero a la gente, hago encuestas y esas cosas.

      -¿Pero te entusiasma?

      -Me encanta, porque me lleva a los musicales de los años cincuenta. El Principito es una obra simbolista universal. Me gusta mi personaje, el tema que me dieron. Un tema que es re Tim Burton.

      -El Principito no luce muy punk...

      -Pero mi personaje si. Es un rey ambicioso, con un look medio David Bowie, medio glam, con plumas, medio como Brian Eno en la época de Roxy Music.

      -¿Cómo era tu relación con tu tío Ramón Ayala? ¿Tenías contacto con él?

      -No tenía un contacto muy estrecho, nos veíamos cada tanto a nivel familiar. Pero tuvimos la suerte de que el año pasado se le hiciera un homenaje en vida en el CCK y a mí me invitaron a cantar dos temas. Uno fue El Cosechero con otras cantantes y otro El Mensú, que compuso con mi viejo, yo solo. Nunca me sentí tan nervioso. Ni cantando temas de Divididos, o de Soda como cantar El Mensú con el compositor ahí sentado en primera fila. Lo canté con todo y en el camarín me dijo que lo hice espectacular. Ese es el ultimo recuerdo que tengo de él.

      -Entonces fue una buena despedida.

      -Fue una gran despedida, realmente.


      Sobre la firma

      Eduardo Barone

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