Danny Elfman
BIOGRAFIA
De bicho raro de la contracultura a compositor de música de cine
por Eduardo J. Manola
Los Ángeles, California, Estados Unidos, 29 de mayo de 1953
“Durante más de 30 años, Danny Elfman, cuatro veces nominado al Oscar, se ha consolidado como uno de los compositores cinematográficos más versátiles y consumados de la industria. Ha colaborado con directores como Tim Burton, Gus Van Sant, Sam Raimi, Peter Jackson, Ang Lee, Rob Minkoff, Guillermo del Toro, Brian De Palma, James Ponsoldt y David O’ Russell. Comenzando con su primera partitura en Pee- wee’s Big Adventure, de Tim Burton, Elfman ha compuesto las bandas sonoras de más de 100 películas…Natural de Los Ángeles, Elfman creció amando la música de cine. De joven viajó por el mundo absorbiendo su diversidad musical. Ayudó a fundar la banda Oingo Boingo y llamó la atención de un joven Tim Burton, que le pidió que escribiera la partitura de La gran aventura de Pee-wee. 34 años después, ambos han forjado una de las colaboraciones más fructíferas entre compositores y directores de la historia del cine…”
Tomado y traducido de Danny Elfman oficial website
Daniel Robert «Danny» Elfman, músico, compositor, cantautor y productor discográfico norteamericano, reconocido principalmente por sus bandas sonoras para películas del director Tim Burton debutó en 1980 como compositor de música cinematográfica con la película Forbidden Zone, dirigida por su hermano Richard Elfman, pero el primer salto de relevancia lo dio al escribir la partitura para La gran aventura de Pee-Wee de Burton, manteniendo con éste una extensa colaboración hasta el día de hoy.
Sus inicios en la música fueron muy diferentes a los que habitualmente nos tienen acostumbrados las biografías de la mayoría de los compositores de música de cine. Su vocación musical no se desarrolló sino en un etapa tardía, fue un niño común que gustaba de ir muchas veces al cine de barrio en Baldwin Hills y quedaba fascinado en especial con la forma en que la música apoyaba las imágenes. Hipnotizado ante cualquier película de Hitchcock, de ciencia ficción y de terror, siempre recordaba los nombres de los autores de las partituras, pero rara vez los de los directores.
No siguió estudios musicales en edad temprana, pese a que sus padres, Blossom Bernstein (novelista) y Milton Elfman (maestro), le contrataron un profesor particular y lo matricularon en el conservatorio de música. Danny rechazó todo eso y se dedicó a aprender por su cuenta cuando tuvo más edad.
A diferencia de su hermano mayor, Danny nunca tocó en una banda de garaje del instituto. Sí experimentó con la música solo en su propio sótano, en un órgano Sears Roebuck, aprendiendo el prodigioso solo de teclado de «Light My Fire» de los Doors. Bromeaba con su imitación de Fender con el amplificador de caja y el pedal de wa-wa llorón, imitando los licks de Jimi Hendrix. Tomó algunas clases de piano y trombón, pero le dijeron que no tenía los brazos suficientemente largos para tocar este instrumento. Así, se decidió por el violín. Ya le fascinaban los trabajos de compositores cinematográficos como Bernard Herrmann, de quien se declararía fanático, y quedó prendado del estilo clásico europeo de Franz Waxman.
VAGABUNDEANDO POR EL MUNDO
En su adolescencia empezó a enrolarse en diferentes bandas musicales de estilo pop, en las que tocaba el piano y cantaba. Mientras tanto, la familia Elfman se trasladó a Brentwood y, según describe Danny, cambió el mundo cool de Smokey Robinson y los Miracles por la tierra de los Beach Boys. Al graduarse antes de tiempo, se lanzó a vagabundear por el mundo. A los 18 años se fue a París con su hermano Richard, tocó el violín en la calle y juntos actuaron en Le Gran Magic Circus, un grupo teatral musical de vanguardia. Allí Danny aprovechó para adquirir experiencia e incorporar diversos instrumentos a la orquesta, los que aprendió a tocar por su cuenta. Tras unos años en Francia, partió al Africa, donde vivió un periodo de oscuridad y luz. Vagó solo por África occidental, a través de Ghana, Malí y el Alto Volta, pasando semanas sin hablar con nadie. «Fue una limpieza, pasé meses en silenciosa observación. Era como un fantasma», recuerda. Su madre recibió un día un telegrama de su hijo después de varios meses de preocupación sin noticias. «Cuerdas secas», decía el enigmático telegrama. «Envía resina».
THE MYSTIC KNIGHTS OF THE OINGO BOINGO
Tras enfermarse de malaria regresó a Los Angeles, donde Richard estaba montando una extraña compañía llamada The Mystic Knights of the Oingo Boingo, que ofrecía música, teatro e improvisación salvaje, y cada miembro desarrollaba un talento poco común. Danny se unió en los coros, pero su personalidad inquieta hizo que también compusiera canciones y terminó por dirigirla. Enseguida incorporó a la música del grupo un ritmo de reggae-salsa cargado de cornos, un nuevo estilo de pop africano llamado “highlife”, que había conocido en su viaje a ese continente, y que se convertiría en el modelo del sonido de Oingo Boingo.
Con ese desparpajo estilístico, cotidiano, ordinario, y un ritmo enérgico, transgresor y divertido, la banda y sus trompetas aceleradas, consiguieron gran repercusión entre unos entusiasmados fans que los seguían a todas partes y con 10 álbumes editados. No le hacían asco a la crítica social y Danny escribía letras sobre lo que le molestaba, como los liberales de izquierdas, esos «mocosos socialistas de clase media», e incluso los críticos musicales.
EN EL CINE, SIN PROPONÉRSELO Y….TIM BURTON
Richard abandonó el grupo para iniciar una carrera de cineasta y así, Danny y Oingo Boingo compusieron la banda sonora de su primera película, Forbidden Zone (1980), en la que Danny también actuaría. A esas alturas, Elfman no había siquiera pensado en convertirse en el compositor de música de cine que llegó a ser, pero a mediados de la década de los ochenta, un joven animador de la factoría Disney estaba trabajando en su debut como director. Era nada menos que Tim Burton, que había escuchado algunas canciones de Oingo Bongo, como “Weird Science” compuesta para la película del mismo nombre de 1985, y su estilo le parecía perfecto para La gran aventura de Pee-wee (Pee-wee’s Big Adventure, 1985), la comedia que protagonizaría el singular Paul Reubens. El guitarrista de Oingo Boingo, Steve Bartek, ayudaría a Danny en los arreglos, una colaboración que se mantendría con los años.
Por su parte, la asociación Burton/Elfman sería de las más exitosas, prolíficas y extensas de la historia del cine. A partir de allí, Elfman comenzó a recibir ofertas de todo tipo, en especial de producciones de comedia, género al que insufló aire fresco con su particular estilo bufonesco, de raíces circenses, que no evitaba los arreglos corales ni la orquestación sinfónica, pero que sonaba tremendamente moderno y desenfadado.
Así pasaron partituras como Back to School (1986), Wisdom (1986), su colaboración en el film Amazing Stories (1986) de Spielberg, que derivaría en la serie, Midnight Run (1988), Big Top Pee-wee (1988), Scrooged (1988), y la siguiente película de Tim Burton, Beetlejuice (1988), en la que dio rienda suelta a su creatividad y sería premonitoria del gran batacazo que tanto él como Burton darían tan solo un año después: Batman.
UNA NUEVA MÚSICA PARA EL HÉROE DE CIUDAD GÓTICA
Danny Elfman fue parte muy importante en el éxito de la nueva versión del encapotado que Burton pintó con su personal concepción artística. La música, impregnada de oscuridad y decadencia gótica, era la representación perfecta de Gotham City y de su conflictuado paladín, con un tema principal marcial, trepidante y potente, que logró ubicarse como el nuevo tema de Batman, diferente pero a la altura del icónico tema de la serie de televisión de los sesenta. Incluso consiguió imponer un particular estilo en la orquestación de las escenas de acción, imitado hasta la saciedad durante años por sus colegas compositores.
Había nacido el “estilo Elfman”, que profundizaría seguidamente con bandas sonoras como Nightbreed de Clive Barker, Dick Tracy de Warren Beatty, Darkman de Sam Raimi, y su siguiente colaboración con Burton, Edward Scissorhands, todas de 1990, y todas excelentes. La música de Elfman para el personaje de Johnny Depp, un monstruo burtoniano en toda regla, sería una de las más reconocidas de su obra, mágica y romántica a la vez que siniestra y oscura, colocándolo en el candelero como el elegido para cualquier producción fantástica con pretensiones artísticas.
No hay que olvidar que en 1989, Elfman sería convocado por Matt Groening para crear el tema principal de apertura de la luego exitosísima serie de dibujos animados The Simpsons, que el músico escribiría en solo dos días y que lo haría reconocido en todo el mundo.
Con Burton repetiría en Batman Returns (1992) y en Nightmare Before Christmas (1993), película que el cineasta solo produciría y que sería un nuevo hito en la carrera de Danny Elfman, una de sus partituras más ricas y distintivas de su estilo y personalidad. Las canciones que también compuso para esta maravilla del stop-motion marcarían el camino a producciones musicales de similares características y revitalizarían el sonido navideño. Incluso cantaría él mismo en varias de esas canciones. El fatigoso proceso que le deparó la construcción de esta banda sonora, derivó en algunas desavenencias y roces con Burton, lo que los distanció por un tiempo.
PERSIGUIENDO OTROS GÉNEROS Y….DE NUEVO CON TIM BURTON
En los siguientes años, el bueno de Danny intentaría salir de su encasillamiento en la comedia, y buscaría aceptar proyectos en otros géneros. Article 99 (1992), Sommersby (1993), Dolores Claiborne (1995), To Die For (1995), Good Will Hunting (1997), A Civil Action (1998), Instinct (1999) y Mission: Impossible (1996) la primera de la nueva saga de Tom Cruise, dirigida por Brian De Palma, se enrolarían en esa etapa.
Sería extremadamente tedioso referenciar todos y cada uno de los trabajos de Danny Elfman, por lo que mencionaremos solo los más importantes.
La reconciliación con Tim Burton trajo aparejada una serie de partituras que resulta imposible no destacar: Mars Attacks (1996), con la que Elfman se divirtió homenajeando a los clásicos de la SciFi de los cincuenta; Sleepy Hollow (1999) en la que reflota su sinfonismo gótico que calza como un guante en la fábula de Ichabod Crane y el jinete sin cabeza; Planet of the Apes (2001), para la que se aleja inteligentemente de la maravillosa atonalidad que Jerry Goldsmith había inventado para la primera película de la saga allá por 1968, e incorpora una brutal percusión para erosionar el clásico sinfonismo de la partitura; y Big Fish (2003), una de las mejores películas de Burton, cuya música demuestra la sensibilidad y vena más lírica de Elfman en la creación de melodías que acompañen al fabulador más tierno que hayamos conocido (inmenso Albert Finney).
SAM RAIMI, SPIDER-MAN, MÁS SUPERHÉROES Y HOMBRES DE NEGRO
Tras haber colaborado en Darkman y A Simple Plan (1998), Sam Raimi llama a su amigo Elfman para que lo acompañe en un ambicioso proyecto en el que llevaba años trabajando: Spider-Man (2002), convencido de que el compositor era el ideal para ponerle música a uno de los superhéroes más populares de todos los tiempos, luego de haber creado la ya legendaria partitura para Batman. Pese a no alcanzar el nivel de ese trabajo, Elfman no defraudó a Raimi con su fanfarria heroica y alejada de la oscura marcha del héroe de la DC, y repitió el trabajo para la secuela en 2004, no así para la tercera parte, de la que se queda afuera por discrepancias creativas con el cineasta, y ello pese a que ya tenía buena parte del material compuesto.
En esos tiempos además, le pone música al Hulk (2002) de Ang Lee y comienza su colaboración con Barry Sonnenfeld en la saga de Hombres de negro (Men in Black) para la que crea un tema principal de lo mejor de su factoría. En 2015 participaría en la franquicia de Marvel componiendo, junto a Brian Tyler, la banda sonora de Avengers: Age of Ultron (Josh Whedon) y en 2017 en la DC Comics, con su partitura para Justice League de Zack Snyder.
DE TODO UN POCO Y EL DECLIVE JUNTO A TIM BURTON
Durante las dos siguientes décadas, Elfman seguiría trabajando en infinidad de proyectos de lo más variopintos, pero nunca volvería a acercarse al nivel de creatividad e inspiración que consiguiera en los 80 y 90. Se pueden mencionar: Proof of Life (Taylor Hackford, 2000), Spy Kids (Robert Rodriguez, 2001), Red Dragon (Brett Ratner, 2002), Wanted (2008), Terminator: Salvation (2009), The Wolfman (Joe Johnston, 2010), Real Steel (2011), Hitchcock (2012), partitura en la que se permite homenajear a su admirado Bernard Herrmann; y Oz the Great and Powerful (2013), otra vez para su amigo Sam Raimi, con quien se reconcilia.
En esos tiempos se iría dando asimismo, un lento pero irrefrenable declive en su carrera que, curiosamente, compartirá con su amigo Tim Burton, quien también vio oscurecerse su estrella. Así, juntos se irían apagando desde Charlie and the Chocolate Factory (2005), Corpse Bride (2005), Alice in Wonderland (2010), Dark Shadows (2012), Frankenweenie (2012), Big Eyes (2014), y Dumbo (2019), quizá ésta la mejor de todas sus últimas partituras. Solo hay dos películas de Burton en las que Elfman no compuso la música: Ed Wood (1994), que escribió Howard Shore, y Sweeney Todd: The Demon Barber of Fleet Street (2007), que adaptaba el musical de Stephen Sondheim.
También es de destacar que durante toda su carrera Danny Elfman fue convocado muchas veces para colaborar en bandas sonoras compuestas por colegas, a las que prestigiaba con sus temas principales o determinados cortes, por ejemplo “March of the Dead”, para El ejército de las tinieblas (Army of Darkness, 1992) la saga de Evil Dead de Raimi que tenía una excelente banda sonora de Joseph Lo Duca; “Cassandra’s Aria” para Scream 2 (1997) que tenía música de Marco Beltrami; y los temas principales de las series Tales from the Crypt (1989); The Flash (1990), música de Shirley Walker; Desperate Housewives (2004); y por supuesto el de The Simpsons ya mencionado. También compuso los temas principales de los vídeojuegos Fable y Fable II.
Danny nunca dejó de lado a su hermano Richard, que tuvo una oscura carrera como director, y compuso la música de varias de sus películas. Además de Forbidden Zone, escribió el tema principal de Shrunken Heads (Richard Elfman, 1994) cuya banda sonora era de Richard Band, hermano de Charles Band, productor del film y dueño de la mítica Empire y luego Full Moon. También la banda sonora de Aliens, Clowns & Geeks, que Richard filmó en 2019, y cuando terminamos esta biografía, Danny Elfman está trabajando en dos proyectos de su hermano, Forbidden Zone 2 y Bloody Bridget, así como en la anunciada secuela de Beetlejuice para Tim Burton.
PREMIOS Y TRABAJOS EXTRACINEMATOGRÁFICOS
Danny Elfman nunca ganó un Oscar, aunque fue nominado en cuatro ocasiones, por Good Will Hunting y Men in Black en 1998, por Big Fish en 2004, y por Milk en 2009. Tampoco ganó ninguna de sus nominaciones a los Golden Globes, por The Nightmare Before Christmas (1994), Big Fish (2004) y Alice in Wonderland (2011). Fue nominado 13 veces a los Grammy y ganó solo uno, por Batman en 1989. Dos nominaciones a los BAFTA, por Chicago (2002) y Alice in Wonderland (2010). Ganó 2 Emmy, en 2005 por Desperate Wives y en 2016 por Live from Lincoln Center, y en 1990 fue nominado por el tema de Los Simpsons, pero no lo consiguió.
En 2004 compuso para la American Composers Orchestra, dirigida por John Mauceri, una pieza de siete movimientos que llamó «Serenada Schizophrana», obra no cinematográfica con la que también obtuvo éxito y supone una clara muestra de la fuerza y el talento del compositor. También ha colaborado recientemente con el Cirque du Soleil en el espectáculo Cirque du Soleil: Iris.
EPÍLOGO
Danny Elfman es uno de los pocos artistas que se han consolidado como compositores de música de cine y rockeros a la vez. Ha atraído a un gran número de seguidores que encuentran sus obras frescas e innovadoras, y que esperan con ansiedad cada nuevo proyecto en el que se vea involucrado, pero también ha generado el desprecio y la envidia (totalmente injustificados) de muchos de sus colegas, que junto a cierto sector de la crítica ha cuestionado su autoría en algunas bandas sonoras, acusación que él siempre rechazó y jamás nadie pudo demostrar lo contrario.
Recientemente se casó con la actriz Bridget Fonda, hija de Peter y nieta del gran Henry Fonda, a quien conoció en A Simple Plan, y a la que consiguió «cortejar» con su música en una sesión de grabación de Red Dragon.
Una cosa es segura: muy lejos han quedado aquellos días en los que Danny Elfman se divertía actuando durante tres horas con Oingo Boingo, o sufría con doce horas al piano componiendo una partitura. Sin embargo, ha dicho que echa de menos esos extremos. Volver a una vida locamente creativa no le asusta. «Sé una cosa. No soy feliz siendo compositor de cine todo el año», afirma. «Aunque puede ser un gran trabajo a tiempo parcial, es una auténtica mierda a tiempo completo».
Enlaces a sitios de Danny Elfman:
https://www.dannyelfman.com/ official website
http://www.bluntinstrument.org.uk/elfman/index.html The Elfman Zone
https://www.latimes.com/archives/la-xpm-1999-apr-18-tm-28420-story.html John Glionna Cover Story A different Beat-Danny Elfman, artículo del Los Angeles Times
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Muchas son las anécdotas que el compositor Danny Elfman ha contado acerca de su particular forma de trabajar, tan informal, espontánea y, aparentemente desorganizada, que resulta a veces increíble que haya podido componer algunas de las bandas sonoras más importantes de la historia de la música cinematográfica, como la del Batman de Tim Burton, que modificó la forma de representar musicalmente a un superhéroe del comic.
Elfman comentó que el productor Jon Peters no estaba de acuerdo en contratarlo como compositor de la banda sonora de la película, hasta que el director Tim Burton le hizo interpretar los títulos principales, y quedó tan entusiasmado que anunció que la banda sonora sería lanzada en un álbum propio, algo poco común en la década de 1980. El tema principal se convirtió en una pieza emblemática, sirviendo de inspiración y modelo de música para el género de superhéroes.