BARCELONA -- El Barcelona ha sumado seis puntos al límite en sus dos últimos desplazamientos.
Marcó Robert Lewandowski en Mestalla en tiempo añadido para lograr una victoria agónica frente al Valencia y logró un gol providencial, y espectacular, Raphinha en Pamplona para sentenciar una remontada soberbia sobre Osasuna y enlazar cinco triunfos consecutivos, desde la derrota en el Clásico, que le permitirán marcharse al parón como líder sólido. Sin necesidad de atender, ni sufrir, por el Real Madrid.
Xavi calificó la victoria en El Sadar como la del "carácter y la fe", anteponiendo, en su discurso, el orgullo de un equipo herido por las circunstancias, que supo sobreponerse a un gol más que discutible y una expulsión rigurosa (en la primera amarilla que recibió Lewandowski), para convertir, por primera vez en su historia como visitante, una derrota en inferioridad númerica al descanso en triunfo al final.
El Barça respondió como un campeón en Pamplona con base en su capacidad de sufrimiento, sí, pero también a ritmo de futbol. No enloqueció después de un primer tiempo insulso y en manos del binomio Frenkie de Jong-Pedri, le fue ganando el terreno a un rival cada vez menos convencido de su sorpresa, más sometido y desencantado a pesar de su despliegue físico.
Es el Osasuna un equipo de vitalidad innegociable y supieron los jugadores de Xavi ir domándolo con paciencia en una segunda mitad que se iluminó a partir del gol de Pedri para acabar siendo, casi, un monólogo al que apenas respondió el conjunto navarro con un disparo, inesperado y envenenado, del Chimy Ávila al que respondió con destreza Marc-André ter Stegen.
No se desquició el líder a pesar del curioso arbitraje de Gil Manzano durante la una primera mitad en la que añadió, ya en el vestuario, dos figuras más a su colección de expulsados. Ahí es nada, en 33 partidos que ha dirigido al Barça le ha expulsado a Neymar, Luis Suárez, Lionel Messi, Lewandowski y Gerard Piqué (además de dos veces a Dani Alves y Clement Lenglet y otra a Sergi Roberto). Una auténtica colección que provoca pasmo alrededor del Camp Nou.
Xavi entendió al descanso, con todo en contra, que debía darle un nuevo empujón a los suyos y los desafió a recuperar todo el terreno perdido anteriormente.
En el desemboque, en cuanto recolocó a De Jong como central de urgencia, el partido se desniveló totalmente a su favor, con la entrada del revoltoso Gavi y el refresco de Ansu Fati y Raphinha para acabar de darle la puntilla al partido.
Cinco victorias consecutivas, cada una de ellas con sus circunstancias especiales pero dos, las de Valencia y Pamplona, que aventuran la consecución de seis puntos que pueden valer oro en el momento decisivo de la temporada.
Una, la de Mestalla, lograda al límite y sin brillantez; la otra, la de El Sadar, conquistada a base de convencimiento y un juego solvente, con un jugador menos, en una segunda mitad que merece todo el elogio.
Así se marcha el Barça de vacaciones. Líder, convencido y trasladando la presión al Bernabéu.