“Al final el VAR es una herramienta que se supone que tiene que ayudar, pero hay una persona que ve las cosas en el campo. Cualquier imagen del VAR que te la pongan congelada parece mucho más grave de lo que es. Creo que el árbitro debe tener en cuenta el contexto de la jugada. Sé que es complicado, pero al final con el VAR los árbitros se van a quedar sin trabajo”.
De acuerdo con las declaraciones de Isco al término del último encuentro disputado por el Sevilla. La reflexión del futbolista del conjunto hispalense va más allá de lo sucedido en el duelo de los de Sampaoli ante la Real. En San Mamés, sin ir más lejos, hubo tres jugadas que suscitaron la atención del VAR. Mano de De Marcos dentro del área del Athletic, mano de Olaza en la del Valladolid y gol anulado a Iñaki Williams.
Las dos primeras admiten todo tipo de interpretaciones pese a que el árbitro Díaz de Mera estaba a un paso de las mismas. Visto en directo, a ras de césped, el “siga siga” hubiese valido para ambas. Repetidas mil veces, a cámara lenta y con demás parafernalia, la duda es razonable. Aquello de que el criterio del árbitro debe prevalecer ya no se sostiene. El VAR aclara unas veces y oscurece otras, generando así más polémica sí cabe. La esencia del fútbol se está perdiendo entre intencionalidades, penaltitos, intensidades...