As� fue la historia real del crimen de la Guardia Urbana en la que se basa en �El cuerpo en llamas�, de Netflix

As� fue la historia real del crimen de la Guardia Urbana en la que se basa en �El cuerpo en llamas�, de Netflix

La Voz REDACCI�N

SOCIEDAD

Albert L�pez y Rosa Peral fueron condenados por el asesinato de Pedro Rodr�guez
Albert L�pez y Rosa Peral fueron condenados por el asesinato de Pedro Rodr�guez

Rosa Peral y Albert L�pez fueron condenados a 25 y 20 a�os de c�rcel en el 2020 por haber asesinado a Pedro Rodr�guez, la pareja de ella.�El tribunal consider� probado que ambos lo mataron porque obstaculizaba su relaci�n. Los tres eran polic�as en Barcelona y protagonizaron uno de los casos m�s complicados de la reciente historia criminal

06 oct 2023 . Actualizado a las 21:05 h.

Es una de sus grandes apuestas para la nueva temporada. Una historia que lleva a la ficci�n una de esos casos imposibles del true crime�espa�ol. Netflix estrenaba este viernes��El cuerpo en llamas�. Protagonizada por �rsula Corber� y Quim Guti�rrez, esta serie de ocho cap�tulos est� basada en un acontecimiento real, uno de los cr�menes que m�s han dado que hablar de los �ltimos a�os. La historia de un tri�ngulo amoroso que acab� de la peor de las maneras. Es la historia del crimen de la Guardia Urbana.

Es m�s, una de las condenadas, Rosa Peral, ha pedido en los �ltimos d�as paralizar el estreno de la producci�n, a pesar de que ella misma�protagoniza�un documental que la plataforma�tambi�n ha colgado en su cat�logo, �Las cintas de Rosa Peral�.

Un coche calcinado y unos restos desconocidos

El crimen de la Guardia Urbana es una historia real que se remonta al 2017. Fue el 4 de mayo de ese a�o cuando los Mossos d'Escuadra encuentran un coche calcinado en las inmediaciones del�pantano de Foix, en El Garraf. Dentro hay restos humanos, pero est�n muy deteriorados. Los investigadores conocen por primera vez el nombre de Pedro Rodr�guez. �l es el due�o del veh�culo, pero no consiguen dar con �l. Tampoco en su puesto de trabajo como agente de la Guardia Urbana de Barcelona porque est� suspendido de empleo por una agresi�n a un ciudadano. Su expareja, con la que tiene un hijo, tambi�n est� sorprendida de que el agente no haya recogido a su hijo, as� que la b�squeda se intensifica y se dirige hacia su novia actual, Rosa Peral. Ella declara que no�sabe d�nde est� Pedro. La�pareja hab�a discutido por un asunto relacionado con el exmarido de ella, Rub�n, que tambi�n es polic�a, y la v�ctima se hab�a marchado de casa d�as antes.

Rosal Peral durante el juicio por el asesinato de Pedro Rodr�guez en el que fue condenada a 25 a�os de c�rcel
Rosal Peral durante el juicio por el asesinato de Pedro Rodr�guez en el que fue condenada a 25 a�os de c�rcel

Los otros protagonistas

Rosa Peral tiene otra historia en paralelo dentro del propio crimen. No solo es la novia de Pedro Rodr�guez. Ella tambi�n es agente de la Guardia Urbana y es la presunta v�ctima de un caso de pornovenganza dentro del cuerpo en el que acus� a un�superior de haber filtrado�un v�deo en el que ambos manten�an relaciones sexuales. Los hechos se remontaban al 2008 y en aquel 2017 el caso a�n estaba pendiente de juicio.�

En esta historia hay adem�s un tercer protagonista. Los investigadores descubren que Rosa Peral podr�a tener otra relaci�n con otro agente del cuerpo. Se trata de Albert L�pez, un polic�a con el que hab�a mantenido una relaci�n antes que con Pedro y con el que habr�a retomado el romance recientemente.

La investigaci�n

Mientras que la polic�a intenta dar orden a esta cantidad de lazos sentimentales, los investigadores confirman que los restos �seos encontrados en el coche son de Pedro Rodr�guez. Consiguen identificarle gracias a un tornillo que tiene en la espalda, que se le coloc� en una operaci�n, y que tiene un n�mero de registro.

Aunque Rosa y la v�ctima eran pareja desde hac�a un a�o, el primer sospechoso para los investigadores fue Rub�n, el exmarido de la agente. Ese camino no fructific� porque el tambi�n polic�a ten�a coartada�ya que el d�a de los hechos�estaba en su puesto de trabajo.

Tras descartar a Rub�n, todo cambi�.�Los investigadores confirmaron que�Rosa Peral y Albert L�pez ten�an una relaci�n y Pedro Rodr�guez lo sab�a o, como m�nimo, lo sospechaba y le hac�a constantes reproches por ello a su novia. Peral y L�pez�se hab�an conocido en el 2012 y ya fueron amantes mientras ella estaba casada con Rub�n. Rosa y Albert fueron incluso compa�eros de patrulla y se vieron envueltos en un esc�ndalo policial tras la muerte accidental de un ciudadano en una persecuci�n.�

La acusaci�n de asesinato

Rosa Peral y Albert L�pez fueron detenidos el 13 de mayo. El motivo, la geolocalizaci�n de sus m�viles coincid�a con la de Pedro Rodr�guez en la noche del 1 de mayo, cuando se le perdi� la pista al fallecido. Los tres tel�fonos estuvieron en la misma casa de Vilanova i la Geltr� (Barcelona), que era la vivienda que compart�an Rosa y Pedro. Los mossos consiguieron incluso ubicar los tres terminales cerca del pantano de Foix, donde apareci� el coche de la v�ctima y donde su m�vil dej� de emitir se�al.�

El juicio�del crimen de la Guardia Urbana�, durante su recta final en la Audiencia de Barcelona
El juicio�del crimen de la Guardia Urbana�, durante su recta final en la Audiencia de Barcelona Quique Garc�a | Efe

El juicio

Lo que pas� en el juicio por el asesinato de Pedro Rodr�guez le da toda la munici�n a la serie de ficci�n. Y es que ambos acusados, Rosa y Albert se echaron la culpa mutuamente.�

La versi�n de Rosa fue que su amante se hab�a presentado en su casa armado y que hab�a matado a Pedro mientras ella estaba encerrada en la habitaci�n con sus hijas. A la ma�ana siguiente, Albert dej� la vivienda porque tuvo que asistir a un juicio como polic�a�y, seg�n Rosa, la amenaz� para que no contase nada. Cuando el agente regres� a la casa, meti� el cad�ver en el coche, fue a la casa de Rub�n, el exmarido de Rosa, para intentar inculparle y despu�s abandon� el coche en el pantano donde le prendi� fuego. Rosa tambi�n estaba all�. Fue al lugar�en su veh�culo y all� recogi� a Albert.

La versi�n del amante de Rosa es muy diferente. El agente declar� en el juicio que fue Rosa quien le llam� la noche del 1 de mayo y le pidi� ayuda para deshacerse�del cuerpo de su pareja. Ella le hab�a matado tras una discusi�n. Albert asegura que intent� convencer a Rosa para que confesase, pero que ella se neg�. S� confirma que estuvieron en la zona de la casa del exmarido de Rosa para intentar inculparle y que despu�s se dirigieron al pantano�para prender�fuego al coche con el cad�ver de Pedro en el interior.�

Ninguna de las versiones coinciden con las pesquisas�de los Mossos d'Esquadra e incluso aparecen nuevos datos: Rosa tambi�n ten�a una relaci�n con su vecino y acudi� con Albert a una comida de compa�eros tres d�as despu�s de haber asesinado a Pedro. Todos pensaron que Rosa y Albert hab�an retomado su relaci�n.

La sentencia

Las acusaciones mutuas no les sirven a Albert y Rosa. En abril del 2020 son condenados a 20 y 25 a�os de prisi�n respectivamente.�Ella se lleva la pena m�s alta al considerar el tribunal, de acuerdo con el jurado popular, que hay agravante de parentesco.

En su sentencia, el magistrado Enrique Rovira�considera probado que Peral y L�pez, examantes, retomaron un �acercamiento sentimental��entre marzo y abril del 2017 mientras todav�a manten�a una relaci�n con Rodr�guez, pese al �creciente e intermitente distanciamiento emocional� que se produjo entre ellos.

En ese tiempo, los acusados llegaron �a la conclusi�n de que�la v�ctima, por diversas razones, obstaculizaba su relaci�n y situaci�n�, por lo que �planearon a lo largo del mes de abril� su muerte, que finalmente se produjo, �de forma voluntaria y consciente por ambos acusados�, la madrugada del 2 de mayo.

El juez tiene en consideraci�n la �versi�n contradictoria� de ambos condenados, que se incriminaron mutuamente, as� como su��selectiva laguna memor�stica�respecto al n�cleo principal de los hechos�, sobre los que no se ha podido determinar la causa de la muerte, que atribuye al resultado de un ataque �violento� con un �objeto contundente�.