Aunque hay quien se empeña en convertir el fútbol en una ciencia exacta, esto tiene mucho más de intuición, azar e incluso de misterio insondable de lo que parece. Por ejemplo, al fichar. En el entorno del Barça, ¿quién pudo pronosticar la vertiginosa revalorización de Cucurella, que se convirtió en el segundo lateral más caro de la historia del fútbol justo cuando el club azulgrana ya perdió su control? En la misma medida, pero al contrario, cuesta creer cómo Coutinho, Dembélé y Griezmann iban a dar un nivel tan paupérrimo. El Madrid ha tenido su piedra en el zapato con Hazard, por quien también pagó bastante más de 100 millones. Quien al llegar el crack belga al Bernabéu hubiera apostado que marcaría sólo ocho goles en tres años, aparte de ser tildado de insensato, se habría hecho de oro. El caso contrario es Casemiro, comprado por cuatro chavos cuando no era nadie y que, tras cinco Champions y con 30 años, puede dejar ahora más de 60 millones.
Fichar tiene misterio
