Chantal Hochuli dejó de ser princesa de Hannover cuando se divorció de Ernesto de Hannover y este se casó con Carolina de Mónaco de la que nunca ha llegado a divorciarse a pesar de llevar 10 años separados. Antes de que se llegara a esta situación, Ernesto de Hannover estaba casado con Chantal Hochuli y Carolina con Stefano Casiraghi, hasta su accidente mortal en 1990. Tras el fallecimiento, Chantal fue su paño de lágrimas. Seis años después, todo cambió y Carolina se convirtió en princesa de Hannover, título que sigue manteniendo. La historia de cómo sucedió todo tiene ingredientes novelescos porque las dos mujeres eran íntimas amigas.
Cuando Chantal, hija del arquitecto suizo que hizo fortuna en la industria farmacéutica, Hans Hochuli, se casó con el príncipe de Hannover comenzó a frecuentar las distintas cortes europeas -el rey Felipe es padrino de bautismo de Ernesto de Hannover Jr.-. Mónaco estaba entre ellas y allí era donde vivía Carolina. Las dos princesas llevaban vidas similares. Chantal tenía a Ernesto y Christian y Carolina a Pierre, Andrea y Carlota. Ernesto de Hannover había luchado por casarse con una plebeya, rica, y Carolina algo similar con el millonario deportista superado su matrimonio de 28 meses con el playboy Philippe Junot.
Además, Carolina y el príncipe Ernesto se conocían desde hacía tiempo. Los había presentado su madre la princesa Grace Kelly en los años 70 confiando en que surgiera el amor entre los royals, cosa que no sucedió en aquel momento. Habría que esperar dos décadas para que saltara la chispa. La cuestión es que él estaba casado con Chantal y Carolina era una de las mejores amigas de ella. Pero fue inevitable. El romance comenzó a saltar a las páginas del papel cuché y aunque Chantal lo negó en varias ocasiones, igual que el Palacio de Mónaco, ella acabó pidiendo el divorcio del príncipe de Hannover en 1997 tras 16 años de matrimonio. En enero de 1999, Ernesto y Carolina se casaron y seis meses después nació su única hija en común Alexandra de Hannover.
Chantal Hochuli desapareció del foco mediático hasta en los últimos años varias noticias han vuelto a posarse sobre ella. Ha sido madrina de las bodas de sus dos hijos: a la de Ernesto de Hannover Jr. con Ekaterina Malysheva no asistió el príncipe Ernesto de Hannover por las desavenencias que mantienen padre e hijo a costa del legado familiar.
Han llegado tan lejos que el primer hijo varón de la pareja se llama Welf Augusto y no Ernesto como es tradición por negarse el príncipe a reconocer a su nieto como heredero de la Casa Hannover. La boda de Christian de Hannover y Sassa de Osma en Lima supuso la reaparición del príncipe díscolo aquejado de problemas de salud por una vida más ajetreada de lo que su cuerpo le permite y el reencuentro con su exmujer. No hay constancia fotográfica del momento si es que lo hubo, porque el matrimonio no concluyó en buenos términos.
Hochuli tampoco pasaba por su mejor momento. Hacía solo unos meses que había muerto su pareja de los últimos 15 años, el aristócrata inglés Nick Scott en La India, donde la pareja había viajado para asistir a una boda.
Una pancreatitis agravada por no atender a la prohibición médica de no probar el alcohol acabó con su vida. Esta es la misma enfermedad que sufre Ernesto de Hannover -plantó a Carolina de Mónaco en la boda de los entonces príncipes de Asturias Felipe y Letizia por una resaca-.
El príncipe alemán últimamente, además, se está viendo inmerso en continuos conflictos. En julio le detuvieron y posteriormente le ingresaron en un hospital psiquiátrico tras amenazar a un policía con un cuchillo. Volvieron a arrestarle una segunda vez por tratar de ajustar cuentas con los mismos agentes y un bate. Ha habido una tercera ocasión esta misma semana. Según ha publicado la prensa austríaca, ha sido por causar daños materiales y amenazar y coaccionar a un matrimonio de empleados. El juez ha establecido que el príncipe debe tener un domicilio concreto, no puede mantener contacto con los afectados ni volver al lugar donde lo detuvieron. Y todo, mientras en España ha vuelto a ser abuelo. Esta vez, por el nacimiento de los mellizos de Christian y Sassa de Osma. Desde su boda, que acabó con el patriarca ingresado en un hospital de Lima, no se les ha vuelto a ver juntos. Es probable que continúe siendo así.