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Cerebro y sistema nervioso de los gatos

El cerebro y sistema nervioso de un gato

El sistema nervioso controla y regula el cuerpo de un gato. Está formado por células nerviosas (neuronas) y fibras, que transmiten impulsos o señales eléctricas entre las partes del cuerpo.

El cerebro analiza la información de los estímulos recopilados por los órganos sensoriales como los ojos, orejas y también del interior del cuerpo del gato.

Después realiza cambios estimulando la actividad muscular o provoca la liberación de mensajeros químicos llamados hormonas que pueden alterar la química del cuerpo.

El cerebro de un gato

La estructura anatómica del cerebro de un gato es similar a la de otros mamíferos. La mayor parte de su cerebro gobierna el aprendizaje, la memoria, la percepción y la interpretación de la información sensorial.

Se divide en dos mitades o hemisferios cerebrales, cada uno formado por lóbulos con sus propias funciones. El cerebelo, en la parte posterior del cerebro se encarga del cuerpo y los movimientos de las extremidades.

Otras estructuras del cerebro incluyen la glándula pineal, el hipotálamo y el cuerpo pituitario, que también forman parte del sistema endocrino. El tronco encefálico conecta el cerebro con la médula espinal que corre dentro de la columna vertebral o espina.

Pliegue Cortical

El cerebro de un gato pesa aproximadamente hasta una onza o 30g, que es poco menos del 1% del total de su peso corporal. Eso es relativamente pequeño en comparación al cerebro humano (2% del peso corporal) o incluso el de un perro (1.2% del peso corporal).

El cerebro de un gato doméstico es también un 25% más pequeño que su pariente más cercano, el gato montés.

Esta reducción de tamaño se debe principalmente a que las regiones del cerebro de un gato montés se usan para mapear los extensos territorios de caza, que ya no son necesarias en el gato doméstico, que poco a poco se fue adaptando a la dependencia de los humanos para conseguir la mayor parte de su alimento.

El cerebro de un gato tiene un mayor grado de plegado en la capa exterior (corteza), que la de un perro. El plegado cortical aumenta significativamente la cantidad de corteza cerebral, que contiene los cuerpos de las células de las neuronas (también conocido como “materia gris”), lo que permite que muchas más células sean empaquetadas en el espacio confinado del cráneo.

La corteza cerebral de un gato contiene aproximadamente 300 millones de neuronas. Eso es casi el doble de número en la corteza cerebral de un perro.

Un alto grado de pliegue cortical está relacionado con el incremento del procesamiento cerebral y lo que los humanos pensamos como inteligencia.

El cerebro de un gato

Anatómicamente complejo, el cerebro se compone de distintas regiones con funciones separadas.  Recibe constante información, química y mensajes eléctricos de los sentidos, la piel y los músculos.

Regiones altamente desarrolladas.

Las áreas del cerebro involucradas en interpretar la información sensorial son particularmente bien desarrolladas en los gatos. Por ejemplo, la corteza visual felina, la cual recibe la información de los ojos, contiene más neuronas que el área equivalente de un cerebro humano.

La visión es el sentido clave de un gato a la hora de cazar. Las regiones que controlan los movimientos de las patas y el agarre, también están intrincadas, que les permiten a los gatos sean sorprendentemente agiles con sus patas.

Pueden usar sus patas casi como las manos humanas, al agarrar y manipular objetos como sus presas y juguetes. Esta habilidad y otros comportamientos de caza como asechar, abalanzarse y morder están conectados al cerebro del gato.

Los gatitos comienzan a practicar instintivamente la caza jugando con sus compañeros de camada y aun sin acceso a una presa salvaje, continuarán perfeccionando sus habilidades depredadoras entre juegos.

El cerebro de un gato tiene una función dirección como la de una brújula.  El área frontal del cerebro contiene sales de hierro que son sensibles a los campos magnéticos de la tierra.

Esta brújula le ayuda a los gatos a navegar por su territorio y también puede explicar como algunos gatos han logrado viajar varios kilómetros de regreso a su hogar después de haberse alejado por mucho tiempo.

El cerebro del gato también registra las diferentes horas del día con el movimiento del sol. El reloj interno de un gato le dice cuando aparecer cada día a la hora de su comida.

SNC y SNP

Juntos, el cerebro y la médula espinal (que contiene fibras nerviosas), se conocen como el sistema nervioso central (SNC). En el resto del sistema nervioso existen unas fibras nerviosas que se ramifican desde el SNC y grupos de células asociadas, llamadas ganglios: se conocen como sistema nervioso periférico (SNP).

El SNP conecta al SNC con las extremidades y los órganos del cuerpo. Algunas partes del SNP están bajo un control voluntario o consciente como los nervios que le permiten a un gato agitar la cola cuando se molesta o se abalanza sobre un ratón; otras partes del SNP son involuntarias, inconscientemente afectando a los procesos internos como la regulación de los latidos del corazón o la digestión.

Hormonas

El sistema nervioso trabaja en estrecha colaboración con el sistema endocrino. Las hormonas producidas por la glándula pituitaria en el cerebro controlan la producción de muchas otras hormonas, incluidas las que regulan el metabolismo, la respuesta al estrés y el comportamiento sexual.

Biorretroalimentación

Tan pronto como un gato detecta un peligro, se prepara para una respuesta de lucha o huida en una cadena de reacciones hormonales. Una vez el peligro ha pasado, la hormona cortisol se suprime a través de un bucle de biorretroalimentación. La hormona que originalmente desencadenó la respuesta.

Sueño ligero

Los gatos son conocidos por la cantidad de tiempo que duermen, hasta 16 horas al día. Durante el 70% de este tiempo, su cerebro continúa registrando sonidos y olores que le permiten al gato ponerse en acción en caso de que aparezcan presas o una situación en peligro.

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