Caballero sin espada

A pesar de la lisérgica traducción del título al español (de "Mr. Smith Goes to Washington" a "Caballero sin espada"), nos encontramos ante un must, una de esos clásicos que de vez en cuando te apetece ver para sentirte reconfortado.

Esto seguro de que esta obra de Capra removió muchas conciencias en su época, pues realiza una feroz crítica al establishment, aireando todas las vergüenzas del sistema, gracias al personaje de Jefferson Smith (James Stewart), un joven idealista y obstinado al que pretenden utilizar como hombre de paja, pero que se rebela y acaba por poner en jaque a los gerifaltes que manejan los hilos de poder.

En clave de humor pero con afilado sentido crítico, Capra disecciona la parte más oscura de la política para arrojar luz sobre determinados entresijos que a menudo quedan ocultos.

La filmación, desde el punto de vista cinematográfico, resulta dinámica, posee escenas muy bellas y de alto contenido estético, la narración se ajusta a los cánones de ritmo y de la fabulación y posee todos los ingredientes para haber alcanzado la fama de que gozó durante años.

Sólo pierde su valor como película si se la juzga en función de su carga partidista y se convierte en un juego maniqueo y propagandístico.

Se dice que 1939 es el mejor año del cine, porque existían películas de verdad, con historias reales, sin llegar a la grandilocuencia o a maquillar el argumento para hacerlas más popular. Una de esas grandes y eternas obras es “Caballero sin Espada”. Impresionante, soberbia y arrolladora historia política de corrupción, un ejemplo claro del poder y de la incapacidad para remediar la deshonestidad de los altos mandos; un hombre llamado Jefferson Smith luchará contra todo y contra todos para hacer prevalecer la justicia ante todo. Extraordinario film, verdaderamente es una película única, porque la sientes en el alma, es una oda a la lucha por las causas perdidas, es cine que emociona, cine que hiere, cine que te hace odiar y llorar, cine que te hace amar y te apasiona, cine para ovacionar, !es cine de VERDAD!.. James Stewart en un recital de proporciones inconmensurables. Obra maestra le quedaría demasiado corto para describir una de las mejores películas de la historia del cine, Frank Capra alcanza los cielos y se gana la tierra con su grandeza.

Dicen que El secreto de vivir es el hermano mayor de Caballero sin espada y además tiene los mejores actores en conjunto de toda la obra de su genial director. Discrepo y bastante de dichas afirmaciones y por mucho. Caballero sin espada y El secreto de vivir podrían ser la misma historia pero con la diferencia de que en una está James Stewart y en la otra está Gary Cooper. Aunque fueran la misma película de principio a fin habría una gran diferencia y esa es James Stewart. La cara es el espejo del alma, aunque vea la inmensa mayoría de películas dobladas, y hay mucha diferencia entre las caras de los dos. No me imagino ni en sueños a Gary Cooper dar un discurso y descomponerse igual que el monstruo de James Stewart. Mientras El secreto de vivir es una genial diversión Caballero sin espada va más allá de una genial diversión. Caballero sin espada es diversión, emoción, sentimientos y admiración. James Stewart puso muchos granitos de arena para que tanta diversión, tanta emoción, tantos sentimientos y tanta admiración me evoque Caballero sin espada. Jean Arthur, Claude Rains, Edward Arnold. Thomas Mitchell y el monstruo componen por mucho la mejor sinfonía coral del maestro Capra.

Tres años después de “El secreto de vivir" en la que Gary Cooper hacía del extravagante e ingenuo provinciano Mr. Deeds, Frank Capra vuelve a abordar el mismo tema, pero en una versión mucho más política, en “Caballero sin espada”, título español de “Mr. Smith Goes to Washington”, que en una primera versión llevaba el título de “Mr. Deeds Goes to Washington” y el papel estaba pensado para el mismo Gary Cooper, pero el guionista no fue esta vez Robert Riskin sino Sidney Buchman y el papel fue confiado finalmente a James Stewart que acababa de interpretar “Vive como quieras”. Frank Capra reunió así a la pareja de su película anterior, James Stewart y Jean Arthur, rodeándolos de excelentes secundarios como Claude Rains, Edward Arnold o Eugene Pallette, para servirnos esta nueva versión capriana del sueño americano, con el personaje de un ingenuo provinciano, patriota y amante de la naturaleza y de los animales.

James Stewart es el dirigente de una revista de Boy Scouts, admirado por los niños de su estado, que para reemplazar a un difunto es nombrado senador por un lobby político controlado por un poderoso magnate con tentaciones autoritarias y métodos mafiosos. Se suele decir que detrás de todo político en general, y americano en particular, hay siempre una mujer, o varias, que han sido el motor de su carrera, pues bien, Frank Capra lo prueba ya en 1939 con el personaje de la dinámica secretaria Jean Arthur que logra decidir al tímido y desesperado Mr. Smith a lanzarse en una desigual batalla contra el lobby político que controla el Senado americano. Una genial secuencia de obstrucción política en el Senado, bajo la mirada irónica y divertida de su presidente, filmada por brío en ese senado creado por el decorador Lionel Banks, será el apogeo de esta maravillosa comedia populista en la que Capra denuncia una vez más la corrupción de los poderosos, del dinero, del mundo de los adultos, en oposición a la ingenuidad y a la inocencia de los niños que representa James Stewart, el actor norteamericano que mejor ha encarnado al americano medio.

La puesta en escena de Capra es siempre precisa y dinámica y tiene el sentido del detalle oportuno, como esa secuencia cómica en la que James Stewart, completamente turbado ante la elegante hija del senador, la actriz Astrid Allwyn, hace caer su sombrero varias veces mientras la cámara enfoca sólo sus piernas y el sombrero en el suelo.