Consecuencias de la Gran Guerra

El tratado de Brest-Litovsk, el precio de la retirada rusa de la Primera Guerra Mundial

El 3 de marzo de 1918, se firmó el Tratado de Brest-Litovsk entre el nuevo gobierno bolchevique de Rusia y las potencias enzarzadas en la Primera Guerra Mundial. Rusia, aunque disconforme con los términos propuestos por los alemanes, no tuvo más remedio que aceptar al no disponer de suficientes tropas para continuar luchando en dos frentes.

La delegación rusa enviada a Brest Litovsk para la firma del tratado con las potencias centrales. En la fila superior, se puede distinguir a León Trotsky, el segundo por la derecha.

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El 3 de marzo de 1918, en la ciudad bielorrusa de Brest-Litovsk, cerca de la frontera con Polonia, el nuevo gobierno bolchevique de Rusia tuvo que suscribir, a su pesar, un tratado de paz con las llamadas "potencias centrales", Alemania, el Imperio austrohúngaro, el Imperio otomano y Bulgaria, que ponía fin a la participación de su país en la Primera Guerra Mundial. Unos meses después, con el final de la guerra, el 11 de noviembre de 1918, se firmó en París otro tratado entre las potencias vencedoras, el Tratado de Versalles. Como perdedora de la guerra, Alemania se vio obligada a renunciar a todas las posesiones que le correspondieron en marzo tras la firma del Tratado de Brest-Litovsk.

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El fin del zarismo

El descontento de la población rusa, especialmente de la clase trabajadora y los campesinos, cada vez más hundidos en la pobreza, con el zar Nicolás II, fue aprovechado por la oposición bolchevique al régimen zarista, liderada por Vladimir Lenin, para iniciar una revolución que empezaría en Rusia y que esperaban extender al resto del mundo. La Revolución estalló el 8 de marzo de 1917, y el zar Nicolas II se vio obligado a abdicar. Tras varios meses de cautividad, él y su familia fueron ejecutados el 17 de julio de 1918. Con la ayuda de los alemanes, Lenin regresó de su exilio en Suiza a mediados de abril, y lo primero que hizo fue arrebatar el poder al gobierno provisional dirigido por el ministro de la guerra Alexander Kerensky. De este modo, y ya como líder del país, puso fin a la participación de Rusia en el conflicto.

Las medidas que los zares imponían al pueblo degradaron mucho sus condiciones de vida, lo que provocó el estallido de una revolución en marzo de 1917, la caída del zarismo y la consiguiente salida de Rusia de la Primera Guerra Mundial. En la imagen sobre estas líneas se puede ver al zar Nicolás II retratado junto a su familia.

Las medidas que los zares imponían al pueblo degradaron mucho sus condiciones de vida, lo que provocó el estallido de una revolución en marzo de 1917, la caída del zarismo y la consiguiente salida de Rusia de la Primera Guerra Mundial. En la imagen sobre estas líneas se puede ver al zar Nicolás II retratado junto a su familia.

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La Revolución estalló el 8 de marzo de 1917, y el zar Nicolas II se vio obligado a abdicar. Tras varios meses de cautividad, él y su familia fueron asesinados el 17 de julio de 1918.

Las negociaciones para el cese de las hostilidades con Rusia, que en un principio debían iniciarse el 8 de noviembre de 1917, empezaron finalmente el 22 de diciembre del mismo año. Se dividieron en varias sesiones, durante las cuales la delegación rusa (liderada por el comisario del pueblo para Asuntos Exteriores, León Trotsky, y el diplomático, revolucionario y político Adolph Joffe) intentó prolongar al máximo los procedimientos y aprovechar la oportunidad de difundir comunicados de propaganda. Por su parte, la delegación alemana, encabezada por el general Max Hoffmann, se impacientaba cada vez más ante el estancamiento de las reuniones y las técnicas dilatorias de los rusos, que eran muy conscientes de que los germanos tenían prisa por cerrar un tratado que les permitiera acercar sus tropas al frente occidental antes de la llegada del ejército estadounidense.

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Un tratado humillante

El deseo de los bolcheviques era "la paz sin anexiones ni indemnizaciones", es decir, el fin de las hostilidades sin que ello comportase para Rusia ni la pérdida de territorios ni ningún otro tipo de reparación, mientras que los alemanes exigían a los rusos la independencia de la Polonia rusa, Lituania y Ucrania. Como los bolcheviques no estaban dispuestos a aceptar lo que pretendían imponer los alemanes, las conversaciones alcanzaron un punto muerto. Finalmente, a mediados de febrero, las negociaciones se interrumpieron cuando un Trotsky visiblemente enojado consideró que los términos propuestos por las potencias centrales eran demasiado duros y sus demandas territoriales, inaceptables. Mientras esto sucedía, la lucha en el frente oriental se recrudecía y los alemanes avanzaban hacía Petrogrado (la actual San Petersburgo). Fue entonces cuando Lenin y Trotsky se dieron cuenta de que Rusia, debilitada por sus problemas internos, no tenía más remedio que aceptar y ceder a los términos impuestos en el tratado.

La delegación rusa llega a la estación de tren de Brest Litovsk para atender a las negociaciones de la conferencia de paz. 

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La lucha en el frente oriental se recrudecía y los alemanes avanzaba hacía Petrogrado. Fue entonces cuando Lenin y Trotsky se dieron cuenta de que Rusia, debilitada por sus problemas internos, no tenía más remedio que aceptar y ceder a los términos impuestos en el tratado.

Finalmente, el 3 de marzo de 1918, el gobierno ruso se vio obligado a aceptar las condiciones de un tratado por el cual debía reconocer la independencia de Ucrania, Georgia y Finlandia, y debía entregar Polonia y los estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia a Alemania y Austria-Hungría, cediendo las poblaciones de Kars, Ardahan y Batum a Turquía. El tratado fue ratificado por el Congreso de los Soviets el 15 de marzo de ese mismo año. Aunque el gobierno de Lenin había conseguido su objetivo final, salir del conflicto, lo hizo de una manera humillante y a un elevado coste. Las pérdidas totales constituyeron alrededor de más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados, unos 55 millones de habitantes y una enorme disminución en las reservas de carbón, petróleo y hierro. Además del compromiso ruso de pagar seis mil millones de marcos en indemnizaciones de guerra.

Así quedaban las nuevas fronteras rusas tras la firma del Tratado de Brest Litovsk en 1918.

Así quedaban las nuevas fronteras rusas tras la firma del Tratado de Brest Litovsk en 1918.

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Renacimiento

Lenin definió con amargura la firma del tratado como "ese abismo de derrota, desmembramiento, esclavitud y humillación", y Trosky se vio incapaz de afrontar la humillación de firmarlo. En un clima de creciente confusión, el Petrogradskoe ekho, un periódico vespertino, informó de que los trabajadores de la fábrica de armamento de la ciudad rusa de Tula consideraron la firma como un acto de traición y afirmaron que era "destructivo para el movimiento proletario internacional y profundamente perjudicial para los intereses de los trabajadores rusos, la revolución y la economía rusa en general". Brest-Litovsk se convertiría en el combustible que iba a incendiar aún más la confrontación entre el ejército blanco y el ejército rojo durante la guerra civil rusa, que se desarrolló entre el 6 de noviembre de 1917 y el 17 de junio de 1923.

Lenin definió con amargura la firma del tratado como "ese abismo de derrota, desmembramiento, esclavitud y humillación", y Trosky se vio incapaz de afrontar la humillación de firmar el tratado.

Al final, ante la posibilidad de que Alemania incumpliese los términos del tratado y pretendiera invadir Rusia, las demás potencias decidieron intervenir. La armada francesa llegó al puerto de Odessa, las tropas británicas se desplazaron a Murmansk, mientras que los japoneses enviaron sus tropas al Lejano Oriente ruso. En una reunión del Comité Ejecutivo Central efectuada en abril Lenin afirmó: "Sí, la paz a la que hemos llegado es inestable en su máxima expresión; el respiro obtenido por nosotros se puede romper cualquier día". Afortunadamente para el régimen soviético, los aliados ganaron la guerra y, a pesar de que el tratado fue abolido, Polonia, los estados bálticos y Finlandia no volvieron a manos rusas tras la firma del acuerdo de paz en Versalles en 1919.

La artillería rusa emprende la retirada en uno de los frentes de la Primera Guerra Mundial tras aceptar las condiciones impuestas en el tratado.

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De hecho, Ucrania y Bielorrusia cayeron bajo el control bolchevique durante la guerra civil, y durante los siguientes veinte años, la ya Unión Soviética trabajó para recuperar los territorios que se habían perdido tras la firma del tratado. Tres meses después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, concretamente el 30 de noviembre de 1939, los soviéticos se enzarzaron en otro conflicto, la guerra de Invierno, con el objetivo de recuperar Finlandia. El 23 agosto de 1939, la Unión Soviética ya había firmado el pacto de no agresión con la Alemania nazi conocido como Pacto Molotov-Ribbentrop en virtud del cual la Unión Soviética se anexionó los estados bálticos y la zona oriental de Polonia tras la invasión de Alemania al inicio de la Segunda Guerra Mundial.